Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Marcial Rodríguez Saldaña

La reconstrucción ¿desde el gobierno o ciudadana?

Este martes Enrique Peña Nieto firmó en Acapulco un decreto para la formación de un Consejo de restauración del Estado de Guerrero, sin embargo no se dio a conocer quiénes serán sus miembros, quién los designará y cuáles serán las facultades de este Consejo.
1.- La reconstrucción de Guerrero es una obligación de todos los órdenes de gobierno, federal, estatal y municipales, pero principalmente del federal, toda vez que en el sistema centralista que se ha enraizado en México es el que concentra casi la totalidad de los recursos del presupuesto nacional y por ello tiene el deber de destinar el mayor número de inversión financiera para restablecer todo lo que requiera la población y el estado.
2.- Al anunciar Peña Nieto este Consejo de Restauración, se observa una postura burocrática del proceso de reconstrucción, en virtud de que no se hace mención a la participación ciudadana en esta instancia. Esperamos que no esté integrada por los mismos funcionarios que hoy detentan cargos en los distintos órdenes de gobierno, sino por representantes honorables de la sociedad civil que sean reconocidos expertos en cada una de las áreas de la reconstrucción, urbanistas, ecologistas, etc., que no sean designados por las autoridades para que no haya incondicionales y así puedan vigilar que los recursos y los programas de la restauración son los más adecuados.
3.- Una de las funciones más importantes que debería tener este Consejo es la de supervisar que las acciones de la restauración sean las más acertadas para corregir los errores que provocaron la tragedia, para evitar que se repitan, de tal manera que la reconstrucción sirva para enmendar el camino, para que en la atención a la población y en lo material el estado de cosas que existía antes del huracán se reordene y a la vez siente las bases para un desarrollo ordenado y responsable de Guerrero.
4.- Con los daños del huracán Manuel quedó demostrada la corrupción que ha existido en los distintos niveles de gobierno, de tal manera que no se puede confiar que sean los propios burócratas quienes se auto supervisen, sino que debe ser la sociedad civil, deben ser los ciudadanos quienes realicen esta labor para garantizar que haya un manejo honesto de los recursos destinados a la restauración y que las inversiones corrijan las deficiencias que provocaron los daños humanos y materiales.
5.- La reconstrucción de los daños que provocó esta tragedia en Guerrero es lo mínimo que debe hacer fundamentalmente el gobierno federal y en forma complementaria el gobierno del estado y los gobiernos municipales, pero esto es insuficiente. Es hora de que el gobierno federal empiece a pagar una deuda histórica con el estado de Guerrero, en cuyo territorio sus pobladores han hecho trascendentes aportaciones a la historia de México, como en la independencia, la reforma y la revolución; sin embargo, la mayor parte de la población vive en la pobreza.
6.- Por ello, además de la restauración, debe haber un compromiso explícito del gobierno federal para pagar esa deuda histórica con el pueblo de Guerrero. La forma de hacerlo es muy sencilla: hacer una inversión de tal magnitud que ponga a Guerrero en los mismos niveles de vida y desarrollo que los estados del norte del país ¿Cómo? Construyendo las autopistas de la Costa Grande –Acapulco a Zihuatanejo–, la de la Costa Chica, la de Iguala a Ciudad Altamirano, la de Chilpancingo a Tlapa; invirtiendo más en educación, en la formación de docentes, en infraestructura educativa, en educación media superior y superior y en investigación; en impulsar la producción del campo; en fomentar el empleo y la seguridad; en mejorar los servicios de salud, vivienda, urbanización y demás servicios públicos. Sólo de esta manera Guerrero se podrá convertir en una entidad de progreso, de no ser así seguirá ocupando por muchas décadas los últimos lugares del desarrollo nacional.

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