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Jorge Camacho Peñaloza

La reelección de hoy

*Recibí el gobierno de las manos de un ejército victorioso pero tan pronto como me fue posible se efectuó una elección y entonces mi autoridad me vino del pueblo

Porfirio Díaz

Decir sufragio efectivo a principios del siglo XX no es lo mismo que decirlo a principios del XXI; las realidades, aunque socialmente parecidas, políticamente son distintas. El sufragio efectivo antiporfirista significaba una bandera para acabar con un poder dictatorial que calificaba al pueblo mexicano como no apto para la democracia, en cambio el sufragio efectivo de la actual reforma político electoral significa darle a la voluntad ciudadana su lugar y contrarrestar la dictadura de los partidos. Me explico.
La reforma político electoral en marcha que modifica 60 artículos de la Constitución y que tiene como ejes centrales la reelección de los diputados y senadores, así como los legisladores locales y presidentes municipales; la transformación del Instituto Federal Electoral para dar paso al Instituto Nacional de Elecciones, la causalidad de nulidad por sobrepasar el tope de gastos de campaña si la diferencia entre los dos primeros lugares de una elección es menor a 5 por ciento, la obligación de legislar para la creación de una ley de partidos, otra de procedimientos electorales y una más de propaganda gubernamental, la paridad de género en la distribución de candidaturas y la posibilidad de que el presidente de la república opte por un gobierno de coalición, tiene como esencia que mediante la reelección los representantes populares busquen servir más a la ciudadanía que a sus partidos, que sea la ciudadanía y no los partidos, quienes decidan si un político debe seguir sirviéndole o si debe irse ocupando en otra cosa.
El sufragio efectivo, no reelección, fue una arenga maderista, no precisamente de Gustavo Madero actual presidente del PAN, pero sí de su tío abuelo Francisco I Madero que encabezó el inicio de la Revolución del 20 de noviembre de 1910, que estaba dirigida a combatir el eje sobre el que giraba un sistema dictatorial, es decir que impedía el libre ejercicio del voto popular y perseguía alzar a la población contra quien personificaba ese régimen, Porfirio Díaz.
Las condiciones de la democracia mexicana de principios del siglo XX no son las condiciones que tenemos ahora, entonces el problema era la reelección de un hombre que encarnaba un régimen, hoy la reelección tiene como propósito darle más peso al voto ciudadano y menos a la denominada partidocracia.
Hoy el ejercicio del cargo público no depende del desempeño del político electo frente a quien le confirió su voto, sino de las relaciones que tenga con las cúpulas partidistas, con la reelección quienes tenemos aspiración de continuar en ejercicio de la responsabilidad político electoral, tendremos que demostrar al electorado nuestra eficiencia, capacidad, transparencia, que estamos del lado de la ciudadanía más, que obedecemos a la ciudadanía más que a nuestros partidos aunque estos tendrán que volver a postularnos para continuar un periodo más en el cargo de elección popular.
A principios del siglo XX la reelección significaba la continuidad de un régimen que impedía la democracia, hoy significará un estímulo para el acercamiento del político a la ciudadanía y dar mayor peso al voto ciudadano, es decir, significará fortalecer la democracia.
Sin posibilidades de reelegirse el político no tiene incentivo para acercarse a sus gobernados o representados, para demostrar interés por sus problemas, para transparentar su trabajo y rendir cuentas a quien lo puso en el cargo de elección popular en turno, pero con la reelección tendrá que demostrar todo esto si aspira a continuar obteniendo el sufragio de la ciudadanía.
Los partidos políticos tendrán que entender que las elecciones no se ganan personalidades sino con la eficiencia de sus gobernantes o representantes populares, no será a partir de la relación del candidato con los grupos de poder del partido sino con la ciudadanía en función de su eficiencia en los asuntos públicos.
Lo menos que podemos hacer es leer esta reforma con los lentes de don Porfirio, los de Flores Magón o los de Venustiano Carranza, la no reelección maderista fue una proclama de una revolución, que por cierto nada tiene de vigencia en la actualidad ni es referente principal de la realidad actual, la reelección de hoy tiene que ver con la necesidad de que los políticos demostremos verdaderamente servir a la sociedad para volver a aspirar a seguir sirviéndola ganando nuevamente el voto de la ciudadanía, la reelección de principios del siglo XX tenía que ver con la dictadura, la reelección de hoy con  la democracia.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la comarca que esto de la reelección va a venir a hacer a los políticos eficientes, la cosa está en que esto no quede solo entre los dientes.

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