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Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOYAC

*La Pintada (Segunda y última parte)

“Tres cosas engrandecen al pendejo: la pistola, el cargo y el dinero”. Don Guadalupe Castorena.

La Pintada quizá sea el único poblado de la sierra donde el comisario todavía cuenta con una policía voluntaria. En 1994 existía una policía comunal que puso orden y dio seguridad. El viernes 12 de agosto, de ese año, dicha policía enfrentó con decisión a un grupo de asaltantes en Rancho Alegre; en donde murieron tres facinerosos, nunca más se registraron asaltos en el camino a La Pintada. Por eso el viaje de El Paraíso a La Pintada siempre fue seguro. En esa ocasión los delincuentes intentaron asaltar a campesinos que habían cobrado los recursos del Procampo.
La cooperativa La Pintada fue fundamental para que el PRD ganara las elecciones municipales, en 1993, con María de la Luz Núñez Ramos a la cabeza. También muchos habitantes de La Pintada participaron en la Coordinadora Estatal por la Paz y la Democracia que muchas agrupaciones sociales formaron para exigir la salida del gobernador Rubén Figueroa y el castigo a los responsables de la masacre de Aguas Blancas.
La Pintada ha sido sinónimo de educación, desarrollo, café, cultura y democracia. Eso le ganó algunas animadversiones.
El 20 de octubre del 2000, alrededor de 100 cafeticultores priístas afiliados a la CNC bloquearon la carretera que sube de la cabecera municipal de Atoyac a la sierra, en la entrada de la comunidad de El Paraíso, y no dejaron pasar a nadie que fuera con dirección al Festival de la Selva Cafetalera que había comenzado en la comunidad de La Pintada.
Los cafeticultores fueron encabezados por el líder municipal de la CNC y regidor del Ayuntamiento en ese momento, Humberto Gómez Flores, y colocaron una manta en la carretera que decía: “Señor gobernador, los ejidos cafetaleros del municipio de Atoyac exigimos igualdad de trato y solución al conflicto ejidal de El Paraíso”. Pues aseguraban que René Juárez Cisneros tenía preferencias por la cooperativa La Pintada y que estaría en la inauguración del Festival. Unos decían que no era justo que el gobernador estuviera por segunda vez en La Pintada cuando no había estado ni una sola ocasión en la cabecera municipal, en donde dejó plantada cuatro veces a la gente que había acudido a recibirlo.
Comenzaron a bloquear la carretera a las 11 de la mañana y se levantaron a las 7 de la noche, después de llegar a acuerdos con los secretarios de Desarrollo Económico, César Bajos Valverde y de Planeación, Carlos Sánchez Barrios.
El 25 de octubre del mismo año se inauguraron las instalaciones de la telesecundaria Alejandro Cervantes Delgado en La Pintada.
De la tragedia supimos por las redes sociales, donde se desplegó gran actividad en torno al caso. De todo lo escrito en el Facebook llama la atención lo dicho por Julio Ocaña: “La Pintada es un pintoresco pueblito ubicado en lo alto de la Sierra Madre del Sur, donde vive gente buena y laboriosa. Todos son productores de café de altura… este pueblito tenía la fama de que allí nadie moría. De hecho durante muchos años no murió nadie. Hoy la tragedia tocó a sus puertas y se metió hasta el kiosco de su plaza bonita. La mitad del pueblo está devastada”.
Nadie moría, por eso el panteón de La Pintada únicamente tenía siete tumbas y hasta el viernes se le habían sumado siete más. Tal vez esto arraigue más a los pintenses que tendrán que regresar por sus difuntos, porque como dice Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad: “Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra”.
Muchos quieren regresar, otros no. Se habla de instalar un campamento provisional y luego reubicar al pueblo. Lo cierto es que los cafeticultores pronto tendrán que regresar porque la cosecha se avecina. Para empezar ya tienen el compromiso del presidente Enrique Peña Nieto de que La Pintada será reubicada cerca de los cultivos de café. En Atoyac se ha visto la presencia de camionetas de servicios geológicos, que probablemente ya estén haciendo los estudios de los suelos.
La Pintada era como un paraíso para sus habitantes. La gente llora por el recuerdo de tantos años que fueron felices ahí. Al salirse dejaron chivos y gallinas sueltos y sin alimento. Los soldados que se quedaron dijeron que se los iban a cuidar, pero alguien se los está comiendo. Los perros deambulan solos por las calles de la población abandonada buscando qué comer.
