Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Octavio Klimek Alcaraz

¿Qué hacer?

Octavio Klimek Alcaraz

Desde hace dos semanas Guerrero y su sociedad se enfrentan a una crisis humanitaria terrible. Los fenómenos del clima están dejando, día tras día, en estado de indefensión a miles de sus ciudadanas y ciudadanos. Esto ha mostrado en nuestra sociedad sus debilidades y fortalezas, por un lado, el luminoso, la humanidad, la nobleza, la generosidad, la solidaridad y la inteligencia de la mayoría; por el otro, el oscuro, la barbarie, la codicia, el egoísmo y la estupidez de la minoría.
Razones para tal catástrofe son innumerables, hay que analizar sus causas para no seguir repitiendo la misma historia, aunque la destrucción ambiental es posiblemente la más evidente. Preguntarse hasta dónde se pudo evitar la tragedia de las pérdidas humanas y la destrucción de los bienes materiales. Se observa que la sociedad es crítica a la actuación de quienes gobiernan e incluso ha tomado las riendas para atender por sí misma la contingencia.
Esto debido a que se sabe que la mayor parte de la población guerrerense vive en la pobreza y marginación, y es en ellos en donde se ha dado el mayor golpe en esta tragedia humana. Si antes tenían nada o casi nada, hoy tienen menos que eso. El corazón se rompe todos los días al conocer narraciones con rostros de mujeres, hombres, infantes, ancianos por sus tragedias personales vividas, no es lo mismo cuando sólo se conocen las frías cifras estadísticas de la desventura. Es conmovedor observar que la gente de manera anónima comparte lo poco o mucho que tiene. El buen corazón de mujeres y hombres de México están conteniendo hasta donde dan sus fuerzas la creciente necesidad de tanta gente. Aunque, se entiende, que por muy altruistas que se sean, no se puede llegar a cada uno de los damnificados para apoyarlos a través de la sociedad civil, ya que se requiere el apoyo real del Estado mexicano. En ese contexto, si algo no se soporta en estos días es el mal gusto de empresarios, políticos y funcionarios de todo origen, muchos de ellos corresponsables en mayor o menor grado de esta crisis, que se toman la imagen para los medios de comunicación o anuncian en redes sociales sus apoyos. No dejan de sacar raja ni en la tragedia. Peor aún, cuando éstos utilizan donaciones hechas por la sociedad civil o son realizadas con recursos públicos.
En especial, se admira a quienes se han jugado la vida por ayudar y duele conocer que muchos de ellos la han perdido en su noble labor, como fue el caso de los cinco tripulantes del helicóptero accidentado de la Policía Federal.
Por ahora se debe resolver lo inmediato, dar de comer a miles de damnificados, darles empleos para que por lo menos tengan la posibilidad de subsistir, reponer los servicios básicos de educación, salud, agua y energía, entre otros; buscar nuevos sitios para asentarse, construir viviendas para quienes han perdido todo, así como de reponer la infraestructura de comunicaciones. Se trata de regresar a la “normalidad” en la vida cotidiana de las ciudades y comunidades. Esa tarea, es evidente, que requiere de esfuerzos y recursos extraordinarios durante un tiempo largo. Eso preocupa, ya que el sufrimiento humano tiene límites y como se observa puede profundizar la aguda crisis social, que ya de por si existe en Guerrero.
Pero no se puede seguir así, el altruismo es necesario y bueno, venga de donde venga. Sin embargo, el altruismo no va al fondo para resolver los problemas, sólo los aminora temporalmente. Se trata de cambiar y exigir que todas las personas tienen derecho a una vida digna y buena, la Constitución mexicana busca garantizar esto, así lo dicta. Véase el caso del derecho a un medio ambiente sano para todas las personas, que en Guerrero está lejos, pero muy lejos de ser cumplido. Esto debido a que la cuestión ambiental quedó relegada en los niveles de menor prioridad en los distintos órdenes de gobierno. Las consecuencias negativas del terrible deterioro ambiental están a la vista, lo que se ve no se juzga. Hasta ahora se ha sido reactivo ante lo inevitable, si se quiere prevenir se necesita cambiar el modelo de desarrollo que es depredador del ser humano y la naturaleza, simplemente ha fracasado, el caso de Acapulco y en general en todo Guerrero lo demuestran. Por ello se propone de manera inmediata lo siguiente:
1.Generar de manera temporal un grupo de trabajo interinstitucional con técnicos probados, capaces y honestos, que representen no sólo a los tres órdenes de gobierno, sino también a las instituciones académicas, de la sociedad civil de Guerrero y de fuera de Guerrero. El enfoque de este grupo de trabajo debe ser multidisciplinario, se requieren técnicos con formación social, ciencias naturales y de ingenierías. Para tomar decisiones, la experiencia dice que nadie lo sabe todo, nadie lo puede todo. Para el tamaño del problema se necesitan muchas cabezas pensantes. Además, se requiere un grupo de trabajo con gran autoridad moral, que sea respetado por todos los actores de la sociedad guerrerense. Este grupo debe ser comisionado por sus instituciones, si se requiere, para que se dedique tiempo completo a atender su objeto de trabajo. Además debe tener los recursos materiales que les sean necesarios de manera expedita.
