Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Dr. Fernando Lasso Echeverría*

El sida. ¿Producto de la manipulación genética? (1)

Este año se cumplen 33 años de la aparición del sida en el mundo y la magnitud de este problema sanitario mundial será cada vez mayor, mientras no se logre una vacuna que inmunice al ser humano contra el virus que causa esta enfermedad, o se consigan medicamentos realmente efectivos que actúen contra este nuevo agente patógeno.
El Síndrome de Inmunodefi-ciencia Adquirida no se conocía antes de 1981, año en el cual aparecieron los primeros casos registrados en el mundo, en Nueva York, en un grupo de jóvenes varones homosexuales que presentaban neumonía por Pneu-mocystis carinii, una bacteria propia de gatos y canes que no afecta a los humanos con sistema inmunológico normal y/o Sarcoma de Kaposi, un cáncer no muy común y que raramente afecta a personas jóvenes; casi al mismo tiempo aparecen casos en San Francisco, Los Ángeles y otras ciudades estadunidenses con el mismo patrón, pues los enfermos también eran hombres jóvenes con preferencias homosexuales. Conociéndose actualmente el periodo de incubación de la enfermedad, que es de ocho a diez años, podemos afirmar que el virus del sida circulaba en los grupos homosexuales de Estados Unidos desde la primera mitad de la década de los 70.
Todo lo anterior ha hecho pensar a muchos investigadores que este virus se originó en ese país, teoría que se ha manejado a nivel mundial desde el primer Congreso Internacional sobre Sida, realizado en París en 1986, en donde no menos de 17 ponencias indicaban este hecho. Jacob Segal, científico egresado de las Universidades de Tolosa y la Sorbona y ex director del Instituto de Biología General de la Universidad de Berlín, aseguraba específicamente que el virus era producto de manipulación genética realizada por científicos del Ejército estadunidense con fines bélicos (arma bacteriológica) y que este engendro, aplicado experimentalmente en presos comunes con condenas perpetuas, –a quienes se les prometió su libertad, si no les pasaba nada- se les había salido de su control. De hecho, estos “conejillos humanos” de experimentación, estos exreclusos –según Segal- fueron los que al serles conmutadas sus condenas y salir libres diseminaron el virus que portaban al salir de la prisión, aparentemente sanos, pues se ignoraba en ese entonces que este microorganismo causaba la enfermedad después de muchos años de haberse provocado la infección (periodo de incubación); parte muy importante de esta teoría es que (dice Segal) los presidiarios, en sus lugares de reclusión aceptan con facilidad relaciones homosexuales y aquellos que logran salir continúan practicando este tipo de sexualidad en la sociedad donde viven y ello explicaría porqué los homosexuales han sido los grupos más afectados.
La teoría mencionada se publicó por primera vez en México en el periódico Uno más Uno en 1987, causando gran interés en los lectores y protestas de la embajada de EU en nuestro país. También le dio difusión la revista Impacto del 8 de agosto de 1991 y se pudo leer más recientemente en un amplio artículo del número 18 de la ya desaparecida revista quincenal Grandeza en la Historia, del grupo editorial Aga entre otros, sin embargo esta hipótesis ha sido soslayada y se insiste en publicaciones tendenciosas –sobre todo anglosajonas- que afirman que el virus es de origen tercermundista, específicamente africano, debido al contacto sexual entre humanos y monos verdes (macacos), a pesar de que existen estudios muy serios de investigación, avalados por la OMS, que señalan que el virus del sida del mono verde y el virus del sida humano son totalmente diferentes.
De acuerdo con estadísticas oficiales publicadas por la OMS, para 1990, en todo el continente africano se tenían registrados 63 mil 800 casos de Sida, por 126 mil en EU, es decir para esas fechas era Estados Unidos el país con mayor número de sidosos a nivel mundial, dato que revelaba –por el periodo de incubación tan largo del sida- que este padecimiento se tenía que haber originado en ese país; en el presente, es imposible conseguir cifras estadísticas de casos de inmunodeficiencia adquirida en USA, a pesar de que cada año, con motivo del Día Mundial contra el sida, se publican en la prensa mundial las estadísticas oficiales de los casos de esta enfermedad registrados en todos los países del mundo, sin embargo, de la situación actual del sida en Estados Unidos no se publica nada, pues esta información la manejan como “secreto de estado”; en cambio, sí aparecen en la prensa mundial -enviadas por agencias de noticias anglosajonas- múltiples fotografías de grupos de personas negras (preferentemente mujeres con sus niños) desnutridas en grado extremo, con las costillas pintándoseles en la piel, desfallecientes y llenas de moscas, que en realidad son gente víctima de las grandes hambrunas que hay en África, es decir grupos de población que se están muriendo de hambre, no de sida, pero llevando el siguiente “pie” de foto: “Población africana muriéndose de Sida”, información totalmente tendenciosa y tergiversada, con fines de convencer al mundo de que el sida se originó en África.
