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Retoman su vida cotidiana las familias de Tixtla damnificadas por Manuel

A 104 días de que la tormenta tropical Manuel provocó el desbordamiento de la Laguna Negra de Tixtla, hoy ha vuelto a sus límites conocidos, mientras las más de mil 771 familias tixtlecas afectadas retoman su vida cotidiana, limpiando los daños provocados en sus casas.
El viernes por la tarde, familias que habitan en el vaso de la laguna, en casas de madera y techos de cartón regresaron pese a que el nivel de la laguna está en su límite.
En el barrio del Santuario, que se ubica a casi tres cuadras de la laguna que mantuvo bajo el aguan enseres domésticos, documentos y la mayor parte del patrimonio de las familias, hoy luce tranquilo.
Las familias se dedican a limpiar las paredes donde quedaron huellas de la humedad, del agua que permaneció casi tres meses sin que se les diera cause alguno, con el riesgo de contagiar de enfermedades a la población.
Entre niños y adultos se esmeraban en la limpieza de las calles, quitar las piedras que se acumularon en sus puertas, sacudir muebles que se mantuvieron hundidos.
A pesar que algunos de los comercios han regresado a su rutina, no se va la inquietud porque sean resueltos los problemas a los que se enfrentan.
Una de las señoras comentó “Todo se limpia, pero lo que se destrozó, ¿quien nos lo va a pagar?”, mientras barre la entrada de su tienda sobre la calle insurgentes a una cuadra de la Laguna Negra.
En el atrio de la iglesia de El Santuario, ya se instaló una feria navideña, entre juegos mecánicos y música de banda, donde apenas hace unos meses habían sacado al santo porque estaba en riesgo de hundirse.
La vida regresa a su cauce, como lo hizo la laguna, aunque la amenaza continua ahí, porque los proyectos para proteger a la ciudadanía, no se han realizado.
La gente trata de regresar a sus trabajos, mejorar la economía, y que todo quede en un desagradable recuerdo, aunque piden que sean resueltas las fallas en la entrega de apoyos.
La mayoría de las fachadas de la zona que resultó con serios problemas, ya fueron limpiadas y pintadas, sin que se note hasta dónde llego el nivel del agua.
A pesar que la vida trata de regresar a su rutina en Tixtla, aún quedan seis viviendas inundadas, pero sus niveles son leves a comparación de las casas que permanecieron bajo el agua, donde hubo animales muertos, y desechos humanos.
Mientras los niños juegan a la orilla de la laguna volando sus papalotes, como si nada hubiera pasado, y donde también ya fueron reparados los potreros y reabierta una  herrería.
La Laguna Negra está en tranquilidad custodiando los cultivos delicados que fueron devastados, y que lucen abandonados, sin que se haya trabajado en su mejora o su rescate.
La vida en Tixtla, regreso a su tranquilidad habitual, desde bodas que se celebran en calles, así como venta de comida y trabajo en la calle principal, pero aun no llega la seguridad para las familias que lo perdieron todo. (Anarsis Pacheco Pólito / Chilpancingo).

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