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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS
*Javier Saldaña: ¿la tercera vía para el estado?

El 21 de diciembre Manuel Añorve Baños incluyó al rector de la Universidad Autónoma de Guerrero en la larga lista de quienes, en su perspectiva, aspiran a ser candidatos a gobernador y podrían eventualmente ser adversarios suyos en caso de que repita en la postulación por el PRI.
El diputado federal no explicó las razones por las que integró a Javier Saldaña Almazán en esa relación, quizás porque lo creyó innecesario dada la notoriedad que ha adquirido el rector en el poco menos de un año que tiene en ese cargo. Tampoco explicó por qué lo vinculó al partido Movimiento Ciudadano, aunque eso se comprende como parte de la jiribilla.
Lo llamativo del caso es que de los nueve suspirantes mencionados por Añorve, Saldaña Almazán es el único que no pertenece a un partido político –al menos que se sepa–, y el único que carece de una trayectoria política en los términos usuales.
En cambio y como resultado de lo anterior, posee una imagen unificadora, originada en el hecho de que en la contienda del año pasado por la Rectoría fue el único candidato (o candidato único) por acuerdo de los diversos grupos universitarios que consideraron oportuno abrir una tregua en las rabiosas y perniciosas disputas que tradicionalmente caracterizan las elecciones en la UAG.
El consenso articulado en torno a la candidatura de Saldaña Almazán fue un acontecimiento inédito en la historia moderna de la universidad, y le concede una virtud de la que no puede presumir ninguno de los aspirantes, mencionados por Añorve o no, que consiste en la ausencia de un interés de facción.
Nadie puede recriminarle a Javier Saldaña que haya procurado conservar y acrecentar la imagen unificadora que le permitió llegar a la Rectoría sin herir a nadie, y que por ello ahora se le considere –no porque lo haya dicho Añorve– calificado para aspirar a la gubernatura.
Todavía es temprano para declarar vísperas, pero el hecho de que un rector de la UAG sea reconocido y alineado entre los precandidatos a la gubernatura supone un cambio que merece ser señalado, pues si alguna vez sucedió antes, fue hace tanto tiempo que ha sido olvidado.
“Yo no me descarto, porque no me he encartado… prefiero quedarme en medio”, dijo Javier Saldaña en respuesta a los comentarios de Añorve. Cauto, enfatizó que “yo estoy en lo mío, en la Rectoría”. Pero también aventuró una frase que encierra cierto significado: “Lo que sí puedo hacer es articular un equipo de trabajo y un plan de gobierno, que englobe todas las grandes áreas de importancia que tiene Guerrero”. Debe entenderse que ser candidato a gobernador no le quita el sueño, pero por si las dudas, estará preparado.
Dirigir y administrar la UAG es como gobernar un municipio populoso. Con sus 43 preparatorias, 56 licenciaturas y los 77 mil estudiantes registrados este año, ofrece una amplia variedad de problemas y una dinámica que exige a los rectores el despliegue de habilidades que no pueden ser simuladas. Uno de ellos, el más importante, es la permanente insuficiencia de recursos frente a una demanda educativa creciente. El año pasado la universidad ejerció un presupuesto de mil 746 millones de pesos, pero había estimado y solicitado 3 mil 400. Para el 2014 el Congreso del estado sólo aprobó 2 mil 75 millones, a pesar de que la universidad había pedido 4 mil 690. Javier Saldaña explicó que el incremento alcanzará para cubrir el déficit de 221 millones de pesos anuales que la universidad arrastra de tiempo atrás, pero no será suficiente para ampliar la matrícula, que origina un serio problema cada año, o para continuar la construcción de los campus regionales concebidos para atender a los jóvenes en sus municipios. Con todo, el incremento obtenido por la UAG en su presupuesto para este año es obra de la gestión de Saldaña Almazán, quien hace un mes consiguió que el gobernador Ángel Aguirre se comprometiera por escrito a aumentar en al menos cinco por ciento los recursos que el gobierno del estado aporta al subsidio universitario.
Es posible que la figura de Saldaña Almazán se destaque hoy no solamente por esos méritos, sino también por el desprestigio en el que se hallan hundidos la clase política guerrerense y los partidos políticos, incapaces de resolver los duros problemas que aquejan al estado. En esas circunstancias, un “no político” estará siempre en condiciones de devolver la esperanza y la confianza a una sociedad que busca al líder que la estructura habitual de poder no le proporciona. Es la irritación y el malestar social ante el ciclo improductivo de los políticos y los partidos lo que da lugar a que la población voltee a ver a personajes que se encuentran fuera de ese ámbito caracterizado por la corrupción y la ineptitud.
Saldaña Almazán rompe ese esquema y podría personificar una tercera vía, y por eso ha llamado la atención. Suena interesante.

Subió la luz, y la gasolina…

A partir del 1 de enero, las tarifas de la energía eléctrica sufrieron un incremento, igual que la gasolina. Lo increíble de este aumento es que se produce precisamente cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto arrecia su campaña de publicidad para legitimar ante los ojos del país la aprobación de la reforma energética, en la cual ofrece que las familias mexicanas pagarán menos por la luz. No pasó ni un mes para que el cobre saliera a relucir.

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