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En incertidumbre, 71 damnificados que se refugiaron en las canchas de la UAG

*La Secretaría de Desarrollo Social estatal les ha pedido que regresen a sus casas para que sean censados, pero afectados de varias colonias de Chilpancingo dicen que es una estrategia para que salgan de los albergues

Redacción

Chilpancingo

Luego de ser desalojados en la escuela José Martí, en Chilpancingo, 71 damnificados de la tormenta Manuel que se refugian en las canchas de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), señalaron que están en incertidumbre ante el desinterés que muestran las autoridades del gobierno.
Son familias de colonias afectadas como Eduardo Neri, Nueva Alborada, Juan N. Álvarez y Chimalpopoca, y asentamientos ubicados en las laderas de las barrancas de Alpuyeca y Calavera.
Una de las afectadas, Marcelina Flores, de 62 años, quien además se encuentra en una silla de ruedas, describió que luego de perder su casa, el único patrimonio que tenía, se encuentra triste y preocupada porque no tiene la forma de recuperar lo poco que tenía.
Afirmó que si regresan a sus casas el gobierno los olvidará, y al no tener otra forma de subsistir, “no sé qué voy hacer”, por está razón no quiere dejar el albergue.
Señaló que en reiteradas ocasiones personal de la Secretaría de Desarrollo Social estatal les ha hecho el llamado de que regresen a sus casas, para que sean censados por el gobierno federal, sin embargo calificó esta situación como una estrategia para que salgan de los albergues.
“Después de eso qué vamos hacer, no tenemos trabajo, no sabemos cómo nos vamos a mantener, la construcción donde trabajaba mi hijo se las llevó el río Huacapa”.
Madre soltera y en estado de gestación, Luyen Rubí Martínez, señaló que con sus dos hijas, de entre cuatro y cinco años, han tenido que estar alojadas en el albergue luego de perder su casa, que se ubicaba al norte de la ciudad, cerca de la presa Cerrito Rico.
Añadió que la casa donde vivía se la llevó la corriente del río, “yo alcancá a salir y sacar a mis hijas, quise rescatar lo poco que me quedaba, pero el agua volteó mi casa y se la llevó”.
Agradeció el apoyo que han recibido en la UAG, donde los han tratado “muy bien”, y denunció que en la escuela José Martí en varias ocasiones la comida que les servían estaba en mal estado, pero por las condiciones en las que se encuentran se las tenían que comer, “aprovechábamos cuando la gente del mercado llegaba a regalarnos comida, porque tenía sabor”.
Hugo, un joven de escasos 20 años, con discapacidad para hablar, al momento de estar entrevistando a las familias que se encuentran en el albergue, entró llorando ante la desesperación de no poder regresar a su casa en la colonia Eduardo Neri.
Algunas de las personas señalaron que todas las noches el joven se postra en su colchoneta y llora por horas, mientras una de sus hermanas lo trata de calmar, sin poder hacer nada antes sus gritos desesperantes.
Las familias señalaron que llevan más de 15 días viviendo en albergues, sin saber con certeza qué pasará con ellos.
Entre los refugiados se encuentran cuatro integrantes de la familia Morales Tolentino, originaria de la comunidad Ahuajito, quienes ante la imposibilidad de regresar a su casa, han tenido que decidir quedarse en la capital.
Señalaron que en el tiempo que llevan alojados en los albergues, han estado en la escuela Anáhuac, el Indeg y en las canchas de la UAG.
El jueves de la semana pasada, familias de la comunidad de San Vicente que se encontraban alojadas en las canchas de la UAG, decidieron regresar a su comunidad, luego de acordar la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero su reubicación en el punto conocido como Cuapanguito.

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