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Denuncia damnificada de la sierra de Atoyac refugiada en la capital que es discriminada

*Ella y sus hijos no han sido censados para el programa de vivienda, no se les ha entregado la tarjeta para enseres domésticos ni tuvieron la oportunidad de acceder al programa Empleo Temporal, informa

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

La madre de familia Alejandra Carrizal Pascual, originaria de Pie de la Cuesta de la sierra de Atoyac de Álvarez, denunció que ha recibido un trato discriminatorio del gobierno municipal de Chilpancingo.
Pie de la Cuesta fue desalojado por militares después de la tormenta tropical Manuel porque representaba riesgo para sus pobladores debido a que las constantes lluvias reblandecieron la tierra.
Alejandra Carrizal evacuó el poblado gracias a que los efectivos la trasladaron en helicóptero al puerto de Acapulco porque su hija menor sufre de un padecimiento en las piernas y no puede caminar.
Su familia es de cuatro personas; la mamá, dos niñas y un niño. El padre las abandonó hace varios años, por lo que Alejandra Carrizal siembra de maíz y café, de lo que apenas ganaba lo suficiente para comer, según relató.
“Mi hija nació con una bolita en la cadera y no tiene fuerza en sus piernas, por lo que no puede caminar”, informó.
De la sierra llegaron a Chilpancingo algunos de los 600 damnificados que fueron rescatados el 28 de septiembre de la comunidad Pie de la Cuesta y permanecen albergados en las instalaciones del Instituto del Deporte Guerrerense (Indeg) donde han recibido un trato discriminatorio.
Denunció que los refugiados ahí no han sido censados para el programa de vivienda, no se les ha entregado la tarjeta para enseres domésticos ni tuvieron la oportunidad de acceder al programa Empleo Temporal, en todos los casos han recibido un rotundo “no” a sus súplicas de ayuda, “porque no son de Chilpancingo”.
En su comunidad no tenía acceso a la salud, por lo que su hija no recibió nunca atención médica.
La mujer, apenada y temerosa recuerda que los días 15 y 16 de septiembre llovió muy fuerte a tal grado que los cerros se desgajaron y varias casas se destruyeron por completo.
Diez días vivieron en condiciones deplorables, algunas familias sin tener siquiera un techo para vivir, por lo que se refugiaban en las casas que eran habitables pero las lluvias no cesaban y el pueblo se dañaba cada vez más, relató.
Fue hasta el día 27 de ese mes que vieron un helicóptero sobrevolando el pueblo, el que descendió para rescatar a las familias.
“Los militares me decían que solo podían rescatar a mi hija enferma y que mis otros hijos porque estaban bien deberían quedarse, pero yo les dije que con quién los iba a dejar y me los traje aunque no querían”, recordó la mujer.
Expuso que desde ese momento le perdió la pista a muchos de sus vecinos, pero llegó a un albergue en Acapulco donde durmió una noche y al siguiente día llevó a consulta médica a su hija enferma.
En el trayecto, un taxista le recomendó que se fuera a Chilpancingo porque en el puerto hace demasiado calor y su pequeña enferma no iba a aguantar las altas temperaturas.
La mujer hizo caso al taxista y luego de la cita médica se trasladó con sus propios recursos a Chilpancingo donde preguntando por un refugio llegó a las instalaciones del Indeg el día 28.
A partir de ese momento las autoridades de los tres niveles de gobierno se han limitado a darle las comidas, pero en lo demás la han discriminado, dijo.
Agregó que han ido a levantar censos para el programa de viviendas pero a ella no la quisieron censar por no poder comprobar que perdió su casa. De igual forma, no tuvo acceso a la tarjeta para enceres domésticos, pues le dijeron que no le podían entregar una tarjeta porque “no es de Chilpancingo”.
El empleo temporal tampoco lo tuvo porque “no tenía una casa qué limpiar”, mientras que está sin trabajo y sin dinero, pensando en cómo será su vida de aquí en adelante y sobre todo cómo mantendrá a sus tres pequeños hijos.
Pidió apoyo a alguna autoridad para que voltee a ver su caso y la apoyen, y dijo que preferiría quedarse a vivir en Chilpancingo, para que su hija tenga acceso a la salud y una rehabilitación que mejore su calidad de vida.
“Yo no me he enterado de lo que pasa en mi pueblo. Me han dicho que es mejor que busque aquí un lugar para vivir pero yo les digo que no tengo ningún apoyo y entonces cómo lo voy a conseguir”, lamentó.

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