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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

* Petróleo: reaparece la dictadura perfecta

La realidad desmiente la benevolencia con la que Mario Vargas Llosa juzgó el primer año de la presidencia de Enrique Peña Nieto.
“Este PRI está funcionando dentro de la democracia. Está respetando la democracia; está proponiendo reformas que me parecen bastante sensatas. La democracia sí está echando raíces en México, hay que reconocerlo”, dijo. Y enmendó la crítica que hizo 23 años atrás: “¡No era perfecta! ¡Era imperfecta, felizmente! Era una dictadura imperfecta, y la prueba es que no hay una dictadura en México”, sentenció. (Reforma, 27 de noviembre de 2013).
Pero se equivoca, o carece de información, o simplemente la edad lo ha ablandado. Porque es precisamente ahora cuando Peña Nieto demuestra que el PRI no ha cambiado, y que en su regreso al poder trajo de vuelta todos los vicios y hábitos autoritarios que en 1990 hicieron decir a Vargas Llosa que México vivía en una dictadura perfecta. En aquella fecha, en el célebre encuentro La experiencia de la libertad organizado por Octavio Paz y la revista Vuelta, Vargas Llosa diagnosticó con notable claridad la esencia del régimen priísta: “México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México… es la dictadura camuflada. Tiene las características de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido. Y de un partido que es inamovible”. Para hacer sangrar más la herida, el novelista hizo frente a las cámaras de Televisa su incisión en las entrañas del régimen que parecía eterno.
Que en su retorno al gobierno el PRI ha puesto en práctica una vez más aquella dictadura camuflada, lo comprueba la estrategia aplastante que ha desplegado para hacer aprobar en el Congreso, contra la opinión mayoritaria de la población, la reforma energética que significa un retroceso a la época anterior a la expropiación petrolera.
El autoritarismo es uno de los rasgos distintivos de las dictaduras, que no necesitan ser militares para ser dictaduras, y de una manera autoritaria y manipulando la información ha procedido el gobierno de Peña Nieto para imponer su plan de ceder al sector privado la riqueza petrolera del país.
De acuerdo con tal plan, la modificación de los artículos 27 y 28 de la Constitución, planteada por Peña Nieto y el PRI y apoyada con entusiasmo por el PAN, tiene como propósito extender a las empresas privadas, principalmente a los grandes consorcios petroleros extranjeros, concesiones o licencias en condiciones de total libertad para que lucren con el subsuelo nacional, como lo hacían de forma humillante para la nación antes de la expropiación de 1938.
Un adelanto de la reglamentación secundaria que preparan el PRI y el PAN para llevarla al Congreso establece que “la propiedad pública de los hidrocarburos sólo aplica cuando están en el subsuelo, y podrá ser transferida al sector privado a boca de pozo”. Asimismo, “el Estado podrá pagar con hidrocarburos y se admite todo tipo de contratos; será posible compartir producción y se permitirán las concesiones, pero no en la Constitución, sino en la legislación secundaria, al llamarlas licencias”. Por lo tanto, “las compañías extranjeras estarán en libertad de disponer del petróleo que les toque en sus contratos; podrán incluso exportarlo y refinarlo, entre otras opciones”. (“Busca Peña libertad para que la IP pueda sacar el crudo del país”, La Jornada, 1 de diciembre de 2013)
Ni la monumental concentración encabezada por Andrés Manuel López Obrador ayer en el zócalo de la ciudad de México, ni el millón 632 mil firmas de ciudadanos que sin duda se reunirán para frenar la iniciativa (no importa si eso ocurre antes o después de la votación), ni el tardío retiro del PRD del Pacto por México, detendrán en el Congreso la aprobación de la reforma petrolera, cuya aprobación está prevista por el PRI y el PAN para el 12 de diciembre. Aun con el cerco al Senado y la Cámara de Diputados, anunciado ayer por López Obrador para impedir el procesamiento legislativo de la iniciativa, es previsible que la maniobra sea consumada por la mayoría formada por priístas y panistas.
La Comisión de Energía del Senado empezará este lunes a preparar el dictamen de la iniciativa de reforma energética, mientras se desahoga la reforma política y electoral, cuya presentación y votación en el pleno se realizará a más tardar el miércoles. Por su parte, según el coordinador de la diputación priísta, Manlio Fabio Beltrones, la Cámara de Diputados está lista para aprobar ambas reformas, aun si se diera el caso de que los partidos de izquierda se ausentaran de San Lázaro.
Será así por obra y gracia de la voluntad presidencial, que obedece a los poderosos intereses económicos con los que el PRI ha estado siempre aliado. De esa manera la voluntad presidencial se situará por encima de la sociedad y contra el interés nacional en nombre de la codicia disfrazada de modernidad. Eso es autoritarismo puro, de manera que sí tiene razón Vargas Llosa, pero el Vargas Llosa de 1990.

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