Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Anituy Rebolledo Ayerdi

El globo de Cantoya

Cantolla y Rico

 

Los globos aerostáticos conocidos con el nombre de su primer constructor en México, Joaquín de la Cantolla y Rico (1829-1914), iluminaron este fin de año el cielo de Acapulco. Formaron parte de una lluvia maravillosa de fuegos artificiales dando una calurosa bienvenida al esperanzador 2014. Un 14 que trasciende felizmente el mal fario del 13, en calidad de número preferido de Lucifer. ¡Y vaya que lo fue!
Los siete nietos de este escribano nunca habían escuchado hablar del señor Cantolla y Rico. Tampoco que montado en la canastilla de su enorme globo sobrevuela en 1863 la ciudad de México. Dedica su hazaña a Juan Nepomuceno Almonte y a Leonardo Márquez, dos truhanes al servicio de Maximiliano de Habsburgo. La repite en ese mismo año, pero en la plaza de toros de la ciudad, contando esta vez con la asistencia del propio emperador austriaco, quien premia su hazaña con un par de mancuernillas de oro.
Ya entrado el siglo XX, Joaquín de la Cantolla –con doble ele, como él lo escribía–, es uno de los seis invitados de don Alberto Braniff, precursor de la aviación en México, para volar en su globo. Lo ha traído de Estados Unidos y nadie en México lo notará, pues para todos será otro más de Cantolla. Y allá van. Pero sucederá que rachas huracanadas imprevistas llevan el aparato hasta una zona ocupada por rebeldes zapatistas. Estos supondrán un ataque aéreo al que repelen ferozmente, el globo descenderá todo agujerado, felizmente en una zona ocupada por el ejército federal.
A partir de aquél incidente el señor Cantolla y Rico cae en cama enfermo quizás de susto, miedo, pasmo, o garrotillo, decían. Haya sido lo que haya sido, no se levantó más.

Zúñiga y Miranda

Alto, flaco, vestido siempre de negro con levitón cruzado y sombrero alto. Caballeroso y de finos modales, el abogado Nicolás Zúñiga y Miranda litigaba en los tribunales de la ciudad de México y hasta ganaba algunos asuntos. Se le había metido a la cabeza alcanzar algún día la presidencia de la República y por ello cada renovación de poderes lanzaba su candidatura. Empezó oponiéndose a las reelecciones del presidente Porfirio Díaz y terminará haciendo campaña en por lo menos dos sucesiones revolucionarias.
Sin militancia partidista y sólo con el apoyo de sus cuates de cantina, el hombre perdía su habitual cordura dando la impresión de no estar en sus cabales. Logrará, sin embargo, colarse a la historia por su puerta de atrás. Su imagen será la muy popular de personaje pintoresco, favorito de caricaturistas y objeto permanente de burlas, chistes y sarcasmos.
Sucedió durante una de sus primeras campañas electorales. Don Nicolás pronuncia un discurso aprovechando la gran afluencia dominical en la Alameda Central de la ciudad de México. Montado en una banca lanza al aire su voz de timbre poderoso:
–Si el voto de ustedes me favorece les prometo que no faltarán en sus mesas los nopales, la flor de calabaza, los frijoles y un tambache de …
Su última frase es ahogada por un clamoreo ensordecedor. Su audiencia enloquece ante la presencia en aquél espacio de enorme globo de Cantoya, en cuya persecución se lanza en tropel. Solo, acompañado únicamente por media docena de perros callejeros, don Nicolás Zúñiga y Miranda lanza un rotundo:
–¡Pinche pueblo globero!
“Pueblo globero” será un reproche lanzado en iguales circunstancias durante todo el siglo XX. Aquí cerca, en Tecpan de Galeana, será celebérrimo el de Bache Valencia, un Martín Garatuza costeño.
Hoy los globos de Cantoya han tomado una gozosa actualidad, culpados incluso de incendiar palapas secas. Previstas elecciones para el año entrante ¿no se hará presente el espíritu de don Nicolás Zúñiga y Miranda con su demoledor “pueblo globero”?

