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Tranquilidad y menos ambulantes, buscan turistas que descansan en la playa El Morro

Mariana Labastida

Tranquilidad es lo que buscan los turistas que visitan una parte de la playa El Morro, donde hay menos sombrillas y acoso de los vendedores informales, que la zona frente a los grandes hoteles ubicados en la bahía de Santa Lucía.
Dos policías estatales platican con un vendedor de ostiones mientras vigilan, y el resto de los agentes están en la patrulla estacionada en la calle cerca del acceso a la playa.
Florentina Martínez se pone bloqueador en los brazos mientras ve a su esposo que se baña en el mar. Ellos llegaron el viernes junto con su hijo a pasar tres días en Acapulco, es la segunda ocasión del año que visitan el puerto.
La familia, que viene de Cuernavaca, decidió disfrutar de la bahía de Santa Lucía en la playa El Morro pero en la zona frente a dos condominios, lejos de los hoteles donde se ven más personas; “aquí nos gusta porque está tranquilo y eso es lo que buscamos, tranquilidad, por eso venimos aquí”.
Sólo son cinco sombrillas frente al mar y a lo lejos se ve el grupo de personas que están frente al hotel Crowne Plaza y del otro lado es la playa Papagayo, donde se ve más gente.
Sofía y sus dos hijas son otra familia que disfruta de la brisa del mar en playa El Morro. Ella es de La Sabana y salieron a comprar, pero decidieron irse un rato a la playa; su hija mayor está acostada en la arena mientras habla por teléfono y su bebé, de un año, juega con una pala de plástico, mientras ella come camarones de una campechana que compraron a uno de los comerciantes informales.
Ramón es uno de los prestadores de servicios acuáticos y está sentado sobre la banana mirando al horizonte.
Comenta que el día está “más o menos, no muy movido”, pero tiene la confianza de que mejore la temporada mientras espera que alguien se anime a rentar la motoacuática que tiene, o quiera subirse al paracaídas o la banana.
Abraham Herrera Guzmán decidió salir de la playa y seguir su camino por las calles al otro acceso a playa que por la arena. Con su guitarra en la espalda busca otro cliente; lleva cuatro horas trabajando en las que ha ganado 200 pesos.
“No está mal, ayer estuvo mejor que hoy pero ahí la llevamos’”, dijo el músico antes de continuar su camino y afirmar que llevarse más dinero en un día de trabajo no tiene que ver con la cantidad de turistas en la playa, sino de suerte, “pero hay para todos”.

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