Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOYAC

? Agua desbocada (Primera parte)

Desde septiembre de 1984 no caía tanta agua. En aquella ocasión los ciclones Ovidia y Norberto causaron torrenciales aguaceros que comenzaron el 12 y terminaron el 15 de ese mes. El río Atoyac se desbordó ocasionando inundaciones en la parte sur de la ciudad. La carretea Acapulco-Zihuatanejo sufrió serios daños a la altura de El Tomatal y en los extremos del puente de San Jerónimo. El crecido río inundó la cabecera municipal de Benito Juárez, Los Tres Arenales, Hacienda de Cabañas, Las Tunas, Boca de Arroyo y parte de Corral Falso.
Esta vez llegó por el Océano Pacífico Manuel, una tormenta tropical que se juntó con los efectos del huracán Ingrid que entró por el Golfo, provocando torrenciales lluvias en todo el estado de Guerrero, dejando en el municipio de Atoyac alrededor de 100 muertos, 89 de ellos en La Pintada. Destruyó los cultivos de maíz y café, derribó casas, inundó la parte baja y dejó miles de damnificados en San Jerónimo y Atoyac. Destrozó los caminos de la sierra y dejó incomunicadas 44 comunidades, al llevarse cinco puentes: El del Ticuí, Mexcaltepec, El Camarón, El Cacao y el de El Paraíso.
Manuel también dejó múltiples ganancias para los comerciantes voraces. Uno de ellos hasta se compró una biblia nueva y fue a la iglesia a dar gracias a Dios, por haberlo ayudado a sacar adelante su negocio. Se le vio rezando después de la tragedia, mirando vehemente el altar.
En la parte baja, el río Atoyac se desbordó hacia los lados, en la carretera San Jerónimo-Corral Falso ocasionó dos grandes trozaduras y el agua se fue rumbo a El Tular. Entre Quinto Patio y San Jerónimo hubo tres trozaduras de las corrientes, que salieron hacia la laguna de Mitla.
Comenzó a llover desde el viernes 13 septiembre en la tarde, el sábado 14 amaneció lloviendo y así estuvo todo el día. El domingo 15, el presidente municipal Ediberto Tabares Cisneros daría su primer informe de gobierno y cuando íbamos a salir de El Ticuí, unos amigos nos regresaron del arroyo La Ceiba, porque a las 9:15 el río se llevó una parte del puente y a las 10:45 se llevó la otra, ya los soldados no dejaban acercarse. Intentamos salir por San Jerónimo, pero cerca del rancho de Antonio Ramos el agua estaba en la carretera y nos regresamos.
Sin embargo, yo no me resigné y con los miembros del grupo El Triángulo Musical intentamos salir por San Jerónimo, en una camioneta cuatro por cuatro, pero encontramos que al mediodía Corral Falso estaba en el agua y algunas personas sacaban sus pertenecías prácticamente nadando y el Ejército aplicaba el Plan DN-III. Junto con los pobladores, los soldados estaban derribando la barda de la cancha de futbol.
Hasta el 17 de septiembre pudimos salir de El Ticuí y para llegar a la cabecera municipal, los ticuiseños teníamos que caminar más de cinco kilómetros desde Los Toros a la entrada de El Tomatal y pasar entre el lodo tres grandes charcos. Para ir Acapulco había que pasar por dos charcos, porque el puente de Coyuca se había trozado en tres lugares. El 17 los helicópteros de la Policía Federal sacaban heridos de los barrios de Coyuca que sufrieron serias inundaciones. En Los Cimientos, un grupo de pobladores no permitía que un helicóptero aterrizara en la carretera para llevarse a los heridos hasta que les llevara víveres. Protección Civil tenía el control del paso del puente de Coyuca. Hasta el 17 muchos comerciantes y personas que viajaron a Acapulco pudieron retornar a Atoyac, porque nos preguntaban por sus familias al encontrarnos.
Ya el 17 en la tarde nos fuimos enterando por las redes sociales que Manuel dejó sepultada casi la mitad de la comunidad de La Pintada, donde quedaron cuando menos 84 personas bajo toneladas de lodo. Más tarde se sabría que ocho personas más murieron en diferentes partes del municipio de Atoyac a causa de la tormenta.
La noche de ese martes 17, cerca de la comunidad de Los Toros, un poste de la energía eléctrica se vino abajo con todo y trabajador, cayéndole en el pecho. Fue trasladado gravemente herido por una ambulancia de la Cruz Roja a la ciudad de Tecpan de Galeana.
