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Sigue devastado Omitlán a casi tres meses de la contingencia y no llega la ayuda del gobierno

*Unas 70 casas de esta comunidad de Juan R. Escudero quedaron bajo la tierra que arrastró el río Papagayo y unas 50 más tienen daños

Zacarías Cervantes

Omitlán, Juan R. Escudero

Tres meses después de que la corriente del río Omitlán sepultó 123 casas, colapsó la escuela, la iglesia, arrasó con huertas de papaya, mango, plátano, y con los plantíos de maíz, calabaza, frijol y jamaica; Omitlán, municipio de Juan R. Escudero, sigue devastado ante la poca ayuda que han recibido de los tres órdenes de gobierno.
Como consecuencia de las lluvias de la tormenta tropical Manuel, que azotó los días 14, 15 y 16 de septiembre, aquí, unas 70 casas siguen sepultadas bajo la tierra que arrastró el agua del río y unas 50 más siguen dañadas de techos y paredes.
Las calles están destrozadas, los habitantes se encuentran sin trabajo y sin ingresos para sus familias, mientras que la ayuda que han recibido de los gobiernos federal y estatal no ha sido suficiente, ni siquiera para reconstruir sus viviendas.
En algunos casos ha sido más fácil construir galeras encima de las viviendas que permanecen bajo tierra, pues la mayoría de los habitantes han desistido de seguir escarbando para desenterrar lo que antes eran sus casas y recuperar sus pertenencias.
“Aquí hasta el río se quedó pobre, ya no hay peces. Yo me dedicaba a la pesca y ahora mire, me he quedado sin trabajo porque ya no hay que pescar. Otros en esta temporada construían sus palapitas a la orilla del río y vendían comida, cervezas y refrescos a los visitantes que se venían a bañar, con eso se ganaban unos pesitos, pero ahora ya no se puede; ya no hay playa, ya no hay peces y el agua está sucia”, narró nostálgico don Gustavo Ávila Rojas, segundo comisario municipal.
Omitlán se encuentra ubicada a 15 minutos de Tierra Colorada, la cabecera municipal, por la carretera que comunica a Tecoanapa  y Ayutla, pasando el puente que atraviesa el río, a un kilómetro y medio está la desviación hacia la izquierda, yendo de Tierra Colorada hacia Tecoanapa, desde la carretera, se ve el pueblo al fondo de una llanura serpenteada por el río.
“Ya por estos días comenzábamos a prepararnos para recibir a los vacacionistas. Nos iba bastante bien, venía mucha gente a bañarse al río y nosotros les vendíamos en las palapitas, ahora todo se lo llevó la jodida”, dice desconsolado otro de los habitantes, Santiago Rodríguez Dorantes, sentado en el corredor de su casa, que apenas ocho días antes del 6 de diciembre terminó de desenterrar, pues es una de las que habían quedado sepultadas de tierra y escombro que arrastró la crecida del río tras las lluvias de la tormenta tropical Manuel.
A casi tres meses de la catástrofe, efectivamente, el pueblo sigue desolado. Los habitantes han perdido los ánimos para seguir con el desazolve y la limpieza de sus casas y sólo esperan, todos, su reubicación a una zona más segura, pero los trámites son demasiado lentos por parte de las autoridades por lo que a estas alturas no sólo han perdido sus bienes y el ánimo para recuperarlos, sino también la fe en el gobierno.
Entrevistado a la entrada del pueblo, a la orilla de la carretera, en donde una máquina trascabo el 6 de diciembre, y  apenas estaba abriendo el acceso a Omitlán, el segundo comisario, Gustavo Ávila Rojas, dijo que hasta ese día no sólo no habían recibido la ayuda suficiente del gobierno para sobrevivir, sino que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tampoco había dado respuesta a su exigencia de indemnizar al pueblo por los daños.
Dijo que, por ejemplo, fueron los propios habitantes los que retiraron toda la tierra que se anegó en la escuela primaria y en la iglesia, pues estuvieron pidiendo la ayuda gubernamental pero nunca llegó.
Los habitantes siguen responsabilizando a la CFE de los daños por no haber abierto a tiempo las cortinas de la presa La Venta, y que eso provocó que se estancara el agua y elevara su nivel sepultando a más de la mitad del pueblo.
El recuento de estos daños provocados por la tormenta tropical Manuel de manera general son: la iglesia, la escuela primaria y 123 casas colapsadas. Más de 150 plantíos de jamaica, calabaza, milpas y huertos de papaya, mango y plátano sepultadas.
En Omitlán hay (o había) 379 casas y aproximadamente mil habitantes. Los entrevistados coincidieron en que los daños provocados por Manuel son la peor tragedia que han vivido.
Ávila Rojas dijo que tras los daños que sufrieron han demandado la reubicación de todos los habitantes, pero que todavía no hay resultados concretos de sus gestiones, porque el gobernador en la visita al pueblo un mes después de la tragedia pidió que buscaran el terreno a través de la presidenta municipal, Elizabeth Gutiérrez Paz.
Pero el segundo comisario dijo que la alcaldesa apenas tendría una reunión con los propietarios de un terreno que se encuentra enfrente de Omitlán, al lado oriente del río, para que se reubicaran allí, “pero no hay nada en concreto”, dijo.
