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Cierra la tabasqueña Yekina Pavón con la cadencia de su voz el encuentro cultural La Catrina

*La cantante, con más de 30 años de experiencia y una voz privilegiada, dio cuenta de canciones clásicas convertidas al jazz

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Con la presencia de la tabasqueña Yekina Pavón se dio por terminado el domingo el encuentro cultural La Catrina, dentro del Festival de Todos los Santos ante decenas de personas que se dieron cita para escuchar un poco de jazz contemporáneo y algo más en el teatro al aire libre de Sinfonía del Mar.
Pasadas las 7 de la noche, Yekina inició su espectáculo sorprendiendo a los asistentes, pues en lugar de aparecer sobre el escenario lo hizo del lado del público, bajando las escaleras y saludando a la gente.
La cantante, con más de 30 años de experiencia y una voz privilegiada, dio cuenta de canciones clásicas convertidas al jazz gracias al acompañamiento de los cinco músicos que la cobijaron la noche del domingo. Ritmos, fraseos e improvisación dieron cuenta de su experiencia en el género.
Letras y música de grandes compositores como Manuel Esperón, Consuelito Velázquez o Agustín Lara, fueron interpretadas por la cantante ante un público que coreaba el Bésame mucho, por ejemplo o aplaudía rítmicamente con el popurrí del Flaco de Oro y su Noche tropical, Veracruz y Solamente una vez.
Amorcito corazón, Si nos dejan o El grave problema despertaron el entusiasmo de la gente que reconoció en Yekina a una de las mejores voces del país, llena de colorido y fuerza y que envolvió en una atmósfera de emoción y reflexión a través de su canto al teatro de Sinfonía del Mar.
Así también, la cantante, que ha compartido espacios con gente de la talla de Tania Libertad, María del Sol o Yuri, se dio tiempo para recordar a diversos autores y cantantes del llamado Grupo del Feeling de los años 40 en Cuba, y del que explicó le dio un nuevo sentido a la música al otorgarle mayor importancia al sentimiento y la emoción de quien canta por sobre la misma interpretación.
Del mismo modo, y a pesar del aire que corría, se las arregló para complacer a los asistentes cantándoles algunos boleros, siendo el famoso Perdón, del compositor puertorriqueño Pedro Flores, el más coreado y aplaudido.
Al final de su actuación fue despedida de pie con una ovación prolongada que le erizó la piel, así como a los músicos que la acompañaron en el escenario.
Además de su presentación, se realizó un concurso de catrinas y se declaró la clausura oficial por parte de autoridades de la Secretaría Cultura de Guerrero y de la Dirección de Cultura de Acapulco.

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