2.Su objetivo sería diseñar un programa de acción ambiental y de los recursos naturales de corto, mediano y largo plazo en la entidad. Se trata de ordenarse, para no caer en el inmediatismo y la mera coyuntura. El gobernador del estado debe presidir las reuniones programadas de dicho grupo de trabajo, para que las resoluciones que se tomen realmente se comprenda que son del máximo nivel de decisión. Obvio, el clima de las reuniones debe ser proactivo y propositivo.
3.Se propone atender el programa con un enfoque de cuenca hidrológica las áreas afectadas por las lluvias e inundaciones. Esto significaría también hacer un ejercicio de priorización de las cuencas en la entidad. Se está hablando de atender las cuencas de los dos principales ríos del estado de Guerrero, el río Balsas y el río Papagayo, así como de sus principales afluentes en dichas cuencas. Adicional a estas dos cuencas se tendrían que atender las cuencas de otros ríos importantes ubicados en la Costa Grande y Costa Chica, sería el caso de ríos como el de Tecpan, Coyuca o Atoyac. Incluyendo cuencas cerradas como la de Tixtla.
4.Hay que realizar un diagnóstico sencillo y rápido de los principales problemas en las cuencas identificadas, evidenciados claramente en la contingencia para generar las acciones inmediatas, así como las propuestas de mediano y largo plazo. Por ejemplo, es necesario realizar un buen balance hidráulico, conocer cuánta agua entró a la cuenca, cuanta salió, en cuánto tiempo. Es importante realizar una buena evaluación del estado de las represas del estado y como están funcionando para el control de grandes avenidas. Conocer el estado de la cubierta vegetal en cada cuenca, el grado de deterioro del suelo. Integrar toda esa información para el citado diagnóstico básico.
Como en la salud, realizando los análisis clínicos y la revisión del paciente, los médicos de distintas especialidades integran el diagnóstico para generar el tratamiento, que implica desde medicinas hasta intervenciones inmediatas y de largo plazo. El problema es que se está entrando por el área de urgencias y primero que nada hay que estabilizar al paciente, que se llama Guerrero y su gente.
5. Por ello, se entiende que las acciones inmediatas del programa propuesto, se está hablando de acciones que se traduzcan en proyectos con montos de inversión identificados con dependencias e instituciones responsables de manera individual, su temporalidad es ejercer recursos presupuestales tanto en lo que resta del 2013, como para el 2014. Estos proyectos inmediatos deben tener el mayor consenso posible entre los participantes, si existe en ellos un proceso de participación social mucho mejor. En paralelo se tendría que construir el programa con acciones de mediano y largo plazo, considerando la participación de la ciudadanía que vive en las cuencas a intervenir.
Para la construcción del programa, el peor error sería no entender que se trata de implementar proyectos para vivir en armonía con la naturaleza y no dominarla. Con el enfoque por cuencas, se tienen que atender de inmediato los problemas de zonificación; por ejemplo, identificar las zonas de riesgo para la población y que no deben ya tener ese destino, ubicar donde sí se puede asentar a la gente. Identificar los cauces con máximas avenidas de los ríos, para que se les regresen aquellas áreas invadidas por el ser humano. Ya vimos que los ríos tiene memoria y reclaman lo que les pertenece. No intentemos ser necios y creer, que con grandes infraestructuras hidráulicas le vamos a ganar la partida a nuestros ríos; ahí sólo ganan los contratistas y sus aliados en las dependencias inversoras.
A manera de ejemplo se debe iniciar con el apoyo de las comunidades ubicadas en las cuencas, proyectos de restauración y conservación de suelos. Con capacitación, supervisión, y si existen recursos del Programa de Empleo Temporal, la gente de las comunidades afectadas puede realizar la construcción de todo tipo de pequeñas presas, para disminuir la energía del agua al caer al suelo erosionado. En la medida de lo posible, prepararse además en serio para iniciar proyectos de reforestación en la próxima temporada 2014.
Además se deben revivir las buenas experiencias de conservación comunitaria en las comunidades rurales de Guerrero. Hay buenas experiencias de ordenamientos territoriales, de aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Deben ser desempolvadas de las gavetas programas como el de Conservación Comunitaria de la Biodiversidad (Coinbio), y otros similares.
P.D. Hay que mandar a un curso de ecología básica a quienes andan tratando de manera oportunista revivir a la gran hidroeléctrica de La Parota. Esta presa está sobredimensionada causando por ello efectos adversos de tipo ambiental y social, y su propósito primario no es para control de avenidas, ni para dar agua a Acapulco, eso es sólo la coartada. Lo que si urge es ordenar el territorio de la gran cuenca del río Papagayo.

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