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Después de dos semanas de inundación, retoman actividades pobladores de El Arenal

*Se quejan los habitantes que un día después de hacer compras con las tarjetas para enseres de Sedesolo, “si no te gastabas los 10 mil te quitaban lo que te sobraba”

Mariana Labastida

En el poblado El Arenal parece que no sucedió nada y, a un mes del paso de la tormenta Tropical Manuel, los habitantes intentan seguir con sus actividades después de vivir dos semanas en el agua, sin embargo no hay pesca ni ventas.
Algunos pobladores se quejaron de que luego de que compraron muebles con la tarjeta que dio la Secretaría de Desarrollo Social federal, lo que quedó de saldo en la misma desapareció al día siguiente aunque sólo gastaron la mitad de los 10 mil pesos asignados.
El Arenal es  un pueblo ubicado a la orilla de la laguna de Tres Palos y a simple vista parece que ahí no pasó nada, sin embargo en las viviendas todavía está la huella que dejó el agua que tardó dos semanas en secarse por completo para que los pobladores pudieran regresar.
Sentada debajo de una palapa, en una silla de madera junto a una mesa cubierta con un mantel de plástico rojo con flores azules, está Leonarda Castillo Carrizo, quien recuerda que a la fuerza sus hijas la sacaron de su casa ubicada entre la laguna y una poza de agua, a escasos 10 metros de su patio trasero.
En la casa de Leonarda el agua llegó a la mitad, “perdimos todo”.
Indicó que de las cuatro camas que tenían recuperó una con la tarjeta que les dio el gobierno federal para la compra de muebles, así como un refrigerador y una televisión, pero que le preocupa que sus hijos, que son los que la mantienen, no tienen empleo, así que viven de lo que una de sus hijas que está “en el Norte me manda”.
Leonarda vive con dos hijos y un nieto. A unos metros esta la casa de otra de sus hijas que también se inundó y la de otro de sus hijos, José Manuel Peláez Castillo, que de las tres casas es la más afectada y se ubica en la parte más baja del terreno, junto a la poza. Aún está cubierta la construcción por tres lados de agua, no tiene techo. Antes de la inundación el viento se llevó la lámina de cartón y se observa que bajando el escalón de la entrada el agua alcanzó casi los dos metros de alto.
José Manuel se dedica a la pesca, actividad casi detenida en el pueblo donde la mayoría son pescadores, algunos porque perdieron sus lanchas o cayucos en los que entraban a la laguna y otros porque lo único que sacan es charal, no hay chacal, carpa o popoyote, que son productos que comercializan.
El sol es intenso, lo cual aprovecha Leonardo, uno de los pescadores, para mover el charal que tiene secándose en un terreno junto a la playa.
Comentó que les fue mal y buscan tener ingresos con la venta del pequeño pescado que venden a 12 pesos el litro, aunque hay desconfianza de la gente “porque dicen que la laguna está contaminada pero nosotros comemos de aquí”.
A diferencia de otras zonas de Acapulco, como las colonias a la orilla del río de La Sabana y Papayago, El Arenal se comenzó a inundar después de las 2 de la tarde del 15 de septiembre, cuando ya se encontraban el bulevar de Las Naciones y los conjuntos habitacionales aledaños cubiertos por el agua.
No llegaron autoridades a sacar a los pobladores de sus casas, sino que con sus propias lanchas salieron a las partes más altas e hicieron albergues temporales en las viviendas que quedaron secas; otros habitantes se salieron del pueblo, “es que este año sí nos hizo bien feo”.
Juan Galeana Mejía y su esposa Fernanda Ozuna Benítez fueron de las familias que se quedaron en el pueblo y con otras 12 instalaron el albergue temporal en casa de un familiar. De sus pertenencias solo sacaron algo de ropa y papeles, lo demás se mojó o se perdió porque cuando regresaron a la casa ni los trastes de la cocina encontraron, “se los llevó el agua”.
Juan es uno de los pobladores que ya recibieron la tarjeta de la Sedesol para compra de muebles, sin embargo, al igual que otros casos, en El Arenal los dejaron sin saldo cuando aún no se lo terminaban: “en la tarjeta quedaron 200 pesos y yo dije con eso voy a comprar algo para comer y cuando fui nada, me quedé con el carrito y las cosas porque no llevaba dinero para pagar”.
Otro de los  pobladores manifestó que el dinero en su tarjeta estaba incompleto: “me faltaban 300 pesos que nadie me supo explicar porqué”, mientras que a otra de las pobladoras sólo hizo una compra de 5 mil 400 pesos y cuando regresó al otro día por otro artículo su tarjeta estaba en ceros.
Al parecer, dijeron los habitantes, cuando compras te tienes que gastar todo o te quitan el resto.
Una brigada de abatizadores de la Secretaría de Salud recorre el pueblo y esperan que con eso haya menos moscos. También se escucha que van a ir a entregarles el resto de las tarjetas de los pobladores que aún no las reciben, pero no les informan a qué hora.
Las actividades en El Arenal parecen lentas, aunque es constante el tránsito de personas en el transporte público.
En las lanchas que están en la orilla de la laguna un solo pescador se ve a lo lejos tirando su red, mientras que los tres restaurantes más grandes están vacíos, así estuvieron el sábado y domingo, por lo que los pobladores esperan que poco a poco se reactiven las ventas y las visitas en ese pueblo que vive de la pesca.

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