Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Pérez Aguirre

A pesar de los millonarios recursos, no se ven acciones

Con un gran despliegue el gobierno federal anunció la entrega de cuantiosos recursos a la entidad para reparar los daños causados por Manuel que se convirtió en un cataclismo natural que potenció su destrucción a causa de la falta de información a la población y al actuar tardío y torpe por parte del gobierno estatal.
Pero esos recursos anunciados, ¿dónde y cómo se aplicarán? ¿cuánto costará lo que se rehabilitará o reconstruirá? ¿los costos no se inflarán arbitrariamente? ¿las compañías que rehabilitarán infraestructura no son familiares de funcionarios –como se ha venido estilando–, con resultados deficientes en la ejecución o suministro de bienes y servicios?
Porque no se ven acciones ni la ayuda fluye adecuadamente. Además, después de varios días existen poblaciones y colonias bajo el agua, con deficiente o nulo auxilio; vialidades y caminos interrumpidos; poblaciones aisladas, secuelas de habiantes en la incertidumbre, pues muchos pueblos y localidades de toda la entidad, perdieron bienes, actividad de trabajo y sustento. Y lo único que se nota son los familiares de los gobernantes, lucrando políticamente con la entrega de los apoyos y sacándose fotografías, con miras a las diputaciones y presidencias municipales.
En las principales ciudades afectadas, como en Acapulco y Chilpancingo, la mano del gobierno estatal no se visualiza y tampoco se sabe en qué se utilizarán los recursos anunciados en la visita presidencial de Peña Nieto. Es necesario comentar aquí que, evidentemente, el nivel de las afectaciones, tanto a infraestructura carretera, productiva y de vivienda, es sumamente grande y los recursos entregados son una mínima parte de lo que se requiere para restablecer los niveles de vida anteriores al cataclismo.
Pero si el apoyo millonario ya entregado no se aplica adecuadamente o se desvía en otras apetencias o a incrementar fortunas particulares, el resultado será un mayor atraso de la entidad y un incremento de la inconformidad social y los niveles de violencia.
Por ello la ciudadanía, por propia sobrevivencia debemos organizarnos y exigir participar en la fiscalización y análisis de los recursos a aplicar y aplicados, –no dejar que el gobierno estatal construya organismos “ciudadanos” a modo– puesto que, de no ser así, los recursos asignados serán mal aplicados y desviados y quedaran sin resolver la gran problemática, como falta de ingreso, trabajo y vivienda además de infraestructura dañada.
Con la afectación la entidad ha involucionado varios años atrás; esta involución inició con la llegada del actual gobernador, pero el fenómeno natural catalizó más este fenómeno. Los únicos que lo pueden detener, somos los ciudadanos, atentos a que los recursos se apliquen con trasparencia, eficiencia y sobre todo honestidad.
Palabras de las que este gobierno está ahora vacío.

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