PRI-Atento Aviso-PRI

“Ante las reiteradas menciones de personas interesadas en participar en la renovación del Ayuntamiento de Acapulco y cuyos nombres se citan de boca en boca y se mencionan en las páginas periodísticas, el comité municipal del Partido Revolucionario Institucional hace las precisiones siguientes:
Que todas las personas aludidas merecen nuestros respetos y que es loable que el sentir cívico se manifieste atento al proceso electoral que se avecina.
Que es importante hacer saber al pueblo en general que el PRI aún no ha seleccionado la planilla que al respecto apoyará, hecho que tendrá lugar solo hasta después de que se expida la convocatoria respectiva.
Reiteramos que hasta este momento no tenemos candidatos para renovar el Ayuntamiento de Acapulco, pues, como se sabe, estos saldrán de las distintas convenciones celebradas por cada uno de los sectores del partido.
Aprovechamos la oportunidad para invitar a los ciudadanos para que pasen al despacho número uno del edificio Oviedo, donde se les tramitará su credencial.
“Justicia y Revolución Social”.
El presidente del CDM del PRI, Canuto Nogueda Radilla: el secretario, Francisco Mújica Bahena: el jefe de prensa, Agustín Pérez Contreras. (Publicado en el diario Trópico del 14 de marzo de 1954, aunque bien valdría para hoy mismo). ¡Por vidita de Dios!

Cómo fue

El alcalde electo para el periodo 1955-1956 fue don Efrén Güero Villalvazo Alarcón (propietario del cine Salón Rojo), quien ya había ocupado el mismo cargo en 1936. Esta vez renunciará a la mitad de su mandato, siendo relevado por el abogado Luis Martínez Cabañas, más tarde Notario Público Número Uno de Acapulco.
Por su parte, el entonces presidente del comité municipal del PRI, Canuto Nogueda Radilla, llegará a la presidencia municipal en 1960, pero no por ese partido. Será impulsado por el movimiento popular que recién había echado del poder al gobernador Caballero Aburto. Llevará como síndico al líder obrero Constancio Martínez Ramos.
Durante la administración de Nogueda Radilla, el PRI será barrido dramáticamente durante las elecciones de comisarios municipales, sin ganar uno solo. Ello provocará la ira de su dirigente municipal, otrora secretario, Pancho Mújica Bahena. Frente a los medios acusa al “Rey de la Guaca”, como era conocido el alcalde Nogueda, de ser instrumento dócil del Supremo Soviet, con la consigna de entregar Acapulco al dominio de la URSS. Lo paranoico del asunto es que los priistas se lo creían.
–¡Vale que es guaca! –se burlaba don Canuto.

Al pueblo de Acapulco

Suscritos por la llamada Fraccionadora de Acapulco, SA, circulan unos volantes con los que pretende sorprender a los incautos haciéndoles saber que “con permiso legal” de la secretaría de Relaciones Exteriores y con el asentimiento del gobierno del estado, se han adquirido los terrenos de la antigua Hacienda (península) de Las Playas por parte de una compañía mexicana (?).
También informan que una buena parte de esos terrenos fueron donados (qué espléndidos) al gobierno del estado para que los aproveche en uso del beneficio público.
“Analicemos: Si es compañía mexicana ¿qué tiene que hacer Relaciones Exteriores para dar legalidad al contrato?
“¿Qué tienen el asentimiento del gobierno del estado? Claro está, le regalan (¿?) la mitad de la Hacienda y el gobierno del estado sin el menor escrúpulo, falto de ética y de conciencia para cumplir con su deber sin más idea que explotar el rico filón, que sueña ya tener entre sus manos, entra de lleno al asqueroso enjuague sin preocuparse por averiguar la ilegalidad de estas operaciones.
¡Pueblo de Acapulco!:
Los terrenos de la llamada Hacienda de Las Playas pertenecen al fundo legal por Real Cédula desde la época virreinal. Fuimos despojados por Comonfort, quien a su vez vendió a Kastan, este a Deloya, etc. etc. hasta que llegó esta tierra a manos del norteamericano Henry Wise, quien a su vez otorgó escritura de venta ante el notario Luis Peña, de la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, en época reciente, a una compañía que no será por cierto la que la que hoy legaliza el acto.
Pero, duerma tranquilo el pueblo de Acapulco, aparte de las pruebas contundentes con las que ganaríamos cualquier acción que se iniciara en Tribunales Federales, el asunto es ya del conocimiento del probo ciudadano que por fortuna rige los destinos del país, el gran Lázaro Cárdenas, que día a día está más cerca del pueblo.
Personalmente ordenó la investigación de este asqueroso asunto que pasó a manos del secretario de Gobernación ; y ante la contundencia tenaz de varios extranjeros y por desgracia de nuestro propio gobernante, general Gabriel R. Guevara, tenemos la oferta firme, sincera, enérgica de Lázaro Cárdenas. Oferta solemne de hacernos justicia.
Acapulco, Gro, a 8 de febrero de 1935
Frente Único de Propietarios de Predios de Acapulco

