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Carlos Pérez Aguirre

Asesinatos, corrupción y represión, síntesis del gobierno aguirrista

Habrá que recordarle a Andrés Manuel López Obrador que el gobierno de Ángel Aguirre nace y se nutre del Figueroismo –una imagen reciente lo muestra completo– pues una de las razones que motivaron la desatención y falta de aviso del cataclismo que vivió guerrero a mediados del mes de septiembre, se debe a que el gobernador estaba absorto, atendiendo y departiendo con sus compañeros priistas encabezados precisamente por Rubén Figueroa, ese ex – gobernador que lo llevó y lo hizo gobernador sustituto, en un primer periodo y tal vez –en su momento se sabrá– también en este segundo periodo.
Ese personaje le enseñó y mostró las mañas del poder, pero –como se comentó en su momento por los círculos cercanos al Figueroísmo–: “la gallina se quiso salir del huacal”. Seguramente Andrés Manuel sabe que Ángel Aguirre fue postulado candidato después de que asesinaran de manera artera y cobarde al diputado y luchador social Armando Chavarría, sin que hasta la fecha se conozca un milésimo avance en las indagatorias, por que seguramente tocarían fibras sensibles de la clase política de antes y después y desde que inició su actual periodo se ha asesinado con total impunidad a varios luchadores sociales, sin que exista un mínimo avance en las indagatorias.
Desde El Charco hasta Luis Olivares, se marcan las huellas de gobiernos que han sido omisos o por lo menos ineficaces en el esclarecimiento de los asesinatos. Resulta llamativo que la ruta de los asesinatos siga una secuencia perversa: persecución oficial, acumulamiento de cargos, amenazas y finalmente la muerte (ya lo habíamos escuchado, encierro, destierro o entierro, ¿será ahora también la ley Aguirrista?).
Ruta similar devino en el asesinato del presidente de la comisión de gobierno del Congreso Local. Armando Chavarria, en el gobierno zeferinista, que coincidentemente sentó la posibilidad de la candidatura del actual gobernador. Pero además de la acumulación de asesinatos sin resolver que se incrementan día a día, también la represión contra movimientos y luchadores sociales se incrementa con desvergüenza.
Ahora también se encarcelan a Nestora Salgado y Gonzalo Molina, cuyos delitos fueron defender de la violencia delincuencial a sus comunidades y ayudar en las labores de rescate después del cataclismo combinado de los dos fenómenos naturales. El gobierno del estado realizó todo el procedimiento con marcado acento represor con declaraciones increíbles y absurdas, pero ese es el estilo de estos gobiernos de derecha cerril.
A la actitud represora del inicio de este gobierno, solo la detuvo por algún momento el escándalo nacional y la posibilidad aun latente de juicio al gobernador, por la matanza de estudiantes de Ayotzinapa. Eso acobardó el gobierno estatal que reculó en su estrategia de represión, no así en la selectiva; sin embargo la impunidad de nueva cuenta lo pone en su carril represor y ahora encarcela hasta a los damnificados que se atreven a denunciar la falta de apoyo y descubren su estrategia de simulación propagandística.
Un peligroso gobierno se construyó en Guerrero, pues siendo una entidad con arraigado sentido de lo social y la igualdad, se instauró un estado donde una derecha casi fascista gobierna con una máscara que ya a nadie engaña, esa derecha gobernante acepta, evidentemente sin investigar, que asesina y reprime sin contemplación y en la impunidad, amparados en ese disfraz de izquierda que cada día les funciona menos.
La razón de su irracional actitud radica en buscar la protección de los intereses de su grupo, la corrupción y el nepotismo, Todo ello contrario a los intereses del ciudadano guerrerense.

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