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Arrasó la presa de La Venta 70 casas, la comisaría, la iglesia, la primaria, telesecundaria y la cancha

*Lo único que da constancia de que ahí había un poblado son los restos, entre las piedras y arena, de lavaderos de concreto, postes de luz y alambre que se atoraron en las ruinas de la escuela Heberto Castillo y en algunos árboles. La corriente se llevó las turbinas que generan la electricidad y los trabajadores de CFE no pudieron entrar al cuarto de máquinas porque se encuentra inundado siete pisos abajo

Lourdes Chávez

Venta Vieja, Acapulco

La presa hidroeléctrica de La Venta se quedó sin compuertas y sin turbinas la madrugada del 15 de septiembre por los estragos de la tormenta Manuel y el agua arrasó en pocas horas unas 70 casas río abajo.
Donde había una cancha, la comisaría municipal, la iglesia, la primaria y una telesecundaria, así como decenas de casas de concreto del poblado de Venta Vieja, hoy es un terreno cubierto de piedras de río y escombros, troncos de árboles y vehículos arrastrados por  la corriente desde otros municipios.
Lo único que da constancia de que ahí había un poblado son los restos perdidos entre las piedras y arena de lavaderos de concreto, postes de luz y alambre de corral que se atoraron en las ruinas de la telesecundaria Heberto Castillo y en algunos árboles.
A 14 días de la tragedia, algunos pobladores refugiados en Tierra Colorada siguen haciendo recorridos para salvar algunas de sus pertenencias en unas 20 casas que se mantuvieron en pie en lo que parece una pequeña isla a un costado de la cortina de la presa.
Desde la Autopista del Sol se observó que la hidroeléctrica en ruinas perdió cuatro de siete compuertas, todas están abiertas; el agua cae con fuerza río abajo y se estimó que el cauce aún tiene unos diez metros de profundidad.
Según los vecinos, desde las 2:30 de la tarde del sábado 14 abrieron las compuertas para descargar del vaso de la presa que se carga con distintos ríos y cientos de barrancas, pero no fue suficiente para contener la corriente que subió hasta diez metros sobre la cortina.
A las 5 de la mañana del domingo los trabajadores intentaron desazolvar la presa mediante una compuerta que sirve para sacar el lodo pero no aguantó la presión y la corriente se llevó hasta las turbinas.
Otra versión dice que las compuertas se volvieron cerrar y se abrieron horas después, el caso es que en la madrugada del 15, los afectados apenas fueron alertados a tiempo para abandonar sus casas.
Ayer, personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) realizó una revisión en la obra que el diciembre próximo cumplirá 50 años de operación, pero se negaron a informar sobre las situación de la presa.
Respondieron que no estaban facultados para dar información y tampoco eran los encargados de determinar si la estructura representaba algún tipo de riesgo.
De manera extraoficial se confirmó que no se encontraron las turbinas que generan la electricidad y que los trabajadores de CFE no pudieron entrar al cuarto de máquinas porque se encuentra inundado siete pisos abajo y será necesario drenarlo con bombas.
El coordinador de la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos del Estado de Guerrero (UPOEG), Gonzalo Torres Valencia informó que hubo un aviso de alerta amarilla por la aproximación de dos tormentas, Manuel e Ingrid, pero nunca mencionaron los riesgos que representaban para la población.
Responsabilizó de todos los daños que sufrieron los vecinos en sus casas, cultivos, huertos, ganado y animales de corral al gobierno federal, porque es el responsable de la operación de la hidroeléctrica.
Los vecinos recordaron que el pueblo se formó a un lado de la ribera del río Papagayo con los trabajadores que llegaron a construir la hidroeléctrica de la CFE, a más de cien metros del cauce fluvial y nunca habían tenido problemas de inundación.
El vecino Vicente Zapata Cedeño destacó que la presa levantada en el cauce del río Papagayo se nutre del río Omitlán -donde el pueblo del mismo nombre también se perdió-, del Huacapa que baja de la sierra de  Chilpancingo, de San Martín y de Agua Salada.
Agregó que el sábado recibió información de que iban a la presa 5 mil 800 metros cúbicos del río de Agua Salada y desde entonces perdieron comunicación porque la corriente también se llevó los aparatos de medición de aquella localidad.
Recordó que esa noche había una fiesta en el pueblo y comenzaron la alerta a la población para que fueran pensando en donde iban a buscar refugio porque el nivel del agua de la presa había rebasado los del huracán Paulina que causó cientos muertes en Acapulco, en 1997.
A las 3 de la mañana el agua alcanzó la casa de la señora Rosa María y con el grupo de vecinos y de la Policía Ciudadana de la UPOEG llevaron sus pertenencias a la cancha municipal, pero media hora después varias familias “ya tenían el agua a la cintura”.
Dijo que no se pudieron rescatar sus pertenencias y unas 300 personas, entre adultos y niños subieron lo antes posible a las partes altas a esperar el amanecer y desde las 7 de la mañana comenzaron a salir por una vereda que sube a la autopista del Sol, para buscar refugio en Tierra Colorada.
Aclaró que en algunas mujeres había confusión y atribuyeron a las autoridades estatales y municipales el rescate, pero ratificó que la Policía Ciudadana fue la que consiguió las camionetas para llegar a las familias a la cabecera municipal.
Allá se abrieron tres albergues, dos en primarias y se menciona que ya estaban previendo desalojarlos para rehabilitar el servicio educativo, aunque en la puerta hay un aviso de que las clases se reanudarán hasta nuevo aviso, ya que por instrucciones de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) las escuelas que funcionan como albergue no tendrán actividades.
Adelantaron que se prevé que los vecinos de Venta Vieja podrían ser trasladados a la comisaría de Agua de Perro, un pueblo vecino, de donde también han recibido el respaldo de los poblares.
El poblado de unos 500 habitantes tendrá que reubicarse a un lugar más alto, y una de las alternativas es un paraje conocido como El Parasal que se encuentra entre las localidades de San Martín el Jovero y Agua de Perro.
Aseguró que el grupo de la Policía Ciudadana de Venta Vieja fue el primero en prestar el auxilio y con los coordinadores regionales consiguieron transporte y apenas el martes pasado llegó personal de Protección Civil del estado a conocer los daños.
Denunció que al principio desestimaron los daños porque el lugar parece que forma parte del cauce fluvial, salvo por la iglesia y la telesecundaria, casi no hay rastros de las viviendas. Sólo incluyeron en el censo a 60 casas devastadas.
Expresó que perdieron huertas y cultivos, en donde ahora sólo hay piedras. Incluso se perdieron 100 costales de maíz que se dañaron por las lluvias, que representan unas cinco toneladas de granos y los ingresos que recibiría un vecino por su cosecha.
La población tendrá que buscar nuevos proveedores de maíz, porque él vendía a sus vecinos granos o lo daba en trueque por jornadas de trabajo, informó.
En el albergue de la primaria Revolución, en Tierra Colorada, las mujeres, denunciaron que hubo pérdida total de todos sus bienes: pollos de granja, rancheros, puercos, guajolotes y chivos.
Yolanda Rojas y Cristina Flores reconocieron que no saben qué van a hacer cuando cierren los  albergues en Tierra Colorada, porque ahí tienen techo, alimento y ropa donada.
Destacaron que el Ayuntamiento envió víveres y en el lugar se observaron suficientes bolsas de arroz y frijol para alimentar por varios días a los damnificados.
Mientras, la Policía Ciudadana instaló en su comandancia regional un centro de acopio y con la población abre caminos a los pueblos que quedaron incomunicados.

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