El 25 de octubre de 1995, cuando se coló la primera parte del puente Diana Laura, don Fidel Núñez Ávila escribió: “La Pintada, es uno de los poblados más nuevos de todo el municipio de Atoyac, los fundadores que se estacionaron con el fin de no correrle a las inclemencias del medio físico de la selva, fueron los hermanos Núñez Ávila, descendientes del honorable matrimonio Juan Núñez Gómez y la señora Rita Ávila Adame, quienes apoyaron a sus hijos económicamente, es decir tenían un punterito de ganado vacuno y del cual disponían, ordeñando las pocas vacas que únicamente rendían unos 12 litros del líquido lácteo que se distribuía entre los primeros moradores de La Pintada. Era el alimento base asociado a los frijoles, chile y pocas tortillas, porque lo más caro fue el maíz ya que La Pintada no es terreno para esta planta; abundaban en ese tiempo los venados y el jabalí, los tejones y armadillos; igualmente abundaban: tigres (jaguares), pumas, tigrillos y muchos animales mamíferos que no recuerdo; pero en las mañanas y en las tardes alegraban el ambiente los faisanes, las cotorras, pericos y grandes bandas de guacamayas así como guacos y por las noches (se oía) el canto de tecolotes, lechuzas y el croar de ranas y sapos; era y es bonito por las noches primaverales darse una ojeada por las márgenes del río, donde las luciérnagas iluminan la negrura de la noche”.
Don Fidel Núñez Ávila nació en la comunidad de Yextla, hoy municipio de Leonardo Bravo, el 24 de abril de 1911. Sus padres fueron Juan Núñez y Rita Ávila. Estudió en la Escuela Normal de Ayotzinapa, fue profesor rural y como tal llegó a la sierra. Desde su tiempo en la Normal militó en el Partido Comunista Mexicano.
En 1938 se casó con la también profesora rural  Juana Ramos Linares, originaria de Zumpango del Río y que en ese entonces trabajaba como maestra en Yextla. Del matrimonio surgieron seis hijos. Los dos mayores Vladimir y Armando murieron de piquete de alacrán siendo niños, Serafín, César, Natividad fallecida al nacer, y María de la Luz.
Fue fundador de La Pintada junto a Fructuoso Núñez y Margarito Mejía. Ejerció como profesor en la escuela Lauro Aguirre en el barrio de San Mateo de Chilpancingo. Fidel Núñez murió el 22 de diciembre de 2010, a las 11:20 de la noche.
En el texto que damos a conocer, don Fidel hizo un recuento de las familias que en ese momento habitaban La Pintada y enumeró 40 familias entre las que figuraban los apellidos Núñez, Adame, Moreno, Castro, Rojo, Ávila, Nájera, González, Romero, Tinoco, Gómez, Reyes, Ontiveros, Aguilar, Castorena, Alarcón, García y Cayetano.
“Recuerdo que a uno de los tres hermanos Núñez le gustaba la cacería, y era positiva su salida por las noches, siempre traía venado. Su arma era una retrocarga del 16 de un solo tiro; grandes sustos pasó este prójimo, con las víboras, los tigres (jaguares) y pumas. ¡Ah! Se me olvidaba decir, que había tantas culebras que hasta en la cerca de nuestras chozas, entraban a calentarse frente al fogón o simplemente a dormir o cazar algún insecto o rata”.
Don José Nájera Jiménez de 84 años, está asilado en Atoyac, fue bajado en helicóptero a la cabecera municipal el jueves 19 de septiembre, él si quiere regresar a La Pintada, localidad a la que llegó a radicar preveniente de Yextla hace 50 años. Quiere volver porque en la costa no aguanta el calor y “allá arriba uno se arropa bien con una cobija nueva y otra vieja”. Él sí quiere volver, pero la familia tiene miedo.
Por su parte su esposa doña Cleofas Tinoco Salgado quiere irse a otro lado, cerca de La Pintada. Un lugar que les pudieran arreglar en donde ella tuviera su casa. Al mismo lugar no quiere volver porque no quiere vivir con el recuerdo de los muertos. Doña Cleofas dice que vivirá agradecida con el gobernador Ángel Aguirre quien ordenó que fuera bajada a Atoyac y no a Acapulco como los demás.
