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Celebran el Día Mundial del Teatro con la lectura global de carta de John Malkovich

Karla Galarce Sosa

Con una charla del dramaturgo José Dimayuga y la entrega de un reconocimiento a la trayectoria de la actriz Malena Steiner, teatristas acapulqueños conmemoraron el Día Mundial del Teatro, que contó además con la lectura de una carta escrita ex profeso para la ocasión por el actor estadunidense John Malkovich, en voz de Enrique Caballero.
El martes por la tarde en el teatro Domingo Soler, unas 90 personas formaron parte de esta celebración –que fue establecida en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro de la UNESCO– y fueron espectadores de la escenificación de la obra El Maestro, texto original de Eugene Ionesco, dirigida por Gabriel Brito, con actores del grupo teatral Arte-Factos del Colegio de Bachilleres.
Desde las 5 de la tarde, estudiantes de la Unidad Académica de Medicina y del Colegio de Bachilleres, ocuparon diversos sitios de las instalaciones del teatro Domingo Soler.
En la sala Luis Zapata, el dramaturgo originario de Tierra Colorada, José Dimayuga, expresó que como artistas se han formado prácticamente solos y lamentó que la cultura sea “un tanto marginada por las autoridades”.
“Si el teatro existe en nuestro estado y en Acapulco es por el tesón que tienen (ustedes), nos hemos formado solos, hay una disposición natural que permite formarnos de nada, muchas veces sin apoyo. Mi experiencia ha sido trabajar de nada y sin apoyo y esperemos que haya apoyo. Lo que le pediría al gobierno es que abrieran escuelas de formación artística”, dijo el también director.
Dimayuga enfatizó que “un gobierno que no tiene mirada hacia la cultura, es un gobierno muerto, un gobierno que no tiene alma. Hay que apoyar a la cultura porque es importante, eso nos sensibiliza a entendernos unos a otros y ojalá que los gobiernos dediquen su atención a los jóvenes que se están formando”.
En su ponencia La experiencia de hacer teatro, el autor de Afectuosamente su comadre habló de la influencia que ha tenido el cine en su vida.
Mencionó que en su Tierra Colorada, “Palma Gorda”, como la menciona en su novela ¿Y qué fue de Bonita Malacón?, no había teatro pero que el melodrama mexicano, actuado por Libertad Lamarque, Dolores del Río, María Rivas significan una parte importante  en sus propuestas.
Acerca del cine, Dimayuga explicó que con las enormes pantallas sintió mirando el teatro a través de éstas, pero desde la televisión y admitió que durante su infancia, adolescencia y juventud vió más cine que teatro.
Dijo que su timidez en el escenario lo orilló a refugiarse en la literatura, particularmente en la poesía y en la narrativa.
Enseguida, toco el turno al actor Enrique Caballero, quien leyó la carta para conmemorar el Día Mundial del Teatro, una iniciativa nacida del Instituto Internacional del Teatro de la UNESCO, que busca rendir tributo a las artes escénicas.
Caballero mencionó que todos los años, desde 1962, se elige a una persona para pronunciar el primer mensaje sobre la fecha. En su momento, dijo, lo hicieron Jean Cocteau, Laurence Olivier, Jean-Luis Barrault, Pablo Neruda, Peter Brook, Iakovos Kampanellis, Vaclav Havel y Arthur Miller.
Este año fue seleccionado John Malkovich, cuyo mensaje fue pronunciado hoy (ayer), en ciudades de todo el mundo como parte de la tradición.

La carta de Malkovich

“El Instituto Internacional del Teatro de la UNESCO me ha honrado con su petición de realizar este mensaje en la conmemoración del 50 aniversario del Día Mundial del Teatro. Voy a dirigir estas breves consideraciones a mis compañeros del teatro, mis pares y camaradas:
“Que su trabajo sea convincente y original. Que sea profundo, conmovedor, reflexivo y único. Que nos ayude a reflejar la cuestión de lo que significa ser humano y que dicho reflejo sea guiado por el corazón, la sinceridad, el candor y la gracia. Que superen la adversidad, la censura, la pobreza y el nihilismo, algo a lo que, ciertamente, muchos de ustedes estarán obligados a afrontar. Que sean bendecidos con el talento y el rigor necesarios para enseñarles cómo late el corazón humano en toda su complejidad, así como con la humildad y curiosidad necesarias para hacer de ello la obra de su vida. Y que sea lo mejor de ustedes –ya que será lo mejor de ustedes, y aun así, se dará sólo en los momentos más singulares y breves–, lo que consiga enmarcar ésa que es la pregunta más básica de todas: ¿Cómo vivimos? ¡Buena Suerte!”.

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