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Se vuelven a inundar decenas de casas de las lujosas colonias Reforma y 20 de Noviembre en la capital

*Debido a las influencias de los habitantes de estos lugares, cuatro máquinas pesadas con logos del Ayuntamiento trabajaban removiendo el lodo de las entradas de las residencias

Decenas de casas en el fraccionamiento Reforma y 20 de Noviembre se volvieron a anegar con agua y lodo, después de que creció el caudal de la barranca de Ocotepec entre la noche del miércoles y la madrugada de este jueves.
La barranca de Ocotepec es un cauce natural de agua que comenzó a desbordarse la noche del pasado sábado 14 de septiembre y se sabe, por el testimonio de los habitantes de la zona, que se nutre de afluentes localizados en las partes altas de las colonias del oriente de la ciudad, y también se abreva de riachuelos ubicados en las colinas del vecino municipio de Tixtla.
En ambos fraccionamientos abundan grandes casas y mansiones. Reforma y 20 de Noviembre son el hogar de miembros de la clase política del estado de Guerrero, quienes tienen terrenos en ambos asentamientos, y que construyeron sobre zonas irregulares, sobre barrancas. También se encuentra en la zona la casa del astronauta Rodolfo Neri Vela, que después de la tormenta quedó bajo la tierra que arrastró la corriente.
Debido a las influencias de los habitantes de estos fraccionamientos, por lo menos cuatro máquinas pesadas con logos del Ayuntamiento, que encabeza el priista Mario Moreno Arcos, trabajaban removiendo el lodo de las entradas de más de 100 casas.
Los trabajos en algunas de las principales calles, como Francisco I Madero y Rómulo Figueroa, fueron en vano por las horas de lluvia que comenzaron la tarde-noche del miércoles y concluyeron, parcialmente, ayer alrededor del mediodía. Pero que fueron suficientes para desbordar la barranca de Ocotepec, que de nueva cuenta reclamó su territorio, mismo que marcó con lodo que trajo desde las partes altas.
En la calle Francisco I Madero se observaban a varios camiones de volteo, que eran llenados por máquinas retroexcavadoras, que trabajan en medio de charcos de agua color café.
Lo mismo ocurría en la calle Rómulo Figueroa, ahí se veían cerros de lodo y tierra, que no podían ser removidos por completo.
“A penas ayer, pudimos limpiar nuestra entrada, y ya otra vez no se nos vino este lodacero”, reclamó uno de los vecinos del fraccionamiento 20 de Noviembre.
Una queja recurrente entre algunos de los habitantes de la calle Cerrada de Julián Blanco, es que los trabajos desviaron el cauce natural de la barranca, para poder concluir rápido con el desazolve de las calles de ambos fraccionamientos.
En las calles de la Reforma y 20 de Noviembre se ven a decenas de personas trabajando en las brigadas, hay unos hombres vestidos con pantalones de mezclilla, a quienes identifican como ingenieros, y que supervisan, y anotan y hacen varias llamadas por celulares.
En contra parte, se puede caminar en dirección al sur, hasta llegar a las inmediaciones del CBTIS de Chilpancingo, y se ven cientos de casas humildes, hechas con madera, y algunas con techo de lámina de cartón.
La opulencia de las casas de los funcionarios, políticos y empresarios queda atrás, el pavimento concluye e inicia la otra cara que, dicen, ya no forma parte de los fraccionamientos; sino de la colonia Salubridad.
Al filo de la barranca, que si la seguimos se abre paso hasta las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia, hay decenas de modestas casas de madera, cartón o incluso de concreto, que fueron perdonadas por las aguas que corrieron y corren, a través de la barranca de Ocotepec. (Fernando Hernández / Chilpancingo).

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