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En un resumidero, hace 20 años se edificó la Rosario Ibarra, sin permisos ni planeación

*Tras la tormenta Manuel se alertó de riesgo a seis familias, pero 30 se han salido por temor mientras ni el gobierno estatal ni el municipal ofreció alguna reubicación, dice el presidente del Comité de Desarrollo. No se realizó el estudio de impacto ambiental ni se autorizó el cambio de uso de suelo, agrega. Tienen daños 40 casas, informa. “Ya no nos manden brujos, queremos estudios serios y responsables, que nos digan qué es realmente lo que está pasando”, pide

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

(Primera parte)

?Hace más de 20 años todavía era un predio rústico al que se le conocía como Los Resumideros. Hoy viven aquí unas 700 familias que fundaron la colonia Rosario Ibarra de Piedra. El asentamiento se encuentra al poniente de la ciudad, donde comienza lo empinado de la falda del cerro conocido como El Culebreado.
La Rosario Ibarra es otra colonia popular en donde sus habitantes se encuentran en riesgo, y Protección Civil del estado y municipal, debido a un dictamen emitido por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), notificó a seis familias que tienen que desalojar sus casas por riesgos tanto por agrietamientos como por derrumbes.
Aquí, no solamente las seis familias han dejado sus casas, por lo menos otras 30 lo han hecho por iniciativa propia y se han ido a refugiar con familiares, vecinos, amigos o conocidos porque ni el gobierno estatal ni municipal les ofrecieron alguna posibilidad de reubicación, y menos ayuda.
Desde la parte alta del lado oriente de la capital, las casas de la Rosario Ibarra se ven desperdigadas en el cerro poniente. Sin embargo, ya dentro del asentamiento se comprueba que se trata de una colonia bien conformada; sus calles están bien trazadas aunque la mayoría no están pavimentadas, cuenta con casi todos los servicios: agua entubada, energía eléctrica, drenaje y por lo menos el acceso principal bien pavimentado para hacer llegar todos los productos básicos o lo que necesiten los pobladores.
El predio rústico Los Resumideros era propiedad de la familia Huicochea hasta hace más de 20 años, cuando el entonces dirigente del ya desaparecido Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Cupertino Gutiérrez Heziquio lo adquirió a esa tradicional familia de la capital para fraccionarlo, originalmente en beneficio de los militantes de ese partido.
Sin embargo, a la postre, la primera idea se modificó y los lotes fueron vendidos por Cupertino a familias carentes de vivienda de todas las filiaciones políticas; eran familias que vivían en la colonia del PRI, la Jardines, la Vista Hermosa, la Obrera. La mayoría de la parte poniente, pero también de otros puntos de la ciudad.
Por eso, ahora la población de la Rosario Ibarra es heterogénea, hay profesionistas, empleados de los tres niveles de gobierno, trabajadores de
empresas privadas como la Coca Cola o la Corona, o quienes se dedican a diferentes oficios como carpintería, herrería y vidriería. Aunque la mayoría es de clase obrera, también hay quienes se les podría considerar como de clase media, todos llegaron de distintas regiones del estado, aunque algunos también de otros estados del país que vinieron a la capital por distintas causas.
Quizás por esa causa los terrenos que les ofertaron fueron de distintos precios; hubo desde 8 mil que fueron pagados en mensualidades, y otros de hasta 15 mil, cantidad que fue cubierta en un mes. El precio lo definió Gutiérrez Heziquio de acuerdo a la ubicación del lote.
Una vez vendidos la mayoría de los terrenos, los vecinos organizados con Cupertino Gutiérrez gestionaron la escrituración en la administración del alcalde José Luis Peralta Lobato (1999-2002) y en la de Saúl Alarcón Abarca (2002-2005).
Sin embargo, para la fundación de la colonia no se realizó el estudio de impacto ambiental, ni se autorizó el cambio de uso de suelo. “Sabemos cómo se hacen las cosas aquí en Chilpancingo, realmente no se hizo”, dice el actual presidente del Comité de Desarrollo, Juan Carlos Vélez Tavira.
“Me supongo que todo se hizo de buena fe, quién iba a pensar que iba a pasar esto”, dijo el representante de los colonos en referencia a los agrietamientos y a los deslaves que se presentaron con las lluvias de la tormenta tropical Manuel.