Mientras tanto, denunció que la ayuda que les ha dado el gobierno ha sido insuficiente para poder sobrevivir y que han sobrevivido gracias el apoyo que siguen teniendo de familiares, amigos y compadres que viven en otras partes del país y de parientes que radican en Estados Unidos.
“El gobierno del estado lo único que nos ha dado son mil 200 pesos del Programa de Empleo Temporal, según que como pago por desazolvar nuestras casas, ¿pero usted se imagina qué podemos hacer con mil 200 pesos?. Yo me llevé casi un mes desenterrando mi casa y pague peones, ¿usted creé que mil 200 me van a alcanzar?”.
Agregó que por su parte el gobierno federal, a través de la Secretaría del Trabajo, se les entregó 2 mil 500 pesos a las familias damnificadas, “según que por los días que no trabajamos por la tormenta, pero igual, no nos sirvieron para mucho”, se quejó.
Incluso señaló que en el caso de las obras para la reparación de la infraestructura, a diferencia de otros pueblos, en Omitlán llegaron tarde, pues apenas el 6 de diciembre continuaba la reparación de la red de agua potable y se está abriendo el camino de acceso al pueblo que quedó tapado.
“Pero ahorita lo más necesario para nosotros es la ayuda del gobierno, aquí no tenemos trabajo, nos atenemos a lo poquito que nos va llegando de los amigos, compadres y de los paisanos que están en Estados Unidos. Tengo un compadre que tiene hijos en Estados Unidos y la semana pasada nos trajo carne para todo el pueblo”, contó.
Explicó que en su caso se dedicaba a la pesca, pero que por la crecida del río se quedó en la ruina pues ya no puede pescar, “porque hasta eso, el río quedó pobre, quedó limpio de pescado, no hay pesca, así que le buscamos y le buscamos, pero nomás no hay trabajo”.
Por otra parte denunció que la CFE no ha dado respuesta a la exigencia de las autoridades de Omitlán de que indemnicen al pueblo por la pérdida de las casas, muebles y huertas.
Otro de los damnificados es don Santiago Rodríguez Dorantes, él dijo que en su caso Protección Civil del gobierno del estado le dio láminas para que reconstruyera el techo de su casa.
Don Santiago se llevó dos meses escarbando con la ayuda de familiares y peones, para desenterrar su casa y sólo así logró rescatar algunos enseres domésticos, algunos todavía le sirven, pero la mayoría quedaron inservibles, comentó.
Informó que por parte del gobierno federal, a través de la Sagarpa le dieron otro apoyo, que consistió en una bomba para fumigar, cuatro botes de líquido y un bulto de maíz, “es lo único que me han dado”.
Explicó que un mes después de la tragedia, visitó esta población el gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien prometió entregarles la tarjeta para la compra de enseres domésticos con 10 mil pesos, pero que hasta el 6 de diciembre ninguno de los habitantes de Omitlán la había recibido.
Agregó que les reclamaron esa tarjeta a los que fueron a levantar el censo, pero que les respondieron que tienen que ir a México a registrarse, porque su función es nada más censar a los que sufrieron daños. Expresó que tampoco les explicaron que implica el hecho de que estén censados.
Añadió que, incluso, para su reubicación han tenido que andar “luchando pero hasta ahorita no hay nada, no ha habido respuesta. El gobernador cuando vino nos dijo que le dijéramos a la presidenta municipal, pero la presidenta Elizabeth Gutiérrez, ahorita no ha venido a ver los terrenos, pura negativa hay”.
Se quejó que “en los hechos no hay nada. No hay respuesta, a pesar de que todos los habitantes estamos dispuestos a reubicarnos, queremos un lugar donde nos vayamos a vivir más tranquilos”, expresó.
Dijo que lo que está atorando la reubicación es que la presidenta municipal no compra el terreno a donde van a ser reubicados todos los habitantes, “y por lo menos nos hagan la casita”.
Demandó que el gobierno del estado también cumpla cuando menos con la entrega de la tarjeta para la compra de enseres domésticos, “eso nos va a servir cuando menos para comprar si quiera algo de las cosas que se nos echaron a perder, porque 10 mil pesos no alcanzan para mucho. Por ejemplo, camas y roperos no vamos a poder comprar, pero si licuadoras, planchas, todo eso pequeño que se nos dañó”.
Don Santiago Rodríguez, apenas logró desenterrar parte de su casa, la mitad que se encuentra al lado sigue bajo tierra y solamente se alcanza a ver parte del techo, pero ya no le alcanzaron ánimos ni recursos para seguir con el trabajo de retirar toda la tierra que arronzó allí el agua del río.
Reclamó que ni siquiera para eso los ayudó el gobierno, “por eso muchos dejaron allí su casas junto con sus cosas. Todo se les perdió, y así ya no dan ganas de comenzar de nuevo, se pierde la esperanza de volver a contar con un patrimonio como el que ya teníamos. También se pierde la fe en el gobierno, porque cuando menos aquí no vemos, en concreto, todo lo que se dice que está haciendo en otros lados”, dijo en tono de desgano.

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