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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*Salta otra vez el oportunismo de Ríos Piter

La ficha que el senador Armando Ríos Piter colocó en Wikipedia dice lo siguiente sobre su gestión como diputado federal entre 2009 y 2012: “sobresale, que para su Estado, logró etiquetar recursos históricos por el orden más de 18 mil millones de pesos, invertido en educación, infraestructura carretera y de caminos, deporte, cultura, servicios, etc”.
Ese párrafo es exactamente el mismo que aparece en la semblanza de Ríos Piter en la página oficial del Senado, incluidos los errores de redacción que el lector puede apreciar.
Según tal versión, quién sabe qué habría sido de Guerrero en esos tres años si Ríos Piter no hubiera extendido su generosa mano, a razón de seis mil millones de pesos cada año. Pero no hay ninguna evidencia de ello, ni de que esas cantidades hayan sido invertidas en infraestructura o en cualquiera de todos esos programas, y por otra parte también los diputados federales del PRI en esa legislatura solían reclamar la paternidad del presupuesto asignado al estado.
Lo que Ríos Piter hace es simple y descaramente atribuirse la autoría del presupuesto que el gobierno federal asignó al estado en esos años, y que sea una mentira monumental no le ha impedido montar sobre ella una campaña en la que se presenta como el mecenas de Guerrero.
Y se dispone a hacerlo nuevamente. Con su desarrollado sentido del oportunismo, planteó el pasado 25 de septiembre en el Senado incluir en el presupuesto del 2014 un fondo de 50 mil millones de pesos para la reconstrucción de las zonas afectadas por las lluvias del día 15, en Guerrero como en el resto del país. Es evidente que resulta imperioso formar una reserva en el próximo presupuesto federal para reconstruir todo aquello que fue destruido por el agua y para atender a la población damnificada. No hay ningún mérito en señalarlo, y esa obvia necesidad empezó a ser reconocida y expuesta de inmediato por las autoridades y por los sectores afectados, y aun antes de que Ríos Piter alzara la mano ya había pasado a formar parte de las previsiones  del próximo presupuesto. Sin embargo, ¿dirá la ficha de Ríos Piter en Wikipedia el próximo año que gracias a su intervención fue reconstruido Guerrero? Con ese mismo criterio, podría solicitar que se haga la luz y al día siguiente atribuirse la caída del sol en Pie de la Cuesta.
Esa estrategia de no hacer nada y pretender que ha hecho todo es la especialidad de Ríos Piter. Exhibido hace tres semanas por llegar con las manos vacías en una visita a los damnificados de Tierra Caliente, envió una indignada carta de reclamación al diario La Jornada Guerrero. Pero en esa carta se exhibe más, pues alega que “se negociaron” (no que gestionó o negoció él, sino así nomás: se negociaron) “500 mil pesos para la reconstrucción temporal del puente que comunica a Ciudad Altamirano con Coyuca de Catalán. Aunado a lo anterior, apoyamos en la coordinación de la logística para la entrega de 21 mil despensas que envió el gobierno del estado, que junto con otros funcionarios acudimos a hacer la entrega”. Es decir, nada suyo. (“Que sí ha hecho algo, dice Ríos Piter”, La Jornada Guerrero, 24 de septiembre de 2013)
Con la misma intención publicitaria, el 8 de octubre publicó en El Sur el demagógico artículo que ya había publicado el día 3 en el diario El Universal, en el que martillea la idea de “un nuevo destino para Guerrero”, para lo cual demanda “visión, voluntad política al más alto nivel, recursos económicos que lo permitan y corresponsabilidad social”, y propone “pensar y llevar a cabo grandes acciones que saquen a Guerrero del atraso y la marginación, que lo cambien de las políticas asistenciales, a las de crecimiento y generación de empleo”. En un adelanto de esas “grandes acciones” y del “nuevo destino” para el estado, con el lenguaje de los tecnócratas habla de puertos, carreteras y más presas hidroeléctricas.
Con ese artículo y a expensas del desastre causado por las lluvias, Ríos Piter busca avanzar en su ambición de ser gobernador. Ya fracasó una vez en esa pretensión, cuando el todavía gobernador Zeferino Torreblanca intentó imponerlo como candidato del PRD después del asesinato de Armando Chavarría. Como hemos recordado en otras ocasiones, y recordaremos siempre que sea necesario, aún no han sido aclarados los vínculos de Ríos Piter con ese homicidio, pero no hay duda de que la eliminación de Chavarría estuvo motivada por el objetivo de despejarle el camino a la precandidatura del hoy senador bajo el auspicio de Torreblanca Galindo. Si no hubiera otras razones para cuestionar las aspiraciones principescas de Ríos Piter, bastaría con esa sola. Pero las hay, y muy serias.
Aparte de la conocida falta de escrúpulos y ética de Ríos Piter, descrita ya con sobrados detalles en esta columna y que lo han llevado a arreglos oscuros lo mismo con Rubén Figueroa Alcocer que con Televisa y a mantener nexos con el narcotraficante Rogaciano Alba, lo inhabilita el hecho de encarnar la continuidad del grupo político de Zeferino Torreblanca, cuyos devastadores efectos padeció el estado durante seis años. Este grupo, cuyos integrantes se distinguen por sus millonarias posesiones en el estado de Texas y están hoy bajo investigación de la Contraloría General del estado por acusaciones de grandes actos de corrupción, es el que está detrás de Ríos Piter.
Para dar la apariencia de rompimiento con Zeferino Torreblanca, Ríos Piter ha fingido criticar su gobierno, al que perteneció y al que le debe todo. Pero su farsa queda al descubierto cuando se recuerda que en la campaña por la senaduría, Ríos Piter tuvo como guardaespaldas nada menos que a quien fue jefe de seguridad de Zeferino Torreblanca mientras fue gobernador, el teniente Pedro Radilla Suástegui, de quien en junio de 2012 tuvo la desfachatez de decir que se incorporó a su campaña sin cobrar, por pura convicción.
Resulta grotesco que en la desgracia que reavivó la conciencia sobre la pobreza y la marginación del estado, el zeferinismo se proponga asaltar nuevamente el poder con el ofrecimiento de “un nuevo destino para Guerrero” y “grandes acciones”. No menos grotesco es que el grupo político fundado por Armando Chavarría en el PRD, hoy regenteado por David Jiménez Rumbo, respalde semejante proyecto en busca de las migajas que le sean arrojadas después. En el 2004, la izquierda se dejó sorprender por Torreblanca, a pesar de su perfil derechista y de su amistad con el general represor Arturo Acosta Chaparro. ¿Sucederá otra vez?

Salvador Aguilar, dos años

El sábado pasado se cumplieron dos años del fallecimiento de Jorge Salvador Aguilar, el escritor, analista, bibliófilo y activista político cuyo legado aún espera a ser recogido. En estas páginas puso durante años su agudeza al servicio de los lectores, pero su obra no se redujo a los artículos periodísticos, pues se sabe que dejó inéditas muchas cuartillas sobre numerosos temas, e incluso avances de novelas. Su obsesión por Maquiavelo lo llevó a novelar una biografía del florentino, pero también era un conocedor profundo de Lenin. Uno de los rasgos casi desconocidos de su vida es que era amigo de Andrés Manuel López Obrador, a quien conoció en Tabasco cuando éste aún no era López Obrador. Se le echa de menos.

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