Además, la mayoría de las familias no tiene licencia de construcción, “para eso hay que pagar a un ingeniero que elabore el plano, hay que pagar el permiso para construir y hay que dar muchas vueltas y pues con trabajos vamos construyendo poco a poco”, dijo una mujer adulta que aunque parece humilde es propietaria de una casa de dos plantas, misma que construyó en 10 años, “y todavía le falta el revoque en la parte de arriba”, dijo.
Debido a los niveles económicos distintos, en la Rosario Ibarra lo mismo hay casas construidas de madera con techos de lámina de asbesto o de cartón que de material y de hasta dos o tres plantas, las primeras apenas cuentan con uno o dos cuartos para dormir, la cocina y una especie de sala recibidor y las segundas tienen más de dos recámaras, cocina, baño, una sala amplia, garaje y hasta patio de servicio.
En esta colonia lo que menos se esperaba eran daños a las casas en la parte baja, en donde  el costo de los lotes fue mayor porque estaban mejor ubicados. Sin embargo, fue en esta zona en donde se encuentran las casas con fisuras, sobre todo en la calle principal que es la Avenida México, así como la segunda calle que es la Brasil; las dos únicas vías que ya tienen pavimento. Incluso la segunda tenía tres meses de inaugurado y ahora un 20 por ciento está agrietado.
El presidente de la colonia reportó que son 40 las casas que tienen daños pero que Protección Civil solamente notificó a 6 familias que deben desalojarlas por los riesgos. Éstas ya fueron abandonadas por la disposición oficial, e incluso otras 30 familias se han ido por su voluntad.
Juan Carlos Vélez Tavira informó que a las familias notificadas no les dieron opciones, “de manera informal les propusieron el albergue del Boliche, o el de la Unidad Deportiva, pero la gente tiene sus cosas aquí y no se quiere ir muy lejos, así es que unas se las llevaron donde les dieron permiso, otras las tienen en sus mismas casas malas, pero no hay un apoyo real del gobierno, no les dijo ‘te pagamos una renta para que te lleves tus cosas’. Sólo les dijeron ‘váyanse y lléguenle a los albergues como puedan’”.
Explicó que las otras familias se han ido “porque ha venido mucha gente a meter miedo y a hacer estudios superficiales, de vista nada más”.
Dijo que por eso han pedido al gobierno que “ya no nos manden brujos, queremos estudios serios y responsables, que nos digan qué es realmente lo que está pasando. Queremos que vengan y exploren, porque el patrimonio de varias familias ya está tirado por la borda. En algunos casos ya no hay forma de recuperar lo que hicieron en toda su vida y lo que se requiere es ver realmente qué es lo que pasa aquí”.
Dijo que el personal del Cenapred que acudió a realizar los estudios, solamente recorrió un 20 por ciento, “no recorrió toda la zona afectada y así ellos emitieron un dictamen que creemos es parcial, mínimo, y ahora nos están diciendo que tenemos que desalojar, creemos que eso es algo un tanto irresponsable, porque se le invitó a recorrer toda la zona fracturada y de grietas y con un 20 por ciento ellos hacen su dictamen”.
Declaró que ante la falta de información precisa enviaron un oficio a los gobiernos municipal, estatal y federal “donde los hacemos responsables si algo nos pasa porque ellos ya están enterados de lo que se debe de hacer, y si no lo hacen lo que nos llegue a pasar aquí, ellos son los responsables ¿porque a quién vamos a recurrir si no es a las autoridades?”.
El presidente de la colonia explicó que Protección Civil sólo les ha recomendado instalar alarmas anti sísmicas, que ya instalaron y las familias con sus propios medios han comprado bocinas para reproducir la alarma y que se escuche en toda la colonia.
Pero del origen de los agrietamientos y hundimientos que hoy pone en riesgo a las familias que viven en esta colonia, quizá  lo explique el nombre del predio en donde se construyó: Los Resumideros, que se escogió porque en la zona se consumía el agua que bajaba del cerro en el tiempo de lluvias.
Incluso el propio presidente de la colonia, Juan Carlos Vélez reconoció que los geólogos que han ido a realizar estudios les han dicho que allí hay “borbollones de agua y nos recomendaron que sacáramos el agua porque las grietas se deben a la saturación de esa agua”.

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