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Denuncia la OPIM que diez maestros que dejaron una primaria quieren regresar para el censo

La Organización del Pueblo Indígena Me’phaa (OPIM) denunció que diez maestros de la primaria Gregorio Torres Quintero, en Ayutla de los Libres, se ausentaron siete meses, pero quieren regresar para el censo que aplicará el Inegi.
El censo escolar va a servir para saber con certeza cuántos maestros y alumnos hay en cada escuela, así como el número de trabajadores en áreas de dirección y en oficinas administrativas; y sus resultados permitirían a las autoridades establecer estrategias para reordenar al sector educativo.
Los representantes de la organización solicitaron asesoría de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos (Codehum) para saber qué hacer, porque no quieren que los maestros que abandonaron a sus hijos regresen a esta escuela, informó el visitador del organismo, Hipólito Lugo Cortés.
El funcionario explicó que la OPIM acusó a los maestros de omisión, por no cumplir con su obligación de impartir clases y confirmó que el caso sería materia de trabajo para la Codehum, porque implica una violación al derecho de acceso a la educación de un grupo doblemente vulnerable, como son los niños de los pueblos originarios.
El martes presentaron el caso ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos sólo para pedir asesoría, pero la OPIM y padres de familia acordaron analizar el asunto con la población y parte de la comunidad docente de la escuela, para ver qué estrategia van a utilizar.
Lugo Cortés afirmó que la Comisión está en la disposición de ir a recabar evidencias del caso, en cuando se lo solicite la organización civil, porque la principal preocupación de los padres es que los niños de pierdan el ciclo escolar, y “ellos comentan que no es justo que los maestros nada más vayan a la escuela por el censo del INEGI”.
El funcionario aclaró que no sabía porqué los maestros abandonaron las aulas, pero saben que están concentrados en la Supervisión escolar. Trascendió que el conflicto comenzó porque los padres de familia se quejaron del maestro Horacio Barrera, desde 2009, quien llegaba a trabajar en estado de ebriedad.
Ante la inconformidad de los padres, en abril una decena de maestros decidió agruparse en la Supervisión escolar, en solidaridad con el docente. (Lourdes Chávez / Chilpancingo).

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