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Carlos Pérez Aguirre

Negligencia y desatención del gobierno estatal en la catástrofe

Carlos Pérez Aguirre

En definitiva, como mencioné en el anterior artículo, no es momento de distraer los esfuerzos de la sociedad y de aquellos elementos gubernamentales de los tres órdenes que han trabajado y trabajan arduamente, con dedicación y compromiso, para atender las necesidades urgentes de la población, sobre todo ante las secuelas de un desastre que alcanzó ya niveles históricos de devastación.
Pero es precisamente por respeto a esa sociedad, a esa población agraviada y terriblemente afectada, que se hace necesario denunciar desde ahora las incongruencias, y sobre todo negligencias e irresponsabilidades –además de burdos montajes–, en que están incurriendo precisamente en estos momentos las autoridades estatales, pues sobre ellas de acuerdo a la ley, debe descansar la tarea fundamental de coordinación, prevención, desplazamiento y atención en casos de desastre.
Incluso se acaba de anunciar que se les entregarán 500 millones de pesos del fondo para la atención de desastres –del programa Fonden– y su aplicación. Para evitar lo que ha sucedido hasta ahora, se requiere de una estricta vigilancia de la sociedad para impedir desvíos y un mal uso de estos fondos puesto que se requiere que en verdad cada peso se aplique en solucionar la problemática que enfrenta la sociedad de Guerrero. Es deber hoy de cada guerrerense demandar que se garantice que los recursos le lleguen a quien realmente los necesita y se apliquen a aquellas acciones, sobre todo cuando el gobierno estatal está controlado por una gran cantidad de familiares que han demostrado desapego y falta de compromiso ciudadano.
Esa desatención, negligencia y actuación simulada se ha repetido y, sobre todo, señalado por la sociedad al ver a un Ángel Aguirre Rivero en una celebración con mariachi y todo la noche del 13 de septiembre, rodeado de su grupo priista de toda la vida, sus verdaderos intereses, amigos y corriente política, cuando desde el día 12 de septiembre los análisis meteorológicos ya señalaban la confluencia de los dos fenómenos y la presencia de humedad extraordinaria que causaría crecidas de ríos y deslaves.
Pero esto no movió la celebración y destape del “reencuentro” de la nomenclatura del priismo, de los priistas de dentro del partido y de los priistas dedicados a boicotear la expectativa que la población había puesto en el pensamiento y militancia de izquierda. La familia estaba casi completa, lo que nunca pensaron es que la desatención de una emergencia los desnudara como lo que siempre han sido: usufructuarios de las desgracias de la población, por que mientras festejaban, comían y bebían hasta hartarse, la población sufría los embates de la naturaleza, sin información y con nulo apoyo.
Por ello hace pocos días, desencajado, nervioso y sobre todo abandonando su habitual estilo demagógico, el gobernador Aguirre recriminó a “algunos” medios de información y dijo que la noche del 13 de septiembre, –cuando las lluvias ya dañaban algunas zonas de la entidad, acudió a “una cena” que es tradición y que organiza el Congreso del estado. “Lamento mucho cuando se habla de un periodismo que es profesional, se ocupen de situaciones de esa naturaleza, que no corresponden a la realidad.” Y justificó: “Ya es tradición que al término de la ceremonia que se celebra en la iglesia de la Asunción, un evento promovido y organizado por el Congreso del estado, se organice una cena. Efectivamente una cena…”.
Consideró también que “es injusto” que se le acuse de negligencia “cuando nadie supo dimensionar de qué tamaño iba a ser la tragedia, de qué tamaño serían los daños”. (Proceso) Pero también ese nerviosismo salió a flote cuando el secretario federal de Gobernación, declaró que personalmente le había informado con antelación al gobernador guerrerense de la grave contingencia climatológica que se avecinaba, incluso Jesús Zambrano pidió se investigara también la posible negligencia del gobernante.
Todo ello ha llevado al gobernador y a su equipo a desarrollar una campaña en medios donde anuncian la ayuda que dicen estar llevando a la población. Fue así como dentro del contexto de esa campaña es sumamente criticado el reality show montado por el gobernante en la castigada ciudad de Tixtla, en donde no obstante la importancia de esta ciudad y los daños que por inundación existen, no se había hecho presente, pero el día que lo hizo se sumergió hasta el pecho en el la inundación, sin motivo aparente, cuando aparecieron cámaras de canales televisivos y medios, una vez sacadas las imágenes, se apresuró a salir del agua.
Esta actitud de tratar de sorprender y engañar a la población, ha sido una constante en su gobierno, Pero podrá hoy con fotografías de por medio, ¿negar que estaba en franco festejo? y ¿además en el agua? Es necesario ya comenzar a deslindar responsabilidades, la ciudadanía de Guerrero lo demanda, no por ociosa venganza, sino por madurez ciudadana.
Estas indolencias criminales, potenciaron los efectos del desastre por falta de información y tardía atención, además de franca indolencia que llevó a la autoridad y sus amigos a estar en un festín, cuando deberían por ley, estar en alerta, y por ello debe ser castigada con todo el peso de la ley, para erradicar estas actitudes en futuros eventos que signifiquen riesgo a la sociedad.

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