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Eduardo Pérez Haro

Panorama 2011 vs 2012: el mundo, el país y la sucesión presidencial

Para Iyari Valentina

Hemos dejado atrás el 2011, pero no sus problemas, lejos de ello tenemos que aceptar que 2012 será un año en el que tendremos que afrontar serias repercusiones de los hechos económicos, políticos, sociales y naturales que se sucedieron en el año que acaba de concluir.
La crisis que se abrió en 2007-2008 con el crecimiento del mercado de hipotecas “subprime”en los Estados Unidos, se extendió con mayor fuerza y dimensión en el 2011, cimbrando las estructuras de la Unión Europea con la crisis de la “deuda soberana” y ya con visos de recesión, que sumerge a todo el mundo en una sensible disminución de sus expectativas de crecimiento económico para 2012 y años subsiguientes, incluido México.
Las sociedades de los países de África del norte emprendieron protestas que derivaron en rebeliones que alcanzaron la caída de sus gobernantes Ben Alí, en Tunez; Hosni Mubarak, en Egipto, y Muamar Gadafi, en Libia; eventos en una sucesión de hechos que ahora se dirigen a Siria y su presidente Bashar al-Assad, y asimismo, existen manifestaciones de inconformidad en Marruecos, Argelia y Jordania. México enfrenta un amplio y preocupante clima de inseguridad y violencia criminal.
No menos de la tercera parte del territorio norteamericano sufrió sequias, Europa y África padecieron situaciones semejantes, al igual que el norte de China y buena parte de Rusia. México padeció heladas, inundaciones y sequías en más del 50 por ciento del territorio nacional. La resultante general se expresa en una disminución de los inventarios de alimentos, restricciones de la oferta y aumentos de precios a nivel global. El Servicio Meteorológico Nacional en México pronostica una disminución del 30 por ciento en la precipitación pluvial a partir de enero de este año.
En medio de esta vorágine, México al igual que Estados Unidos, Francia y Venezuela, serán escenario de elecciones presidenciales y como dice Jorge Ramos Ávalos, “en este mundo globalizado todo voto en otro país es, también, un voto a nivel local, ya nadie vive solo. Para bien y para mal”.
México debe resolverse dentro de una perspectiva global acorde a su tamaño, condición y posición geopolítica, y acorde a las expectativas de los mexicanos, escapando a la trivialidad del forcejeo mediático entre los partidos y candidatos, que de no hacerlo las elecciones podrían quedar atrapadas en una débil participación social, resultando en un gobierno de la misma condición, absolutamente disminuido para enfrentar los retos del contexto descrito en los párrafos anteriores.
China se ha colocado como la segunda economía del mundo, la India en cuarto lugar y Brasil se ha posicionado en el quinto sitio, el contrapeso que evitará la debacle de la crisis de Japón, los Estados Unidos y la Unión Europa está en los países emergentes, que brotan con fuerza expandida en Asía pero que también surgen en África y Sudamérica, existe un reordenamiento geoestructural a nivel mundial que llevará todavía varios lustros, pero que sin duda no tiene regreso.
No estamos diciendo que los países ricos dejen de serlo, pero sí estamos afirmando que está en curso una redistribución de las hegemonías y de la localización geopolítica de las áreas y países de mayor dinamismo y desarrollo. El capital financiero, que está detrás de todo lo que está pasando, no tiene lealtades y migrará con el mejor oferente, que no será sino aquel que ofrezca las mejores oportunidades de mercado y rentabilidad.
¿Quiénes reúnen estas condiciones y con qué calidad? Tendríamos que responder sobre quiénes son los países con mejores bases estructurales (infraestructura, tecnología, organización laboral y productiva, vinculaciones de mercado y sistema financiero) y superestructurales (estabilidad social, legitimidad política y marco institucional en seguridad social, equidad de género, manejo de recursos naturales y medio ambiente, derechos humanos y rendición de cuentas).
Usted califique a los países del uno al diez en cada uno de estos rubros y sabrá cuál es el índice de competitividad de cada uno, y por tanto ya sabe a dónde irá a residir el capital financiero y la mejor suerte de los pobladores. Para muestra un botón. En 1994, con la apertura del TLC, México ocupó el cuarto lugar detrás de China, Hong Kong y Brasil como país destinatario de la Inversión Extranjera Directa (IED), en 2011 fue superado por Rusia, Singapur, Islas Vírgenes, Arabia Saudita y la India para colocarse en noveno lugar.
Luego entonces, qué piensa hacer México con respecto a la secular desestructuración regional, productiva y social que se ha generado, pues lo primero que se requiere es reconocer que el norte rico y el sur pobre, que ya era una geoeconomía inadecuada para proyectar un país hacia el desarrollo, lejos de haberse resuelto en una situación más equilibrada, se ha desdibujado ante la expansión de la pobreza a la zona norte, la emigración de las poblaciones a los Estados Unidos y la exacerbación del crimen organizado, teniendo como contraparte un proceso de alta centralización y la subutilización de los recursos naturales y humanos nacionales.
En pocas palabras, un país que puede producir al hombre más rico del mundo y alrededor del 50 por ciento de su población en condiciones de pobreza, no tiene ni las condiciones ni un marco normativo acordes a las exigencias de competitividad del capital y del reordenamiento internacional en curso, pues también es un país en el que sus actores políticos se han enfrascado en una disputa por el poder sin dar lugar al avance y participación de la población, y a la permeabilidad de las mejores ideas y los mejores cuadros, asfixiando sus posibilidades de transformación, de modernización y de desarrollo nacional.
Abordar el desarrollo equilibrado de las diferentes regiones y entre la ciudad y el campo, es una plataforma en la que hay que implantar los cambios estructurales y superestructurales, ese es el plano y los ejes para definir la mejor opción política entre los contendientes a la Presidencia de la República, que no son sólo los personajes con sus dislates y carismas lo que hay que valorar, sino su concepción del mundo y sus propuestas para México, así como su basamento en términos sociales, partidarios y de equipo de trabajo.

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