El 15, en El Ticuí, murió Ignacio de la Cruz Bello que se asustó cuando vio que el río se metió al rancho del general Antonio Ramos. A Nacho la impresión le causó un infarto que no pudo ser atendido, porque El Ticuí estaba incomunicado en ese momento, sin teléfono y sin energía eléctrica, pero sobre todo sin el puente que nos ubicaba, desde el 11 de marzo de 1993, a tres minutos de la cabecera municipal. A nuestro puente de 20 años se lo llevó el río en un santiamén.
En la zona serrana, en la comunidad de Las Delicias, se reportaron dos personas desaparecidas: Luis Fraga Ponce y Reynaldo Pérez Fraga. A Luis lo alcanzó una corriente al pasar el río. Reynaldo estaba dormido con su hermano Alejandro cuando un derrumbe los pasó a traer. Alejandro salió herido. Se vio a pobladores de Las Delicias en la cabecera municipal buscando ayuda para localizar los cuerpos. Luis Fraga era hermano del desaparecido político Sabino Fraga Ponce, detenido por el Ejército en 1974.
En la comunidad de Río del Bálsamo los habitantes tuvieron que subir a los cerros para evitar ser arrastrados por la corriente del río. Nada se pudo hacer por María Elena Adame Moreno, a quien la arrastró el agua con todo y vivienda. Los pobladores han  recorrido la ribera, pero no han podido encontrar su cuerpo.
También en la comunidad de Las Fundiciones, famosa porque ahí el general Vicente Guerrero fundía las balas de cañón, se reportaron dos hombres fallecidos: Rufino Romero Flores y Alejandro, de quien no se logró recabar sus apellidos, pero se supo que era originario de la colonia Quebradora ubicada cerca de El Paraíso. Tres personas más resultaron heridas. Se dice que Rufino estaba leyendo la biblia cuando se vino el derrumbe.
Como no había víveres y el cerro amenazaba con derrumbarse, de Santo Domingo salieron unos trabajadores y en el punto conocido como La Gloria, al intentar cruzar el arroyo, se les ahogó el niño Sabino Cayetano, de 13 años. El niño era originario de Tlapa y trabajaba como jornalero en esa población.
Emiliano Faustino Salinas, de 50 años, velador de un aserradero de Tecpan y originario de Alcholoa fue arrastrado por la corriente del río Atoyac. Se encontró su motocicleta en la trozadura de El Tomatal, pero su cuerpo no fue localizado. Se dice que intentó cruzar la mañana del domingo 15 de septiembre la carretera federal, cuando estaba invadida por las aguas del embravecido río. Otras versiones dicen que pasaba por la carretera cuando la carpeta asfáltica se hundió, tragándoselo con todo y motocicleta.
En la sierra, de San Vicente de Benítez para arriba, los cerros están desgajados, principalmente las ba-rrancas por las que corren los arroyos que dan vida al río Coyuca. Muchas  se desgajaron de tal manera que donde eran huertas de café ahora son playones. Manuel hizo mucho daño a la agricultura.
De acuerdo con la evaluación que hace el director general de desarrollo rural del municipio de Atoyac, Candelario Santiago Solís, se perdieron 3 mil 500 hectáreas de maíz, de las que pudieran rescatarse un 30 por ciento; 120 hectáreas de frijol fueron siniestradas; unas 80 hectáreas de ajonjolí; al menos 12 hectáreas de mango, dos de cocotero y de café se perderá el 50 por ciento de la producción, se dejaran de cosechar 35 mil quintales. Dice que en la parte alta de la sierra salieron afectadas el 25 por ciento de las plantaciones, porque grandes deslaves afectaron las huertas.
En cuanto al ganado, Santiago Solís estima que se perdieron unas 60 cabezas. Que se pretende echar andar un programa emergente de producción de maíz, para aprovechar la humedad que dejaron las lluvias y que se está en tiempo y forma para sembrar el frijol aventurero.
En El Ticuí el día 15, al ver que continuaban las lluvias, empezaron las compras de pánico y por la noche las tiendas tenían poco que ofrecer. El 16 había únicamente galletas. La mayoría nos concentramos en la comisaría ejidal, donde se instaló un refugio y un comedor comunitario para todos los afectados.
La directora estatal del Registro Civil, Yanelly Hernández Martínez, se quedó varada en El Ticuí, ya no pudo retornar a Chilpancingo. Se suspendió el informe de gobierno del alcalde y tampoco se llevó a cabo el grito en la noche. La regidora María de los Ángeles Salomón Galeana se puso al frente de la situación y mandó comprar 150 pollos. En la noche, la comisaría parecía una fiesta todo mundo haciendo fila para recibir su platillo de pollo con tortilla de mano.
