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Regresan a sus casas damnificados de la capital y se encuentran con la destrucción de Manuel

Redacción

Chilpancingo

Decenas de familias damnificadas por la crecida de un arroyo de Chilpancingo en la barranca Alpoyeca limpian y regresan a sus viviendas luego de que las lluvias de la tormenta tropical Manuel las  inundaron.
Unas 300 viviendas de las orillas de la barranca en las colonias Renacimiento y Zapata que resultaron afectadas por la fuerza de la corriente, poco a poco tratan de regresar a la normalidad.
Sin los servicios básicos como agua potable, decenas de familias se niegan a dejar sus hogares y regresan al único patrimonio que tienen y que con mucho esfuerzo construyeron.
De visita a las colonias afectadas en la parte poniente de la ciudad se ve cómo Manuel dejó a su paso toneladas de tierra, lodo, piedras, basura y un paisaje de desolación y destrucción que arranca lágrimas de impotencia y dolor de las mujeres que limpian sus casas.
Los damnificados dijeron que regresaban por primera vez luego de dos semanas de estar en albergues o con familiares para ver si aún encontraban sus casas y poder limpiarlas.
Entre los escombros que dejó la crecida del arroyo, que demostró su fuerza en las pasadas lluvias, los hombres trabajan para rescatar algunas varillas dobladas que la corriente arrastró sin ningún problema.
Automóviles, estufas, roperos, grandes piedras, ropa, juguetes y madera de lo que alguna vez fueron hogares, yacen entre los escombros dejados por la fuerte corriente, que con las intensas lluvias, arrasó con todo a sus paso.
Entre las toneladas de tierra y lodo que dejó el agua se alcanzan a ver algunos pilares de lo que alguna vez fueron edificaciones que sucumbieron ante la fuerza de Manuel y otras más desaparecieron del lugar.
Mujeres y niños sin distingo ayudan a sacar el lodo que quedó en sus casas, lavan las paredes y otros limpian los muebles que son secados ante los rayos del sol que ayer brilló con esplendor en la capital.
Aún cuando las lluvias han cesado en las últimas 24 horas, una significativa corriente pasa en lo que alguna vez fue una calle, lo que ha orillado a los vecinos a colocar algunas tablas sostenidas de dos grandes bloques de piedra para poder cruzar el arroyo.
Los vecinos, quienes con temor contaban la tragedia exigieron la presencia de las autoridades municipales, a quienes acusaron de no ir a apoyar en las actividades de limpieza de las calles.
Denunciaron que a dos semanas de que salieran de sus casas, el apoyo que el municipio prometió no llega y que tal parece que todo es “un choro que ni el presidente (municipal) se lo cree”.
Varias familias manifestaron que la intención de la limpieza de sus hogares era para salir de los albergues que se encuentran llenos y quienes los habitan no se sienten a gusto.
Dijeron que existe un gran peligro de que sus casas vuelvan a sufrir afectaciones porque las lluvias no paran y ante los desalentadores pronósticos que se emiten en los medios de comunicación sobre posibles precipitaciones, el panorama no es alentador.
Agradecieron el apoyo del Ejercito que “son los únicos que han estado apoyando en la limpieza de las calles”, pues con maquinaria pesada quitaron grandes piedras, tierra, lodo y basura que dejó el caudal del arroyo.

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