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“Al comprar nos dijeron que era seguro y ya vimos que no”, lamenta vecina de La Ceiba

Karina Contreras

“Cuando compramos nuestra casa nos dijeron que aquí todo estaba seguro y ya vimos que no”, lamentó la señora Luz María Isabel Villalpando, originaria del estado de México, quien hace siete años compró una casa de descanso en el fraccionamiento La Ceiba, la cual ahora está enterrada bajo más de un metro de lodo que dejó la tormenta tropical Manuel.
Las labores de limpieza ya iniciaron por parte de soldados, quienes para retirar y sacar toneladas de lodo utilizan maquinaria pesada y varios camiones de volteo.
La zona es vigilada por el Ejército que tiene control de quién transita por el lugar, pues indican que es peligroso hacerlo y saún así varias personas acuden a ver lo que quedó de sus hogares.
Lo que se encuentra en el camino es desolador, pues de las casas bonitas de dos plantas, crema con naranja, no queda más que toneladas de lodo; por las calles, antes planas, ahora se camina encima de cerros de lodo.
Se observó que hay varios vehículos enterrados bajo el fango y basura.
Al fondo de la calle la maquinaria pesada hace la limpieza.
Al lugar llegó Luz María Isabel Villalpando con algunos familiares para verificar las condiciones en que quedó su casa en el andador Palmera, y dijo que lo que estaba viendo era “peor” de lo que se imaginó.
Recordó que hace siete años compraron esa casa para descanso y como una inversión. Que ese mismo año sufrieron “una pequeña inundación”.
Comentó que la gente que les vendió la casa les dijo que “aquí estaba todo seguro, pero vemos que realmente no está nada seguro porque la primera fue un poco de agua y esto son palabras mayores”.
Indicó que no habían podido llegar a Acapulco, que apenas llegaron el jueves para ver los daños de la casas que compraron con el crédito Fovissste y que todavía les falta pagar un par de años más.
Se mostró decepcionada del engaño porque les dijeron que era un lugar seguro para comprar una casa de descanso y “creo que nos salió peor”.
Agregó que su casa estaba asegurada y que el seguro ha “pedido que llevemos la documentación y ayer que llovió tan fuerte ni siquiera pudimos pasar ¿entonces cómo podemos tomar fotografías que nos piden si no podemos pasar? Nosotros esperábamos que estuviera mejor, pero vemos que nos tocó peor”.
Como ella, varias familias acuden a ver sus casas que se encuentran en el fango; al lado se puede ver todavía la fuerte corriente del arroyo que atraviesa el fraccionamiento.
En las casas, ubicadas a unos metros del fraccionamiento La Marquesita, a un costado de la Colosio, no hay mucho que rescatar pues las inundaciones fueron de varios metros.
En el estacionamiento hay varios carros de modelo reciente sepultados.
En una de las viviendas un letrero dice: “Se vende bonita casa. Trato directo” y con números de la ciudad de México; el letrero es lo único que se salva de la inundación.
Pero si la situación ahí es triste, los que viven en la unidad Luis Donaldo Colosio también tienen su propio viacrucis, pues apenas acababan de limpiar sus casas cuando nuevamente se les inundaron el jueves.
Durante el recorrido se observó a la gente nuevamente limpiando las casas y en las calles las cuadrillas retiraban el lodo.
En las calles todavía se ven los estragos de las fuertes lluvias, pues en una miscelánea afueran nada más están los anaqueles y en una bandeja unas cuantas bolsas de frijol.
Don Eulogio Carrillo tiene un negocio de arreglar aparatos eléctricos en la calle Morelos y con las lluvias perdió todas sus herramientas de trabajo.
Con sus ayudantes nuevamente retiran el lodo del negocio, aunque dicen que ahora fue menos que el fin de semana pasado, cuando tardaron tres días.
Sobre los aparatos que tenía ahí de los clientes, indicó que los tuvo varios días para que los fueran a recoger, pero como no lo hicieron pues tiró todo porque no había nada que salvar.
Agregó que las inundaciones sucedieron porque el drenaje y los cauces pluviales fueron mal planeados y cada vez que llueve se anega, aunque “no como en esta ocasión y nadie hace nada”.
Otra vecina comentó que tenía 15 años viviendo en el lugar y “nunca había pasado algo así”, y ella, como muchos vecinos, por segunda ocasión estaba sacando el lodo y el agua que se metió a su hogar.
Durante el recorrido se visitó la primaria Luis Donaldo Colosio, donde se encuentra el albergue, para saber cómo se encontraba la gente y si había llegado más durante la noche.
Allí soldados dijeron que no había más inquilinos y que al medio día había poca gente “porque se van a limpiar sus casas y ver qué pueden recuperar”.
En el albergue los niños se entretienen jugando y los mayores platican cómo vivieron la tragedia de perderlo todo y que es lo que los identifica en este momento.

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