Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

María Luisa Garfias

Compromiso es compromiso

De acuerdo con el informe Panorama de violencia contra las mujeres en Guerrero 2011, presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en nuestro estado la violencia hacia las mujeres en todos los tipos se presenta como una constante, siendo la violencia emocional, física, sexual y feminicida las más concurrentes, sin que signifique que la económica y patrimonial no se ejerza.
Según la información referida, el 42.3 por ciento de las mujeres casadas o unidas, han sido agredidas por sus parejas a lo largo de su relación, ubicando al estado de Guerrero en el lugar 20 de las 32 entidades de la República. El mayor porcentaje de violencia se presenta entre las jóvenes entre 15 y 29 años; de ellas, 37 de cada 100 han sufrido al menos un incidente de violencia en el último año; un  dato importante, es que muchas de éstas se encuentran en el primer año de convivencia en pareja.
En lo que se refiere a mujeres con un nivel de instrucción, el mayor porcentaje corresponde a las que tienen secundaría y medio superior, de las cuales, 37 de cada 100 han sido víctimas de alguna situación de violencia por parte de su pareja a lo largo del último año; en contraste, el porcentaje de mujeres que cuentan con instrucción superior y posgrado es menor, ya que sólo 27 de 100 declararon haber sufrido maltrato, mostrando que la violencia hacia las mujeres está presente en todos los niveles educativos. Mientras las mujeres sin instrucción, con primaria incompleta y primaria completa, registran una de las menores proporciones de violencia, pero son también las que en mayor medida asumen estos roles. Cerca de la mitad de las mujeres mayores de 15 años, casadas o en unión libre, han vivido violencia en algún momento de su vida conyugal.
El 36.4 por ciento de las mujeres pertenecientes a la Población Económicamente Activa (PEA) declararon haber sufrido al menos un incidente de violencia de parte de su pareja en el último año, 7.5 puntos porcentuales más que las No Económicamente Activas (PNEA).
La violencia de tipo emocional sigue prevaleciendo en las mujeres guerrerenses,  llevándola a una baja autoestima, afectando su productividad y su capacidad para cuidar de ella y de las y los hijos. La principal clase de violencia emocional, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, es cuando la pareja les deja de hablar, responden el 49.0 por ciento de las encuestadas; el 39.1 por ciento señalan que es cuando sus parejas las avergüenzan, menosprecian o humillan; el 37.3 por ciento las que son ignoradas o no les brindan cariño y las que sufrieron porque su pareja se enoja mucho porque no está listo el quehacer, porque la comida no está como ellos quieren, o creen que ellas no cumplen con sus obligaciones, con 35.6 por ciento.
En lo que se refiere a la  violencia física, el 21.9 por ciento de las mujeres encuestadas señalan que las han golpeado con las manos o con algún objeto, las han empujado o jalado el cabello, y les han aventado algún objeto, el 21.9, 20.9 y 9.9 por ciento, respectivamente.
El 11.7 por ciento de las mujeres señalan que sus parejas les han exigido tener relaciones sexuales aunque ellas no quieran, el 7.3 por ciento dicen que sus cónyuges han usado la fuerza física para obligarlas a tener relaciones sexuales y el 6.2 por ciento mencionan que cuando tienen relaciones sexuales las han obligado a hacer cosas que a ellas no les gusta; en este rublo, la Procuraduría General de Justicia del Estado, informa que en 2011, 2012 y en lo que va de 2013, cerca de mil 200 mujeres han denunciado en sus agencias especializadas de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar este delito, datos que por cierto siguen siendo casi los mismos que en años anteriores.
Atención especial merece la violencia extrema, que han vivido el 52 por ciento de las mujeres casadas o unidas, las cuales señalan que sus parejas las han pateado, amarrado, tratado de ahorcar o asfixiar; atacado con un cuchillo o navaja; o les han disparado con un arma; las han quemado, tirado los dientes, fracturado huesos o les han provocado un aborto; aquellas cuya pareja se ha adueñado o le ha quitado dinero o bienes (23 por ciento); y dentro de esta violencia extrema tenemos al feminicidio, es decir, al asesinato de mujeres por odio y sexismo, que en Guerrero le ha privado de la vida a cerca de 120 mujeres al año, y en este 2013 la cifra ha llegado casi a los 130, entre éstas una niña de 9 años del municipio de Coyuca de Benitez; lo que demuestra que el común denominador de este delito es el hecho de ser mujeres.
Existe una violencia de la que poco se habla, pero que la vivimos quienes ejercemos el derecho a defender los derechos de otras personas, la violencia política y represora a las defensoras de derechos humanos, y que en nuestro estado le ha quitado la vida a la ecologista Juventina Villa Mojica, a la líder Rocío Mesino Mesino, o la desaparición de Eva Alarcón. El caso de la detención y encarcelamiento de Nestora Salgado García,  coordinadora de la policía comunitaria de Olinala, nombrada por su pueblo para la defensa de éstos ante la inseguridad y la injusticia, debe también señalarse cómo un hecho de violencia política del gobierno estatal.
¿Qué condiciones tiene Guerrero para que la violencia a los derechos humanos de las mujeres esté tan violentada, y se llegue al extremo de dejar a las mujeres discapacitadas o quitarles la vida? ¿Por qué a pesar de la normatividad vigente para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia, las mujeres seguimos siendo golpeadas, violadas o asesinadas? ¿Por qué a pesar de la violencia extrema, el porcentaje de mujeres que las denuncia cada vez es mínimo?
La ONU, Inmujeres y la Comisión de feminicidio de la 41 legislatura del Congreso de la Unión, señala que en Guerrero la calidad de vida de las mujeres, en comparación con los hombres, llamado Índice de Desarrollo en relación al género, nos coloca en el nivel 31 de los 32 estados del país, lo que significa que la desigualdad entre las mujeres guerrerenses en comparación con los hombres, es tan grande en todos los aspectos, educativo, salud, económico, político, cultural, etcétera, y ello ha generado el nivel de violencia que vivimos las mujeres. Aunado a lo anterior, debemos de sumarle la falta de voluntad de los gobiernos en sus diferentes niveles, de respetar los compromisos asumidos en normas internacionales, estatales o municipales para abatir la violencia y castigar a los agresores de las mujeres y las niñas.
La guerra no reconocida en nuestra entidad obstaculiza también el ejercicio de nuestros derechos como mujeres, el miedo, la impunidad, la corrupción y la injusticia, ha hecho que a pesar de la violencia pocas mujeres denuncien, y ese dato está también reflejado en el informe tanto de la ONU como del Inegi, sólo 25 de cada 100 violaciones son denunciadas ante una autoridad.
Por todo lo anterior, considero que no basta hoy sólo con hablar de la violencia, tenemos que cumplir el compromiso hecho desde 1975, refrendado en 1979, en 1994, en 2000 y éstos a su vez cada año. Compromiso es compromiso, dice el lema este año de los 16 días de acciones a favor de las mujeres anunciados por la ONU: todos los gobiernos del mundo deben cumplir para eliminar la discriminación y la violencia contra las mujeres. Pero también, todas y todos a fomentar la cultura de la denuncia, a exigirle a los gobernantes trabajen para cumplir las leyes y respetar el libre ejercicio de los derechos humanos; la sociedad debe participar para reconstruir la historia de las mujeres.
Hoy, 25 de noviembre, desde este espacio periodístico, demando un alto a la violencia hacia las mujeres, libertad para Nestora y justicia para Florentina y Rocío.

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