Exhibe José Luis Medina su retrospectiva de 30 años de pinceladas y colores surrealistas

*Los ángeles de Medina y obras escogidas es una muestra de su trabajo iniciado en los años 70 bajo la tutela de la famosa pintora Sofía Bassi. Unos 30 cuadros se exponen en el Centro Cultural Acapulco

Óscar Ricardo Muñoz Cano

A manera de retrospectiva, el pintor surrealista José Luis Medina exhibe desde hace unos días Los ángeles de Medina y obras escogidas, una muestra de su trabajo, en el Centro Cultural Acapulco; cerca de treinta pinturas comprenden más de treinta años como creador, que iniciaron gracias a la ayuda de otra pintora también muy famosa: Sofía Bassi.
En entrevista, y tras comentar que aunque estudió en Bellas Artes le gusta decir que es un pintor autodidacta, aseguró que la escuela surrealista es sin duda una de las que se puede decir está siempre de moda; “surgieron los ismos y terminaron su ciclo, pero el surrealismo se mantiene gracias al aporte de gente como la propia Sofía Bassi, Leonora Carrington o Remedios Varo”, sin dejar de mencionar al más importante: Salvador Dalí, apuntó.
Reconocido en el país y tras haber expuesto en países como España o Estados Unidos, José Luis dijo que este año aceptó reunir varios de sus trabajos para exponerlos, resultando de aquello “una mezcla de todo lo que he pintado, desde el pasado hasta el presente, una retrospectiva mixta”, que incluye trabajos de los años 70 hasta alguno del dos mil trece, sin que faltaran sus conocidos ángeles.
Al respecto, el artista recordó que “yo hacía esos ángeles en tarjetas de Navidad que enviaba a familiares y amigos, pero eso cayó en desuso. Sin embargo, los ángeles tuvieron mucha demanda y los seguí haciendo por mucho tiempo más, hasta que su sentido fue solamente comercial”.
No obstante, los temas que suele manejar el maestro Medina tienen que ver con otros personajes; los quijotes, los cristos, los corazones y hasta paisajes inventados también tienen cabida en su trabajo, del que resumió, “no es más que la suma del pensamiento libre y la creación de otra realidad dentro del cuadro”.
“Actualmente trabajo en esto: la drogadicción, y en ese sentido a mí me gustaría saber cómo yo veo a la gente con este mal, lo que yo creo y cómo se proyecta en mí lo que esas personas sienten”, explicó el artista que utiliza el óleo sobre papel o madera combinado con los acrílicos.

Su tiempo al lado de Bassi

Luego de asegurar que en Guerrero hay talento al que le falta ayuda para salir adelante, recordó sus inicios como pintor en los años setenta, cuando con ayuda de Sofía Bassi, ilustre reclusa del penal de Acapulco, y de fama internacional, por haber asesinado a su yerno de cinco balazos en una casa en Las Brisas a finales de los años 60.
De este hecho recién hace un par de años se filmó un documental (Acapulco 68) donde el propio Medina aparece dando su testimonio.
A la celda de mínima seguridad de Bassi acudían desde pintores de la talla de un José Luis Cuevas hasta ex presidentes de México como Lázaro Cárdenas, pasando por cantantes como Pedro Vargas de quien se dice, cantó en una fiesta organizada para ella con motivo de las fiestas de fin de año.
“Yo pertenecía a un grupo de teatro, y montamos varias en la cárcel y ella acudía a vernos. Un día me preguntó que qué tanto yo hacía y le dije que además de actuar escribía poesía y también pintaba”, narró Medina, quien agregó que “con el tiempo le llevé las primeras cosas que empecé a pintar y me ayudó con mi primera exposición, ella la patrocinó”, recordó el artista indicando que fue en el año 1971.
Desde entonces, recordó el entonces novel pintor, surgió la amistad entre ellos dos y que concluiría sólo con la muerte de Bassi, pues a pesar de ser liberada a los pocos años continuaron viéndose.
“Uno de los consejos que aún recuerdo de ella es el de que debería considerar que alguien me diera clases de historia, de arte, pero no sobre cómo pintar, ella me dijo: déjese llevar, usted póngase a trabajar y déjese llevar, que eso es el surrealismo; la intuición es la que le va a mostrar lo que va a hacer…”, agregando que esto se da “porque “los pintores tenemos algo de divino…”, concluyó.