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Ovacionan al violinista mexicano Adrián Justus y a la Filarmónica de Acapulco

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Minutos pasadas las 9 de la noche, el violinista mexicano Adrián Justus ofreció una cátedra de lo que se puede hacer con un Guarnerius Lord Coke y, en compañía de la Orquesta Filarmónica de Acapulco dieron un tinte muy especial al décimo concierto de la temporada del XV aniversario.
Con un teatro Juan Ruiz de Alarcón casi lleno, Justus, quien tan solo por mencionar algo obtuvo la medalla de oro del concurso internacional de violín Henryk Szeryng, interpretó como número principal la Sinfonía española para violín y orquesta de Edouard Lalo, que es un concierto para violín y que en su momento fue dedicado a Pablo Sarasate (violinista y compositor español), quien lo estrenó el 7 de febrero de 1875 en los conciertos populares de París.
Antes y para calentar, el público escuchó El amor brujo y la Danza ritual del fuego, de Manuel de Falla.
Desde el primer movimiento (la Sinfonía española cuenta con cinco), la pieza diseñada para mostrar el virtuosismo del violinista, encantó al público asistente con ritmos y melodías de sabor español luego de una mínima introducción de la filarmónica.
Scherezando, intermezzo y andante, los siguientes tres movimientos, pasaron de algunas notas de la famosa canción popular andaluza El Vito, una habanera (género musical de origen cubano) y llegar a la melancolía, perfectamente trasmitida por el maestro Justus, quien en ese momento se sentía bastante cómodo a lado de la orquesta dirigida por el maestro Eduardo Álvarez.
Y en tiempo, puesto que al llegar al último movimiento, el rondo, y luego de una breve pausa de descanso para Justus, mientras una nueva habanera fue exigido por la misma partitura a explorar todos los registros musicales de su Guarnerius, desde los graves hasta los agudos en una especie de melodía flamenca que fue aplaudida de pie por la gente que en un par de ocasiones exigió que Justus saliera nuevamente para ser ovacionado.
Si para entonces el público ya estaba más que emocionado, para después del intermedio se aprestó para escuchar a la Filarmónica tocar diversos tangos tanto argentinos como uruguayos.
El Tango de Gina Enríquez, Adiós, La vi llegar y Cafetín de Buenos Aires, sólo algunas de las melodías tocadas por la Orquesta Filarmónica de Acapulco que cerró su décima presentación de la temporada en el Juan Ruiz de Alarcón con una carretada de aplausos más que merecidos.

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