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Cierran dos divertidas obras el Séptimo Ciclo Teatral Ola Nueva Acapulco

*La lectura dramatizada de Amor y medio para deseos enteros y la puesta en escena Pesadilla de una noche de verano mantuvieron atento y contento al público

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Con diversas observaciones a los trabajos presentados, mismos que podrán mejorar los mismos para futuras presentaciones, concluyó el Ciclo Teatral Ola Nueva Acapulco que a decir de los organizadores cumplió con los objetivos propuestos: exponer los nuevos trabajos al público a su consideración.
Amor y medio para deseos enteros, lectura dramatizada que inició las actividades, resultó ser una obra trágico, cómica y hasta musical al más puro estilo Pedro Almodóvar, pero sin tener un conflicto central que pudiera ser identificado, con lo que causó algunas risas involuntarias en momentos álgidos.
Escrita por el actor y director Gabriel Brito y dirigida por Iván Arizmendi, la historia nos narra en una serie de viñetas y flash backs una serie de enredos amorosos entre una chica insegura, un homosexual divertido y bailarín, y un transexual con el hijo de una añeja actriz quien a su vez tiene una relación amorosa con un joven menor que ella.
Al mismo tiempo, nos narra cómo en el desarrollo un político cuyo hijo es un transexual, intenta deshacerse de él para que no le arruine su campaña, situación que no le funciona al final.
Con ayuda de unos cuantos elementos como pelucas y vestidos, así como con la utilización de las mismas sillas y los libretos acompañados por un sencillo juego de luces y musicalización muy Almodóvar como la interpretación de Cualquiera por parte de La Lupe, cantante de la cubana del siglo pasado y fenómeno fenomenológico según su paisano el escritor Guillermo Cabrera Infante, los dramas personales de los protagonistas por separado y luego, tras una serie de enredos que los reúne, concluyen con el asesinato de quien jugara con los sentimientos de la chica, el homosexual y el transexual, quien al ser hijo del político se convierte en su delfín.
La participación de los actores Lucero Castro, Azucena Moctezuma, Hedson Castrejón, Iván Flores, Ricardo Vargas y Tomás Carrera, fue seguida con atención por el público colocado a su alrededor en el aula Luis Zapata del Centro Cultural Domingo Soler.
La lectura, de poco más de una hora, transcurrió de manera ágil y divertida para un público que aplaudió al final y se sorprendió cuando en su oportunidad los actores tuvieron que besarse.
Mientras, y como segunda función, Pesadilla de una noche de verano refrendó el éxito obtenido en sus presentaciones anteriores; la historia de una diva de la actuación entrada en años y en carnes, interpretada por Malena Steiner, volvió a generar risas entre las decenas de personas que se dieron cita en el teatro Domingo Soler.
Acompañada por los actores Leonardo Cuesta como Godwin, y Tomás Carrera como el director sin nombre de esta farsa escrita por Óscar Liera y dirigida por el dramaturgo José Dimayuga, Steiner en el papel de Marian Osorio puso a prueba la paciencia de quienes pretendieron actuar a su lado, puesto que con las más absurdas excusas, coartadas y subterfugios impedía que se desarrollara el ensayo de un fragmento de la obra de Willian Shakespeare incluso aún luego de ser asesinada por sus compañeros.
En un espacio más amplio, puesto que se presentó en el aula Luis Zapata, y musicalizada con melodías como Concorde de Frank Pourcel o la canción Vuela vuela del grupo Magneto, la obra no demeritó pues los movimientos fueron más amplios conjugándose en el escenario de manera correcta.
En ambos casos, las observaciones vertidas por quienes se atrevieron a comentar y criticar, se refirieron más a los buenos trabajos realizados por los directores y los actores; si bien en el caso de Amor y medio para deseos completos, sí se identificó la necesidad de tener una claridad en el texto, para Pesadilla de una noche de verano no pasó de mejorar algunos detalles que se adquieren con la constancia en las presentaciones.

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