Recuerda don José Nájera que cuando llegó a La Pintada únicamente había seis casas. En ellas vivían Nicanor Araiza, Fructuoso Núñez, Poli Mejía, Margarito Mejía, Valentín y Margarito Catalán. Los Ávila vivían en El Edén pero de allá se vinieron cuando comenzó a crecer La Pintada. Cuando repartieron los montes don José se vino a vivir a este lugar porque un primo le pasó un pedazo para que sembrara café y cultivaba maíz de riego en la parte plana. Después de 50 años de vivir ahí,  el derrumbe lo agarró sentado en un sillón porque tiene deficiencia para caminar. Cuando escuchó el ruido pensó que era un carro y vio cómo se estaban moviendo los cables. “Todo fue en un momento no dio chance de nada, a veces cuando se hacen los derrumbes la tierra se va despacito, pero éste explotó”.
Emma Nájera Tinoco de 42 años escuchó: “Emma súbete, se está perdiendo La Pintada”, y su hijo le gritaba: “mamá pídale perdón a mi abuelita, usted es bien respondona”.
Un día antes don Mateo Núñez, un ancianito de ojos azules, avisó que una parte del cerro se iba a desgajar. Desde un día antes en la mañana se veía una rayita roja en el cerro.
Desde el 15 se vinieron los primeros deslaves. Por eso el 16 cuando se dio la catástrofe algunos habitantes andaban ayudando a desazolvar la casa de Adán Castro cuando se vino el cerro de la Cruz. Tenía cuatro días ininterrumpidos de estar lloviendo a cántaros.
Los de El Edén jugaron un papel muy importante en el auxilio de los pintenses, una comisión vino a investigar y brigadas se dedicaron a ayudar. También un campesino llamado Basilio originario de la región de la montaña y avecindado en La Pintada anduvo organizando el rescate de la gente. A pesar de ser peón y de no tener familiares ahí, ayudó a sacar cuatro cuerpos.
Los testimonios coinciden. Cuando los cerros se desgajan lo hacen despacio, pero esto fue como una bomba, el agua hizo explotar el cerro, el lodo caminó a muy alta velocidad hacia el caserío tragándose el pueblo. Se estima que fueron 260 mil toneladas de tierra que cayeron en el alud y después a las 9 de la noche se vino el segundo derrumbe del cerro de la Cruz. Nadie quiso regresar al sitio del siniestro y todos querían dejar el lugar.
Por eso el miércoles 18 a las 3 de la tarde cuando comenzó la evacuación por aire, 360 personas fueron llevadas al puerto de Acapulco y unos 15 a la ciudad de Atoyac, pero algunas familias ya habían salido caminando hacia la ciudad desafiando el camino y las inclemencias del tiempo.
El lodo empujó tres casas al río con todo y familias. Por eso en la parte alta del río  Coyuca han encontrado restos humanos, en Río Verde se encontró una pierna de mujer que fue sepultada en el panteón de esa localidad y dos cuerpos descompuestos fueron encontrados en la localidad de Las Juntas de los Ríos y fueron inhumados por los mismos pobladores del lugar.
Antes de salir los pintenses alcanzaron a velar  la noche del 17 los cuerpos de Félix Adame Romero, Jazmín Adame Romero, Citlalli Adame Alarcón y Lizbeth Alarcón, que fueron sepultados en el panteón. Ya también están sepultadas en el panteón Lucía Araujo Ríos y sus hijas Luz María y Ana Adame Araujo.
Debo mencionar que en este alud murió Mauro Adame el líder natural de La Pintada, buen gestor y muchas veces comisario. También la vocal del programa Oportunidades Tania Núñez Moreno y sus dos niños perecieron. El joven ingeniero agrónomo Omar Hernández Urioso había ido a presentar a su novia Noemí Zeferino García y también fallecieron junto a su padre Margarito Hernández Ávila. Por eso hay quien dice que el número de los que quedaron sepultados no se puede precisar porque había muchas visitas.
El viernes 4 de octubre cuando quedó restablecido el camino para La Pintada llegó el presidente municipal Ediberto Tabares Cisneros; también volvieron muchos pobladores buscando documentos o para darles de comer a sus animales. Los militares seguían en la casa de don Vicente Romero, en la de Margarito Hernández y en unas cabañas de Félix Ávila.
De los habitantes de La Pintada que se refugiaron en la cabecera municipal algunos todavía estaban en la colonia Loma Bonita y otros en el curato de la iglesia.

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