Las mismas fuentes de información afirman que en estos momentos, millones y millones de africanos están infectados y muriéndose de sida, cuando en realidad es la extrema pobreza de la población, las hambrunas, los desastres ecológicos por la excesiva deforestación, las guerras intestinas y enfermedades infecciosas como el paludismo, la amibiasis, el cólera, el dengue, la tuberculosis y otras las que están acabando con grandes núcleos poblacionales de ese continente, sin dejar de reconocer que desde 1983 también existe sida en África e inclusive en algunos países de ese continente, sin control sanitario alguno; al respecto, es de cuestionarse lo siguiente: ¿mientras no exista una vacuna o medicamento efectivo contra esta enfermedad, habrá un país que controle en forma segura esta epidemia? Siendo el sida una enfermedad que fundamentalmente se transmite por medio de la actividad sexual –ahora tan estimulada en nuestras sociedades por todos los medios-, lo veo francamente imposible y esto se constata con el gran aumento de casos que existe año con año en el mundo entero, con excepción, al parecer, de Estados Unidos, en donde seguramente por decreto de alguna autoridad de ese país no existe el sida.
Ahora bien, no obstante el ocultamiento de cifras de enfermos en EU, la situación de este padecimiento en ese país no debe ser nada intrascendente y lamentablemente lo vemos con los cientos de paisanos, que después de emigrar al país del norte regresan muertos por sida, gravemente enfermos o lo que es peor, simplemente infectados y aparentemente sanos, lo cual les permite infectar a su esposa o a sus parejas sexuales en sus lugares de origen. Seguramente, este es uno de los mecanismos más importantes, en el aumento de Sida en el medio rural de nuestro país; estos migrantes, que totalmente desinformados, se aventuran en su soledad y desamparo social, en prácticas sexuales de alto riesgo y contraen de esta manera el padecimiento.
En lo particular creo que este virus y la enfermedad que provoca el mismo se originó en Estados Unidos, pues es irrefutable que los primeros casos del mundo se presentaron allí y posteriormente, gracias a las comunicaciones tan rápidas que existen actualmente y que facilitan el traslado de grandes grupos poblacionales a todo el mundo, se diseminó ya prácticamente a todos los países del orbe, y aunque no me atrevería a afirmar que este nuevo virus patógeno haya sido artificial, como lo afirma Segal, su teoría no carece de lógica.
Sin embargo, y a pesar de la profunda indignación que causa la posibilidad de que este nuevo microorganismo sea artificial y creado por seres humanos con objetivos guerreros, a estas alturas lo menos importante es pretender concluir donde se originó este fenómeno, pues nunca podrá comprobarse ninguna teoría al respecto y, asimismo, jamás país alguno aceptará haber sido la cuna de esta enfermedad que ha ocasionado hasta la fecha, la muerte de 25 millones de seres humanos y mantiene infectados a otros 40 millones, cuyo futuro es incierto.
Por lo pronto, creo que todos debemos abocarnos a luchar contra esta epidemia, mediante la investigación, la promoción de medidas preventivas y otras actividades que tiendan a disminuir la diseminación del mal, pues el sida –mientras no exista vacuna o medicamentos efectivos contra el virus que lo provoca– es una de las amenazas sanitarias más graves para la humanidad.
Actualmente existen no menos de 20 medicamentos en contra de esta enfermedad, que ministrados en “cocteles” terapéuticos, formados por tres o más de ellos, logran mantener con vida y más o menos normales durante muchos años a los portadores del virus, no obstante, al respecto habría que recalcar lo siguiente: a) estos medicamentos son muy costosos, hecho que los hace inaccesibles para la mayoría de los enfermos; b) no son inocuos, pues causan múltiples efectos indeseables secundarios, que obliga que los pacientes sean manejados y controlados por  médicos especialistas y c) lo más terrible es que este virus está mutando y haciéndose resistente a las medicinas que actualmente se usan en su contra, y ello obliga a continuar creando nuevos medicamentos para su control y es de temerse que cuando se logre alguna vacuna ésta sólo sirva para una de las variedades del virus, pero no logre controlar a todas ellas y entonces su utilidad será muy limitada.
Sin desear parecer pesimista, es posible que el problema sanitario representado por este virus y la enfermedad que produce no tenga a corto o mediano plazo una solución adecuada, y continuará contribuyendo cada vez más al aumento de la mortalidad de la población joven y afectando las economías de los países de todo el mundo.

* Ex presidente de la Sociedad Médica de Chilpancingo y ex presidente de la Federación Médica del Estado de Guerrero.

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