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No soy el Messi de la literatura mexicana, dice Juan Villoro

Staff / Agencia Reforma

Ciudad de México

Juan Villoro rechazó ser “el Leonel Messi de la literatura mexicana”, como fue calificado por el periodista Ricardo Rocha al recibir el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en la clausura de la FIL de Guadalajara, el pasado domingo.
“Messi es el mejor jugador del mundo, yo no soy el mejor (escritor) del mundo, eso me queda claro”, dijo Villoro ayer en el arranque de la segunda temporada de su monólogo Conferencia sobre la lluvia.
En entrevista consideró que, a diferencia del futbol, el circuito literario no admite la competencia real, pues el triunfo o fracaso de un escritor dependen del juicio subjetivo del público.
“Hay autores que son queridísimos en una época y luego caen del aprecio de la gente, hay autores que se ignoran durante mucho tiempo y luego resucitan, hay autores que primero se toman en broma y luego se toman en serio”, explicó.
Ejemplo de ese vaivén del gusto es el propio Villoro, quien recibió por primera vez un reconocimiento por su obra sólo 20 años después de que escribió su primer libro de cuentos, La noche navegable.
Y, a partir de entonces, premio tras premio.
En 2004 recibió el Premio Herralde por su novela El testigo; en 2006, el Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán por su libro de crónicas futboleras Dios es redondo, y en 2010 el Internacional de Periodismo Rey de España por su ensayo La alfombra roja. El imperio del narcoterrorismo, entre otros reconocimientos.
No obstante, Villoro recordó que, hasta hace pocos años, sus libros no eran muy vendidos, de modo que durante mucho tiempo dependió del favor de los críticos y del encuentro fortuito con algún lector para darse cuenta de que estaba “conectado” con el público.
“Haber empezado escribiendo sin premios y haberlo hecho durante 20 años así, que no es poco tiempo, creo que me acostumbró a pensar que uno puede escribir con gran gusto sin tener otra gratificación que el contacto ocasional con algún lector.
“Pero haber estado tanto tiempo así fue una escuela maravillosa, porque sé que se puede escribir sin premios, y luego, cuando han llegado, los he podido ver como accidentes muy afortunados, pero a fin de cuentas eso: formas de la chiripa”, bromeó el autor.
Y como, según dijo, los reconocimientos siempre son accidentales y transitorios, pues luego les serán otorgados a otros autores, Villoro “conectaba” con el público que asistió a la escenificación de su Conferencia sobre la lluvia.
“¿Te gustó la obra?”, le preguntaba a cada lector que se acercaba a saludarlo o a pedirle un autógrafo. “¿Te gustó la obra? ¡Qué bueno que te gustó!”, y sonreía.

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