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Lleno de clientes en busca de artículos del Día de Muertos estuvo ayer el Mercado Central

Argenis Salmerón

Gente de aquí para allá, con prisas, en medio del incandescente sol, cargando manojos de flores de cempaxúchitl o de terciopelo, entre otras para adornar a sus fieles difuntos, fue el panorama ayer en Mercado Central para celebrar el Día de Muertos.
El Mercado Central, aunque no se encuentra habilitado en su totalidad, los locatarios salen a expender sus productos a las calles y banquetas más cercanas a sus negocios, así como otros vendedores que ocasionalmente ocupan las calles. Entre los productos que expenden están los cirios, velas, veladoras, coronas y rosarios que colocarán en sus altares u ofrendas en sus casas.
Para adornar sus altares, la población acapulqueña utiliza manteles de encaje, flor picada de cempaxúchitl, papel china de colores negro y morado, que es el color tradicional de Día de Muertos, además de cocinar mole rojo, mole verde, dulce de calabaza, arroz de leche, frutas de temporada mezcal, agua bendita, pan y otros productos que fueron del gusto del difunto.
Las principales calles del Mercado Central se observaron abarrotadas por estos productos. La población desembolsa grandes cantidades para su abastecimiento y adquiere manojos de flores de muertos que se encuentran entre 10 y 20 pesos. Mientras que el pan de muerto entre 10 y tres piezas por 25 pesos.
“Bueno lo importante de esta celebración es no dejarla perder, una tradición que data de miles años y que fue en nuestro territorio donde tuvo sus orígenes al pertenecer a la región mesoamericana”, dijo doña Hortensia Morales.
“Los adultos debemos de ver esta tradición como una enseñanza para nuestros hijos en lugar de arraigar la fiesta de Halloween que propicia encantamiento por las cosas malas de la vida”, opinó Don Joel Chávez.
El Día de Los fieles Difuntos y De todos los Santos no solamente es una tradición que festejan los católicos, sino que es una de las tradiciones que permiten conectar a los vivos con los muertos por medio del recuerdo, como dijo don Humberto: “son los momentos cuando Dios permite al ser humano volver a la tierra a presenciar el cariño que los vivos tuvieron con el finado”.
Por tal motivo en estos días se celebran misas para los difuntos en distintas capillas.

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