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En un mes y medio de excavaciones sólo pudo desenterrar su cama de cedro

Zacarías Cervantes

Omitlán  /Juan R. Escudero

Don Jesús Carvajal Millán se desistió hasta el mes y medio de seguir escarbando para desenterrar su casa que quedó sepultada después de la tormenta tropical Manuel en esta comunidad del municipio de Juan R. Escudero.
Durante todo ese tiempo, con la ayuda de familiares y con peones que pagó, alcanzó a escarbar un hoyo de aproximadamente 6 metros de profundidad por unos 2 metros cuadrados de ancho, por allí apenas logró sacar su cama de cedro que había dejado amarrada al techo de su casa, antes de que saliera la mañana del domingo 15 de septiembre, cuando el agua comenzaba a inundar su vivienda que se encuentra a unos 50 metros del río.
Con un semblante de tristeza, el mediodía del 6 de diciembre, parado sobre el morro de tierra que sacó en busca de su casa y sus pertenencias enterradas, lamentó que no cuente con dinero para contratar una máquina que le vaya a retirar la tierra que cubre más dos metros encima del techo de su casa, “descubriendo el techo, lo demás yo lo escarbo con mis manos”, dice con un brillo en los ojos que denota una leve esperanza, pero por ahora, reconoció, que sólo es un sueño.
Alrededor del hoyo profundo que abrió don Jesús para sacar solamente su cama que había dejado amarrada al techo cuando salió huyendo de la inundación junto con su familia, hay mangos, tamarindos y papayos pero de ellos sólo se ven las ramas bajitas, como si fueran matorrales a raíz del suelo. A pesar de su altitud también fueron cubiertos de tierra.
Adelante de su casa enterrada se observa un campo arenoso, despejado de árboles y maleza, “allí abajo están las casas de mis primos”, señaló con el índice el lugar donde hay más casas, y agregó que ellos, sus primos, de plano, ni siquiera intentaron escarbar para descubrir si quiera algo sus casas. “Allí dejaron todo”.
Observando el fondo del pozo donde está su casa sepultada, explica que él se animó a escarbar varios días porque no se resistía a perder sus pertenencias que acumuló durante toda su vida.
Pero no alcanzó a recuperarlas. “Allá (abajo) quedaron más camas, mesas estufa, refrigerador. Tenía un equipo de sonido, con él trabajaba yo aquí y se me echó a perder. También tengo un teclado por allí enterrado y mi herramienta de electricista con la que también me ganaba yo la vida. Ahora ya no tengo nada”.
Y luego expresó que “ojalá aunque sea con una máquina nos apoyaran el gobierno para quitar cuando menos la tierra que está arriba, ya descubriendo la casa yo escarbo y saco las cosas que se puedan rescatar, algunas son de fierro todavía deben servir”, insiste.
El día que estuvo más fuerte la tormenta, el 15 de septiembre, Jesús Carvajal logró sacar algunas de sus pertenencias y las llevó a la casa de su hijo que se encuentra en lo alto del cerro, al lado poniente de Omitlán, pero al día siguiente un derrumbe se llevó parte de la casa y se fue lo poco que había salvado.
“Llevé unos aparatos a la casa de mi hermana que vive también en un lugar más alto que aquí, pero tampoco sirvió de nada, pues igual, se tapó su casa. No pensamos que crecería de esta magnitud el río, por eso yo me quedé sin nada, nada”.
También reclamó que el gobierno no les esté ayudando lo suficiente, “ahorita nomás nos ayudó con la despensa, pero con lo demás que prometió, como la tarjeta para comprar los enseres necesarios que nos hacen falta, no ha llegado. No han cumplido”, se quejó.
Carvajal Millán dijo que tampoco la reubicación se ha hecho realidad, “dicen que sí se va a ser pero que andan buscando el terreno, según la presidenta (Elizabeth Gutiérrez Paz) ya vino a negociar con los dueños de los terrenos que se los van a vender, pero no sé, creo que hoy en la tarde  (del 6 de diciembre) iban a ir a negociar con ella”, declaró.

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