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Hay riesgo de contingencia alimentaria en 2014 por la pérdida de cultivos en La Montaña: Tlachinollan

*Aún no responde Sedesol federal a la demanda de granos para las comunidades damnificadas por Manuel, señala. Las aportaciones de la sociedad civil representan una nueva forma de lucha en contra de las tormentas y el olvido institucional, dice la organización de derechos humanos

Lourdes Chávez

Chilpancingo

El Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan concluyó la etapa de contingencia por las lluvias con un reconocimiento a las organizaciones y personas que donaron víveres a las comunidades afectadas por deslaves e inundaciones de septiembre, pero sigue esperando la respuesta federal, de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a la demanda de abastecimiento de granos para garantizar el derecho a la alimentación.
A más de tres meses del paso de la tormenta Manuel, que ocasionó serios daños materiales en las poblaciones y en la geografía estatal, destacó que las aportaciones de la sociedad civil representan una nueva forma de lucha  en contra de las tormentas y el olvido institucional.
Indicó que con la sociedad civil se tuvo la fuerza para visibilizar los daños en la zona que no era considerada por las autoridades, pues durante las primeras semanas los reflectores estuvieron enfocados en Acapulco, principalmente.
Destacó que en el proceso se construyeron puentes de solidaridad para que las toneladas de lodo que dejó el paso de Ingrid y Manuel no fueran impedimento para poder llegar a los lugares donde la tierra se ensañó con las familias más indefensas.
Afirmó que la ayuda solidaria de la sociedad civil nunca dejó de fluir a La Montaña, por el contrario, las iniciativas se multiplicaron, los víveres llegaban en todo momento.
Afirmó que los voceros de organizaciones sociales y de derechos humanos fueron fundamentales para a trasmitir la adversidad que enfrentaban los pueblos de La Montaña.
“Fue admirable la manera en la que adquirió forma la ayuda para La Montaña. Sus llamados por diferentes vías coloreó la esperanza de la gente que vio llegar por brechas intransitables camionetas con toneladas de alimentos, de ayuda hecha con todo el corazón y el cariño hacia los que en verdad forjan desde abajo el camino a la justicia”.
En su mensaje, señalaron que los pueblos trabajan en la reconstrucción comunitaria, y se organizaron bajo la figura de Consejo de Damnificados para trabajar en un proyecto de reconstrucción, cuyo motor es el maíz, la planta que rige la vida comunitaria y la que le da consistencia a su organización autónoma.
En alusión a funcionarios de gobierno, señaló que en esta nueva batalla de los pueblos indígenas, ellos deben de ser los principales protagonistas de la reconstrucción comunitaria y de la nueva vida en La Montaña.
Recordó que los pueblos fueron quienes abrieron los primeros caminos, los que salieron a buscar alimentos, los que enviaron las primeras imágenes de la devastación, los que alzaron la voz y denunciaron el trato inequitativo, los que están de pie y que a brazo partido día a día ponen al servicio de la comunidad sus manos y su inteligencia para re-humanizar La Montaña destrozada.
Pero los pueblos organizados en el Consejo Ciudadano tienen pendiente en la agenda con el gobierno federal el tema del abastecimiento de granos básicos, luego de la pérdida de los cultivos que los pone en riesgo de una contingencia alimentaria en 2014.
Esto a pesar de que la secretaria, Rosario Robles Berlanga, designó al subsecretario de Desarrollo Comunitario y Participación Social, Javier Guerrero García, como enlace para la atención de los pueblos afectados en La Montaña.
El Consejo estimó que para el subsidio de una familia promedio de cinco integrantes, se necesitan una tonelada y media de maíz en un año, además de una dotación de maíz y frijol, que se incluye en el pliego de demandas a la federación, porque se perdió la cosecha del último ciclo agrícola.

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