Bisnes

Este volante circuló profusamente en el puerto pero sin ningún impacto porque sus destinatarios no sabían leer. (La Secundaria Federal Uno se funda cuatro años más tarde). Además, Juan R. Escudero, el único líder que hubiera defendido la causa, había caído asesinado 12 años atrás por quienes se repartían entonces Acapulco. Por lo demás, los revolucionarios mexicanos ya habían hecho suya la divisa gringa del business are business.

Comonfort

El Comonfort que se cita en el volante como el autor del despojo de los terrenos de la Hacienda de las Playas es, efectivamente, el poblano Ignacio Comonfort de los Ríos, abogado, militar y dos veces presidente de la República.
Nuestro hombre se había desempeñado como jefe militar en Tlapa, diputado y senador. Cercano al presidente Antonio López de Santa Anna, este lo nombra administrador de la Aduana de Acapulco, cargo del que es cesado al poco tiempo acusado de corrupción.
Para librarse de la cárcel, el militar nacido en Amozoc, Puebla, se une al movimiento encabezado en La Providencia por el general Juan Álvarez. Se trata del Plan de Ayutla para echar al dictador “Pata de Palo”. El ex alumno del poblano colegio Carolino se gana aprecio y confianza de Don Juan, al grado que éste le pide meterle pluma a su Plan para darle sentido y claridad. Lo nombra, incluso, comandante del fuerte de San Diego y más tarde le hereda.
Santa Anna se entera de todo aquello y monta en cólera. Se decide entonces encabezar la fuerza que acabe con la subversión y así tener la satisfacción de tomar el bastión acapulqueño y darle su merecido a su ahora aborrecido Nachito. El viejo Quinceuñas nada podrá hacer militarmente contra el poblano aunque sí, antes de volver a su cubil con la cola entre las patas, se dará el gusto de gritar a todo pulmón: ¡Comonfort, pinche corrupto, hijo de tu bendita madre!
¿No pudo ser, acaso, que enterado Santa Anna de los coqueteos de Comonfort con la rebelión de Ayutla, se haya adelantado con el cese fulminante con falsos cargos de corrupción?
Pudo ser, claro que pudo ser. Ahora bien, por lo que hace a la cuantía de los bienes inmobiliarios amasados por el director de la Aduana de Acapulco, ¿no fue acaso producto de su capacidad para el ahorro, de amarrarse la tripa y con ello mil y una malpasadas? Muerto prematuramente, don Ignacio nombra heredera universal a su hija única, Adela Comonfort de Oliver, quien los vende y muy bien a inversionistas extranjeros.
(Ya anteriormente se hizo en este espacio una reseña de las propiedades acapulqueñas del poblano. Ello gracias al cuadernillo manuscrito titulado Propiedades en Acapulco que pertenecen a Adela Comonfort de Olivar, proporcionado gentilmente, como siempre, por nuestra colaboradora y amiga Georgina Bermúdez Fernández.

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