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Mucho trabajo, estudio y dedicación factores para triunfar en el canto: soprano acapulqueña

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Aleida Ibarra Díaz es una soprano acapulqueña que afirma ser “una persona que ama el arte y lo comparte por medio de su voz”; al explicar sobre cómo logró trascender en el mundo de la música a nivel internacional afirma: “con mucho trabajo, estudio y dedicación; cuando se descubre el placer en lo que se hace, este se vuelve nuestra droga, nuestra obsesión”.
En entrevista vía electrónica debido a sus compromisos de trabajo, refirió que al ser hija de un melómano nació con la música en la sangre, “era normal escuchar música, de todo tipo y sobre todo música culta en casa, apreciarla, respetarla y disfrutarla”.
No obstante, destacó que son los estudios, en su caso en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), los que pulen las aptitudes, los talentos.
Aleida, quien ha tomado múltiples clases magistrales en América Latina y Estados Unidos con los mejores maestros y especialistas del arte lírico en general, fue escogida para cantar ante el Papa Juan Pablo II en la misa de canonización de San Juan Diego en julio de 2002.
“Fue muy emocionante toda la experiencia y el poder cantar ante alguien tan importante, es impresionante como una persona pueda reunir y mover tanta gente…”, comentó.
Sobre las razones para abandonar su estado, incluso su país (vive en Italia) para dedicarse a desarrollar su arte, aceptó que “la falta de oferta de trabajo, trabajo de calidad y el ser bien retribuido por un arte que requiere mucho estudio y preparación”, es una de ellas.
No obstante, se ha dado el tiempo para volver a México, al puerto; hace tan sólo dos meses se presentó en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro de Convenciones Acapulco en compañía de la Orquesta Filarmónica, como parte del programa de la celebración de la temporada XV.
En el concierto, que para no variar estuvo muy concurrido, la soprano interpretó obras clásicas de Verdi, Rossini, o más modernas como la Cantinela de Heitor Villa-Lobos o
Sumertime de George Gershwin.
Luego de que en aquel momento recibiera el aplauso de sus paisanos, y al preguntársele sobre si tiene algún recuerdo de Acapulco que lleve consigo, indicó que son muchos, “y siempre mi infancia, mi bello puerto, mis primeros conciertos con la OFA”, de la que aplaudió su labor para lograr inculcar un poco de cultura musical en los guerrerenses.
“La gente aún se resiste a los eventos culturales, a la cultura en sí, a la música de este género, pero poco a poco, poco a poco…”.
Llena de muchos proyectos, estudiosa y celosa de su trabajo, se negó a revelar por el momento los proyectos en puerta al afirmar que “a mí me gusta más hablar del trabajo hecho que del que está por venir, lo mejor es poder demostrar lo que haces…”.
Pero la ex alumna del colegio LaSalle y que tomara clases de música con el maestro Raúl Nava agregó: “en la música como en la medicina, no se termina nunca de estudiar, de prepararse y de buscar nuevas cosas, proyectos hay muchos… pero lo importante es cantar siempre”.

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