Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

* El PRD y la regresión de Oaxtepec

*Gobierno y PRI: gracias a Los Chuchos

“Yo veo que está saliendo un congreso exitoso”, dijo ayer Jesús Zambrano en la plenaria del PRD. Desde la perspectiva de su grupo político, tiene razón. En Oaxtepec, Nueva Izquierda impuso su predominio y consiguió bloquear la llegada de Cuauhtémoc Cárdenas a la dirigencia nacional y mantener al partido dentro del Pacto por México.
Esos eran los principales objetivos de Los Chuchos, que después de su exhibición de fuerza y control se disponen a entronizar en marzo próximo a Carlos Navarrete como presidente del Comité Ejecutivo Nacional.
A pesar de que se eliminó el candado establecido en el artículo 107 de los estatutos del PRD para impedir la reelección de quienes hayan sido dirigentes nacionales, la modificación perdió su valor coyuntural, pues fue concebida para lograr que Cárdenas pudiera asumir el liderazgo perredista.
Nueva Izquierda e Izquierda Democrática Nacional son las corrientes que el jueves pasado se retiraron del acuerdo de ceder a Cárdenas la dirección nacional del PRD. De acuerdo con versiones provenientes de Oaxtepec, a Los Chuchos y a René Bejarano les pareció inaceptable que Cárdenas exigiera libertad para integrar el CEN y una decena de curules en la Cámara de Diputados para garantizar su margen de maniobra al frente del partido.
Como pulcros abanderados de la democracia, los líderes de NI e IDN rechazaron el planteamiento de Cárdenas con el argumento de que tal cosa era un incentivo al “presidencialismo” y al “caudillismo”, lo que motivó el mismo jueves la repentina decisión del ex candidato presidencial de renunciar a la posibilidad de volver a la presidencia del PRD, lo que hasta el día anterior se daba por hecho. (El Universal, 23 de noviembre de 2013).
En el lodazal de negocios políticos y desvergonzada venta de candidaturas que prospera en el PRD, el inesperado brote de decencia de estas dos corrientes viene a ser un auténtico sabotaje a la única y más clara oportunidad que este partido tenía para reestructurarse, airear su vida interna y recuperar su origen como representante de las causas populares.
Lejos de todo ello, y estructuralmente incapacitados para desarrollar una genuina política de oposición, Los Chuchos pueden ufanarse de haber dejado al PRD literalmente colgado del gobierno y del PRI, porque eso es lo que les conviene a Jesús Zambrano y a Jesús Ortega.
El acuerdo adoptado por el congreso perredista, que establece la permanencia del PRD en el Pacto por México y plantea su retiro sólo si se aprueba la reforma energética en los términos propuestos por el gobierno de Enrique Peña Nieto, es todo un acto de simulación a tono con los intereses de la facción de Los Chuchos. Esta estrategia olvida a propósito que al permanecer en el Pacto, el PRD le otorga legitimidad a ese instrumento y por consiguiente a las acciones del gobierno. De nada serviría, por lo tanto, que el PRD se ponga bravo una vez consumada la reforma constitucional por la cual una parte de las ganancias petroleras irá a las cuentas de las grandes empresas petroleras internacionales.
El acuerdo postula que cuando la reforma energética sea aprobada en el Congreso con los votos del PRI y del PAN, el PRD abandonará el Pacto por México, y ayer aún se discutía si en una operación automática o por decisión del Consejo Nacional, opción ésta que era defendida por Zambrano.
No hay nada casual en la decisión de hacer continuar al PRD en el pacto peñista, sino todo lo contrario. Los Chuchos fueron por todo al congreso de Oaxtepec, y regresaron con todo. En sus planes no existe de verdad la opción de abandonar el pacto, y veremos cómo en unas tres o cuatro semanas recurrirán a la manipulación de los acuerdos del congreso perredista para seguir allí pese al mayoriteo priísta-panista en la aprobación de la reforma petrolera. Es posible que para ayudar a Los Chuchos, el PRI y el gobierno accedan a colocar en la reforma algunas propuestas del PRD, lo que permitiría a Zambrano alegar que los perredistas fueron tomados en cuenta. Lo mismo ha dicho de las anteriores reformas, pese a que son severamente cuestionadas por la sociedad o por sectores afectados.
Tendríamos que preguntarnos si el bloqueo de Los Chuchos contra Cárdenas obedece en última instancia a la intención de no obstaculizar los planes del gobierno de Peña Nieto, pues la maniobra que derrumbó la posibilidad de que el ingeniero asumiera la dirigencia nacional del PRD golpeó también seriamente la estrategia perredista contra la reforma constitucional para privatizar el petróleo. De hecho, ese fue el punto de partida de la propuesta de que Cárdenas volviera a dirigir al PRD, que obtuviera una mayor fuerza para encabezar la defensa del petróleo, lo que se habría conseguido si todas las corrientes –como se creía que– se unificaban en torno a su figura.
Pero pensar que dejarían el control del partido era esperar mucho de Los Chuchos. Al final, en Oaxtepec el PRD sufrió una regresión más y mostró en toda su profundidad la subordinación de la actual dirigencia a los intereses del gobierno del PRI.
Lo era ya el hecho de que, con el señuelo de una izquierda moderna que obtenía beneficios y se hacía tomar en cuenta, no sólo se integrara al Pacto por México, sino de que Los Chuchos hayan sido los autores de la idea de crear el pacto, el instrumento que ha hecho la vida feliz a Peña Nieto y eliminado cualquier obstáculo para que el PRI vea aprobadas sus iniciativas en el Congreso. A Los Chuchos gracias, pues.
[email protected]

468 ad