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Aplican estrictas medidas de seguridad en torno a Peña Nieto en su visita a Acapulco

Daniel Velázquez

La visita del presidente Enrique Peña Nieto a Acapulco a un mes del desastre causado por las lluvias se desarrolló en medio de un fuerte dispositivo de seguridad integrado por policías federales, militares y guardias de Estado Mayor Presidencial, que en total sumaban unas 300 personas.
El despliegue de seguridad, además de las fuerzas federales, incluyó vallas metálicas, arcos detectores de metales y una revisión escrupulosa de los vehículos que ingresaban al centro de convenciones Mundo Imperial, cerca del aeropuerto.
El subsecretario de Protección Civil, Constantino González Vargas, por primera vez y después de infinidad de ocasiones en que se han hecho actos multitudinarios en salones cerrados, dio sugerencias a las personas congregadas en el salón que esperaban a Peña Nieto sobre qué hacer en caso de sismo, y señaló las salidas de emergencia.
El perímetro de seguridad instalado para el presidente se extendió desde el aeropuerto hasta el restaurante La Jaiba Loca, ubicada después del centro comercial La Isla, en dirección hacia la glorieta de Puerto Marqués, en ambos sentidos del bulevar.
Frente al restaurante La Jaiba Loca se estacionó una camioneta de la Policía Federal que redujo la circulación a un carril para corroborar qué personas viajaban en el transporte y hacia dónde se dirigían,y  a quienes circulaban por el lugar les preguntaban si su destinó era estar presente en el acto de Peña Nieto.
El reten instalado por la Policía Federal obligó a los automovilistas que circulaban por el bulevar a disminuir su velocidad y la reducción de la circulación a un carril provocó una larga fila de autos porque el tránsito se volvió lento.
En el entronque de la Costera Las Palmas y el bulevar Las Naciones se instaló la primera valla metálica y desde ese punto ambos carriles estaban cercados; los peatones debían circular por el arroyo vehicular.
Todos los accesos del centro de convenciones Mundo Imperial estuvieron cerrados con vallas durante todo el tiempo que duró la visita del presidente.
Para los invitados al acto se habilitó un único acceso ubicado en el estacionamiento, que es salida de emergencia, y para entrar al salón todos los asistentes debieron pasar por cinco arcos detectores de metales y sus pertenencias fueron revisadas por los guardias de seguridad.
Dentro del salón todos los asistentes también estuvieron cercados por vallas metálicas, que delimitaron los espacios entre los alcaldes, diputados federales, locales y delegados federales, quienes ocuparon los primeros lugares y los ciudadanos fueron colocados en los extremos o en la parte de atrás para llenar el salón.
Antes de que empezara la firma del decreto para la creación del Consejo para la Restauración de Guerrero y entrega de apoyos para la reactivación económica, González Vargas dijo que en el salón estaban reunidas 580 personas y explicó que el salón contaba con seis salidas de emergencia, dos sistemas de alerta sísmica que se activarían en caso de que se registrara un sismo mayor de 5 grados en la escala Richter; ubicó los puntos de reunión para las salidas de emergencia y recordó que se debe guardar la calma y no gritar.
También dijo que en caso de incendio se contaba con extintores para atender la emergencia.

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