Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Armando Ríos Piter

Un nuevo destino para Guerrero

Guerrero es considerado uno de los tres estados más pobres de la República Mexicana. Existen municipios en esa parte del sur del país, en los que el índice de desarrollo humano y social sólo se equipara al de los países más pobres del África Subsahariana.
Su accidentada geografía, definida drásticamente por el corte transversal de la Sierra Madre del Sur, lo ha definido históricamente como un territorio propicio para resguardar insurgencias y movimientos sociales. El bajo nivel de desarrollo y la falta de opciones productivas en el medio rural, también han garantizado que esas onduladas tierras ocupen los primeros lugares en producción de amapola y goma de opio en el país.
El fin de semana del 15 de septiembre pasado, el huracán Manuel golpeó con fuerza el territorio de la entidad suriana. Las noticias de un puerto de Acapulco sumergido bajo el agua, circularon pronto por las redes sociales y ocuparon los medios nacionales.
Sin embargo, poco a poco, conforme el agua en el puerto y la ciudad capital fueron disminuyendo, la realidad de devastación que a su paso dejó el fenómeno meteorológico apenas empezó a conocerse. Siete regiones con un total de 57 municipios afectados, alrededor de 200 mil hectáreas de maíz y frutales, miles de familias que perdieron sus casas y su escaso patrimonio.
El recorrido por Guerrero hoy parecería parte de una película de guerra en las zonas tropicales del Vietnam de los 60. Decenas de helicópteros del Ejército y la Marina, sobrevolando el territorio, llevando despensas y alimentos a cientos de comunidades en la Sierra y la Montaña que han quedado totalmente aisladas. Donde la fuerza del agua de los ríos y arroyos que delinean sus escarpadas tierras, también devoró a su paso cientos de puentes y arterias carreteras.
La furia del río Balsas en la Tierra Caliente, del Huacapa en Chilpancingo y Zona Centro, el Papagayo hacia Costa Chica o el río Coyuca en la Costa Grande, borró en solo dos días gran parte de la precaria infraestructura de comunicación que Guerrero había alcanzado a construir en los últimos cincuenta años.
Ante este desastre aún difícil de dimensionar, la clase política nacional enfrenta una disyuntiva histórica. Actuar como tradicionalmente ha ocurrido frente a este tipo de desastres; es decir, dar atención sólo en tanto la emergencia mantiene la agenda del Presidente y los reflectores posicionados en Guerrero; o tomar esta circunstancia como un parteaguas que determine una forma diferente de entender y transformar la realidad suriana.
En el Senado hemos propuesto conformar con recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación, un fondo por 50 mil millones de pesos para Guerrero y los otros 23 estados de la República afectados por Ingrid y Manuel. Estos recursos, manejados con responsabilidad, transparencia y amplia supervisión ciudadana permitirían restablecer en lo inmediato, mucha de la infraestructura perdida, al mismo tiempo de generar una herramienta de gran empuje al empleo, especialmente frente al riesgo de recesión económica que afecta al país.
Sin embargo, la pobreza estructural ha quedado al desnudo. Recuperar lo perdido es necesario, pero no es suficiente si verdaderamente se quiere cambiar el rostro guerrerense.
La gran oportunidad que se abre frente al doloroso paso de Manuel es apuntalar un destino diferente. Un destino que sólo puede construirse con visión, voluntad política al más alto nivel, recursos económicos que lo permitan y corresponsabilidad social. Hoy es necesario pensar y llevar a cabo grandes acciones que saquen a Guerrero del atraso y la marginación, que lo cambien de las políticas asistenciales, a las de crecimiento y generación de empleo.
Para ello es indispensable armar propuestas innovadoras y que pongan al frente el potencial de la costa del Pacífico y lo integren a las locomotoras del resto del país, algunos ejemplos son:
1) El desarrollo logístico e industrial del Puerto Balsas-Puerto Lázaro Cárdenas, para ?aprovechar la Alianza del Pacífico con Sudamérica y el Acuerdo Trans-pacífico (TPP) en la frontera marítima con Asia; 2) La autopista Intercostera que conecte Michoacán en la Autopista Siglo XXI, hasta Puerto Salina Cruz en Oaxaca; 3) La autopista Puebla-Marquelia, que abra una nueva ruta para acceder al Pacífico en la Costa Chica, y así articular la Montaña al desarrollo nacional; 4) Acercar nuevamente Acapulco al centro del país, mediante el Arco Sur en la ciudad de México y el segundo piso de Cuernavaca en Morelos; 5) Desarrollar la generación de energía en el río Papagayo; 6) Rescatar las hectáreas de riego en Tierra Caliente, Zona Norte y otras regiones; 7) Modernizar la infraestructura de Acapulco, para convertirlo en el centro de negocios y competitividad Asia-México.
Tras la tragedia, Guerrero puede tener un destino distinto, éste es el momento.

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