Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge Camacho Peñaloza

No fue Manuel, fue la política

Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia. Balzac.

Estoy de acuerdo en que Manuel nos está colocando en una situación coyuntural en la que tenemos que resurgir como una nueva sociedad, en que más allá de ser una desgracia y desastre es una oportunidad de cambio, una lección de la que debemos aprender a ser diferentes. Son muchas las carencias que dejó y que debemos superar, lo que tenemos que reconstruir, que más allá de lo material o económico, son vidas humanas las que debemos hacer resurgir.
Es en esa tesitura que creo que estamos ante una invaluable oportunidad de reinventar la política, como actividad que se encarga de las cosas públicas por medio de la cual se resuelven pacífica y democráticamente, en el marco de las leyes y de la libertad, privilegiando siempre el bien común, el desarrollo y crecimiento de la sociedad en su conjunto.
La sociedad y la ciudadanía, la gente, el pueblo, las comunidades, reclaman una política más alejada del ejercicio del poder y más cercana al ejercicio del liderazgo y la autoridad, más apegada a la verdad y la realidad y alejada de la simulación y la mentira, más ocupada de los problemas de la sociedad que de los intereses personales, más participativa y menos individualista, más científica y con ingeniería que discursiva y demagógica.
Como la estamos ejerciendo sociedad y gobierno, la política ha caído en el descrédito, en lugar de resolver se ha convertido en el problema y más allá crea problemas a la sociedad, la política no es un instrumento que resuelve o soluciona problemas colectivos sino que los produce, en lugar de estar cerca de la sociedad y vivir sus problemas, la política actual se ha alejado y aislado de la sociedad.
La mayor parte del desastre que nos dejó Manuel no se debe a su desatada fuerza natural; no fue Manuel, fue la política que crea problemas, conflictiva, distante, simuladora, por lo que si queremos que de Manuel resurja un nuevo Guerrero como ya se está planteando aquí y allá, más que puentes, carreteras y viviendas, vayamos reinventando una nueva forma de hacer política antes de que se le pretenda sustituir con concepciones antidemocráticas, totalitarias y dictatoriales de derecha y de izquierda.
Ojala que estos nuevos bríos que están emergiendo de la tormenta no sean sólo para el discurso, la foto, la propaganda personal y la reflexión, sino que se exprese y concrete en una nueva práctica de la política por parte de los gobernantes, de los servidores públicos desde las instituciones públicas y por parte de la sociedad, la ciudadanía, el pueblo, la gente.
Eso ya se verá si hay convocatoria, apertura, participación, análisis técnico de los problemas, menos mamparas y escenarios de madera y rígidos protocolos, si hay más cercanía de los gobernantes y la sociedad a los problemas y menos a los intereses, si hay más aceptación y humildad a la crítica y autocrítica en los políticos, y menos conformismo en  los ciudadanos.
Reinventar a la política entendiéndola como la forma en que todos podemos tratar los asuntos que incumben a todos, llevándolos al debate público, sin que por ello se diga, y a veces hasta absurdamente algunos que se dicen ser políticos, con horror que se están politizando las cosas, temiendo al debate, a la transparencia, al argumento, a la defensa de las ideas, eso es la política y no los arreglos en los obscurito y desde el poder, porque eso es simplemente poder, no soberano sino simplemente instrumental.
Ya es hora de hacer una nueva práctica de la política, de reinventarla, de refundarla, es el momento, ahora desde la desgracia y el desastre. Hagamos de esta una época de cambios verdaderos, aprendamos la lección, reconstruyamos no sólo materialmente al estado sino políticamente también, porque por cierto la política no está muy alejada del desastre.
Vuela vuela palomita y ve y dile: Ora sí que a quien corresponda que a qué hora nos vamos a reunir los guerrerenses para decidir qué vamos hacer para salir adelante, que está bien que el gobierno de la república venga y nos ayude, pero aquí la última palabra la tenemos los guerrerenses.

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