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No saben en Palo Blanco si están en peligro por la grieta y el manantial que surgieron con la tormenta

*El agua brota en el centro de la comunidad del municipio de Chilpancingo, dentro de una casa, limpia y dulce y ya la consumen los vecinos

Zacarías Cervantes

Palo Blanco / Chilpancingo

Los habitantes de Palo Blanco, municipio de Chilpancingo, se encuentran en riesgo por las grietas que se abrieron a partir de las lluvias provocadas por la tormenta tropical Manuel y que mantienen asustados a quienes viven en tres colonias, pues no han sido advertidos de los riesgos que corren y tampoco de las causas que provocaron las fisuras.
Las grietas que se abrieron al poniente de la población, en el punto conocido como El Arco, a unos 300 metros de la colonia San Isidro y del barrio La Purísima, ocasionaron un manantial que brota casi en el centro del poblado, mismo que agrietó algunas viviendas, de las que por debajo ahora “nace” el agua limpia y dulce que ya consumen los habitantes, pues la tormenta tropical destruyó las dos redes que surtían al pueblo.
Sin embargo, las más de 60 familias que habitan en la colonia y en el barrio de Palo Blanco, no viven tranquilas desde el 15 de septiembre pasado cuando, primero, algunos de ellos escucharon un extraño ruido subterráneo, después sintieron un temblor y, al final, la voz de alarma de que el cerro se había abierto.
La grieta, que abarca más de 3 kilómetros de largo y en algunas partes es hasta de 50 centímetros de ancho, provocó algunos derrumbes en el cerro y casi abarca todo el poblado de Palo Blanco, de aproximadamente 5 mil habitantes.
Pero hasta ahora, a pesar de que un grupo de geólogos, autoridades de Protección Civil estatal y municipal, así como el alcalde, han recorrido la zona acompañados por el comisario municipal, Antonio Hernández Taquillo, nadie le ha explicado a él ni a las familias que viven cerca de la grieta, las causas y si representa algún riesgo.
“Los geólogos que vinieron nos dijeron que no hay riesgos, que son grietas viejas, que solamente se tomaran las precauciones y el cuidado necesario, que si volvían a escuchar algo extraño que desalojaran sus casas y que se fueran a un lugar seguro”, dijo el comisario, entrevistado en su oficina.
Los especialistas tampoco les explicaron al comisario y a los vecinos por qué “nació” el manantial de agua en el barrio de La Purísima, concretamente atrás de la casa de la señora Asunción Romero González.
Lo que han logrado averiguar los vecinos, por las anécdotas de los ancianos, es que por la zona donde se abrieron la grietas pasaba un río que antes surtía de agua al poblado, pero que con el tiempo se fue azolvando, hasta que quedó sepultado.
“Seguro que ahora, al abrirse la tierra, el agua volvió a salir”, dijo un vecino que, atareado, llenaba barricas, cubetas y garrafones que después subía en su camioneta para llevárselas a su casa.
Pero para otros, el problema no es tan simple, pues temen el riesgo. Una de ellas es Asunción Romero, dueña de la casa de donde brota el agua, precisamente en la pared de la habitación donde antes dormían sus dos hijos menores de edad y que ahora ha desocupado.
Del chorro que cae a una altura de unos 20 centímetros del piso, ahora tiene permanentemente una cubera para “acapear” el agua.
Sin embargo, el recipiente es insuficiente, por lo que un albañil colocó una hiera de ladrillos para evitar que el agua corra por la cocina y el resto de las habitaciones.
Y eso que el caudal que brota de su casa es la mínima cantidad, pues la mayor parte se escurre por entre su vivienda y la de al lado y el chorro cae desde una barda hacia la calle René Castro Villanueva, en donde el pueblo con la anuencia del comisario municipal han entubado una parte del fluido, pero hay mucha más agua que cae en un chorro en el que los niños se bañan divertidos y decenas de vecinos acuden para acarrear el agua.