Después se vino el desabasto de víveres, agua potable y gasolina. La energía eléctrica se fue desde el 15 que el agua derribo el poste. Nada más se escuchó un tronido y nos quedamos sin luz. Cristina desde que tiene memoria nunca había pasado un día sin internet, muchos niños como ella comenzaron a exigir a sus padres abandonar el lugar. “Ya no quiero vivir aquí”, decían algunos, “vámonos a un lugar donde no pasen estas cosas”, un niño se puso a investigar y dijo que Durango era una opción para vivir.
En El Ticuí lo más duro lo vivió la familia de José Sánchez, pues el agua del río y el canal le tumbaron su casa y sufrió pérdida total. De ahí los daños fueron menores, se cayó la barda de José Eleno Fiero Valle, la barda de José Salinas. También una parte de la barda de la fábrica que estaba a un costado de la capilla. Se cayó la barda de Héctor Vargas, a los Tinoco les tiró una parte de su casa, la casa de doña Leobita quedó muy deteriorada y a Paty se le cayó la barda. Y un parto se complicó.
Por medio de pancartas algunos ticuiseños comenzaron a pedir comida, y los de Atoyac los veían azorados, por ello la tarde del martes 17 de septiembre se intentó pasar una cuerda por medio de una moto acuática que operaba su propietario y voluntario Abel Solís, pero la creciente volteó la moto en el punto conocido como El Paredón. Los restos de la moto acuática fueron encontrados después kilómetros río abajo y Abel Solís regresó a Atoyac caminando por San Jerónimo.
El miércoles 18 el río volteó una lancha con cuatro soldados que intentaban llevar víveres a El Ticuí. No volvieron a intentarlo porque muchos pobladores ya caminaban por San Jerónimo, para llevar despensas a sus familias. La tarde de ese día llegó a El Ticuí un helicóptero del Estado de México, que aterrizó en una cancha de futbol en la orilla del río, trajo 70 despensas que fueron entregadas a la comisaria municipal, pero luego se le regresaron 60 a la Cruz Roja que las reclamó.
La noche del miércoles 18 ya habían llegado despensas vía terrestre, pero no había gasolina. Se sabe que incluso los soldados de la 27 zona militar se habían quedado sin víveres, porque algunos se acercaron al comedor comunitario de la comisaría ejidal para pedir alimentos. Las instalaciones de la 27 zona militar también estuvieron ocho días sin energía eléctrica. Muchos soldados, durante más de ocho días, tuvieron que caminar más de 10 kilómetros, desde la entrada a El Tomatal hasta la 27 zona militar para presentarse a su trabajo.
Isidro Pérez, auxiliado por amigos de El Ticuí, colocó una tirolesa para pasar gente y comida, pero días más tarde ese procedimiento fue cancelado por Protección Civil por riesgoso. Dicen que al pasar Martín Fierro la cuerda se rompió, cayendo pesadamente cerca de la orilla del río sin fatales consecuencias.
Una comisión que fue abrir la toma de agua se encontró con un cocodrilo como de 2 metros y me-dio en el lodo, a unos 500 metros de la presa derivadora Juan Álvarez. Juan Gallardo agarró una víbora en el río y en Atoyac atraparon una mazacota de grandes proporciones que anduvieron exhibiendo por las calles.
Luego el sábado 21 de septiembre, a las 5 de la tarde, llegó en un helicóptero al playón de El Ticuí la conductora de televisión Laura Bozzo, todos querían tomarse la foto y corrían a abrazarla. Al irse “La desgraciada” como le dijo la gente, dejó 20 despensas. Más tarde llegó la Cruz Roja para reclamar esas despensas, porque estaban destinadas a la sierra. Únicamente fueron devueltas cinco, porque 10 de ellas quedaron en la colonia Villas del Carmen y cinco fueron al comedor comunitario, que estaba en la primaria Valentín Gómez Farías y habían sido consumidas. Las cinco que se regresaron a la benemérita institución eran las que habían quedado en la comisaría ejidal.
Después, un helicóptero aterrizó en la pista, trajo despensas, las descargó en una camioneta y se las llevaron rumbo al sur. Varias personas se dieron cuenta y lograron quitarles algunas. Todavía el sábado 12 de octubre muchas mujeres de El Ticuí corrían a ver cuando llegaba un helicóptero. En ocasiones tenían suerte porque efectivamente les daban despensas.

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