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Rechaza sacerdote de Puerto Marqués que acapare despensas para damnificados

Karla Galarce Sosa

El sacerdote de la parroquia San José de Puerto Marqués, Ramón Celis Nevaire, pidió a los habitantes  que la ayuda que es distribuida se entregue a quienes realmente la necesitan.
El párroco fue señalado por habitantes del lugar de almacenar víveres para los damnificados y no distribuirlos.
En conferencia de prensa en la parroquia de ese poblado, el sacerdote se negó a hacer algún señalamiento de quienes lo acusaron en días pasados.
Lamentó que ocurran las acusaciones no sólo en su contra sino contra muchos gestores, sobre todo en tiempos de contingencia como los que se viven después de los destrozos que dejó la tormenta tropical Manuel, el 15 de septiembre pasado.
“Ésta iglesia desde que comenzaron a entrar aquí los damnificados es su casa, vine, estuve con ellos y en cuanto se llenó el templo leímos el Santo Rosario, les pedí que me disculparan las incomodidades que hubiera (…) por lo demás la gente se apasiona, se confunde y tratamos en todo momento de ayudarles. Me conocen, saben quién soy, cómo soy y me siento responsable de ellos. En los momentos más difícil de la contingencia, cuando no recibíamos ninguna ayuda, ningún apoyo, tuve que salir en medio de la inundación para que subiéramos a la parte alta de la Escénica y comunicarnos con alguien en la ciudad”, relató.
Mencionó que recibió ayuda de la presidenta del DIF municipal, Claudia Walton y de la señora Gala Marquin para alimentar a más de 200 personas durante cuatro días.
Agregó que también recibieron ayuda de la arquidiócesis y posteriormente 70 despensas del Ejército.
Aclaró que las despensas que recibieron fueron repartidas entre los habitantes de la colonia Alborada, debido a que también hay feligreses que acuden a la parroquia de San José en Puerto Marqués.
“Tenemos otras colonias que también fueron muy afectadas y al final estuvieron sumamente marginadas, una de ellas fue la Alborada y mandamos para allá algunas despensas, e incluso un grupo de médicos los visitó en los días de mayor contingencia, luego nos llegó una ayuda del Ejército y todas ya se distribuyeron. Estamos tratando de que esta ayuda llegue a los más necesitados porque en estos tiempos se dan casos de abuso y tratamos que las personas que no necesitan la ayuda, no le quiten a quienes sí lo necesitan”, expuso el párroco.
Explicó que el arribo de damnificados comenzó el domingo 15 después de la misa de 8 de la mañana, para la tarde, la iglesia estaba completamente llena.
“El miércoles comenzaron a salir poco a poco, según veían que el nivel del agua iba bajando para limpiar sus casas, pero después del segundo aguacero otras personas llegaron, pero ya fueron menos personas que sólo estuvieron aquí un día y medio”, recordó Celis Nevaire.
Al final dijo que el apoyo más importante que recibió para atender a los damnificados provino de feligreses de otras partes del país y de la sociedad civil organizada.
“No puedo señalar a nadie (…) porque tal vez fue un momento de arrebato, de gente que quizá no sepa el ritmo de vida de la gente y aprendimos mucho de la experiencia del huracán Paulina, que ahora la gente estuvo más tranquila y antes había mucha agresividad”, finalizó.

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