“El día que se metió a mi casa eran las 2 de la mañana del sábado (14 de septiembre), nos paramos y la comenzamos a sacar con cubetas, pero después vimos que era cuento de nunca acabar y quisimos tapar el hoyo que abrió de la pared, con plastilina, pero la botó y salió más mucha”, dijo doña Asunción.
El caudal que brota del cuarto de sus hijos llega en línea recta desde donde se encuentran las grietas en el punto conocido como El Arco, “es lo que nos da miedo, por eso queremos que nos digan si corremos peligro para cambiarnos de casa, o no, pero nadie nos quiere decir”, se quejó la mujer.
Agregó que acudieron con ella el comisario, autoridades de Protección Civil y un grupo de geólogos, “pero solamente nos dijeron que el peligro allí está, que si volvemos a escuchar o ver algo extraño que entonces sí que nos salgamos y que nos vayamos a vivir a otro lugar más seguro”, dijo.
Sin embargo, insistió en que lo que los vecinos quieren es que les digan con certeza cuál es la causa de las grietas y del manantial que “nació” allí, “y si corremos peligro para de una vez salirnos”, dijo.
Dijo que la gente de la mayor parte del pueblo está contenta porque tienen el manantial de agua y de allí se van a surtir para lavar la ropa, para lavar los trastes y hasta para tomar, “algunos traen sus garrafones y la han comenzado a vender, hasta me estaban echando la culpa a mí, pero yo ya le dije al comisario que entube su agua y llévelas, yo no quiero problemas, lo que quiero es que me digan si corro peligro en mi casa”, insistió.
Pero el comisario está igual que el resto de los habitantes. Entrevistado en la comisaría, dijo que tampoco a él le han informado las autoridades y el grupo de geólogos que realizó el recorrido la semana pasada, “nomás se agachan y hablan bajito entre ellos, pero a nosotros no nos dicen la verdad”, dijo.
Agregó que sólo les han dicho que, “por cualquier cosa”, las familias que se encuentran en la zona afectada tienen que salirse de sus casas cuando vean o escuchen algo extraño.
Dijo que en la colonia La Purísima y el barrio de San Isidro, que se encuentran abajo de donde está la grieta, al lado poniente de la población, habitan aproximadamente 60 familias y que a ninguna de ellas les han recomendado medidas de protección, “solamente que tengan cuidado”, dijo el comisario.
Informó que por lo pronto, el agua del manantial que nació en la colonia de La Purísima y que baja de la zona de las grietas, está sirviendo para abastecer a la población pues los dos sistemas de los que se surtían los habitantes fueron destruidos por las lluvias de la tormenta tropical Manuel.
Dijo que hasta ahora ninguna autoridad federal o estatal les hadado apoyo para la reparación de las dos redes y que por eso la noche del sábado se reunieron los habitantes, y acordaron cooperarse para comprar el material y reparar ellos el sistema, aunque por lo pronto informó que adquirieron cloro para poder utilizar el agua que nace del nuevo manantial.
Informó que las lluvias de la tormenta tropical Manuel también destruyeron parte de la red de drenaje y un puente que comunicaba a los habitantes de la parte oriente con el centro de la población, mismo que ya está siendo reconstruido por los mismos habitantes.
Mientras que en la zona en donde hubo derrumbes, fue la propia comisaria municipal la que colocó cordones de protección para prevenir a los habitantes de que es una zona de riesgo, situación que le correspondía a las autoridades de Protección Civil.
La grieta que se abrió en el punto conocido como El Arco, al poniente de Palo Blanco, se encuentra aproximadamente a la misma altura y nivel de la que se abrió en la colonia Rosario Ibarra, al poniente de la capital.
Palo Blanco se encuentra a unos 10 kilómetros al sur de la capital, y aunque se cree que las causas y el riesgo por las grietas son los mismos, en el caso de Palo Blanco los habitantes no han recibido la misma información y advertencias; pues en la Rosario Ibarra se ha emitido el dictamen por parte de los geólogos y Protección Civil, de que las familias deben desalojar sus viviendas.

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