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Baja lentamente el nivel del agua estancada en Tixtla y continúan las lluvias

Lourdes Chávez

Tixtla

Baja muy lentamente el nivel del agua de las calles de Tixtla inundadas desde el 15 de septiembre y los lancheros de San Pedro Las Playas, que ayudan a los vecinos a visitar sus casas afectadas, reconocieron que no saben  cuándo volverán a sus lugares de origen porque regresó la lluvia en los últimos días, además entró el huracán Raymond a Guerrero este domingo.
El lanchero don Tomás, en un recorrido por la zona inundada, dijo que en promedio hacen unos 50 viajes para los vecinos desde hace 25 días que fueron trasladados por el gobierno estatal en camionetas tortón, con todo y lanchas desde la laguna de Tres Palos en Acapulco, con la promesa de apoyos futuros.
A pesar de que los porteños tienen que caminar un par de metros en el agua sucia para empujar su balsa hasta un nivel en el que puedan encender el motor, aseguró que no han tenido problemas de infecciones o enfermedades en la piel porque todas las noches usan cremas como única protección. Don Tomás es el único que lleva botas de plástico a la rodilla, las que le regaló un estudiante que pasó por el lugar.
Luego de 41 días de inundación cientos de casas siguen bajo el agua, pero se estimó que el nivel ha descendido cerca de un metro de altura, por las marcas que van quedando en las paredes.
Hasta el viernes, luego de unos días de sol, el gobierno municipal indicó que el nivel del agua, desde el 15 de septiembre, bajó unos 82 centímetros. Ayer no se tuvo acceso a la cifra oficial, pero la inundación en los primeros días se calculaba en más de 2 metros.
Fuentes oficiales sólo mencionaron que las bombas del sistema norte que libera el agua hacia las barrancas de Atliaca habían vuelto a funcionar el sábado a las 8 de la noche, luego de dos días descompuestas “por un contratiempo climático” .
Se precisó que el emisor sur que conduciría el agua estancada a Quechultenango sigue en construcción, pero la laguna también tiene salidas por resumideros naturales.
Cuando más profundo se entraba a las calles inundadas del barrio de El Santuario (de cuatro barrios afectados y anexos), se intensifica el olor a drenaje, pues la mayoría de las casas, así como dos escuelas afectadas, tienen fosas sépticas que se desbordaron por el crecimiento de la laguna negra que afectó la zona urbana.
Don Tomás estimó que la contaminación está reducida porque el agua ya no tiene el color verde de las algas acumuladas -relacionadas con el drenaje-, ahora la laguna es color café.
Afirmó que todos los días, cuando no hay lluvia, los vecinos piden que los lleven a sus casas para revisar sus muebles o buscar sus documentos e identificaciones. Entran y los esperan entre 20 minutos y una hora.
En las calles, que se convirtieron en canales, destacan las casas de dos y tres niveles porque las casas de adobe colapsaron desde la primera semana bajo el agua, y poco a poco van quedando al descubierto los automóviles que las familias dejaron estacionados a un lado de sus casas.

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