Carlos Pérez Aguirre

La nueva reforma política federal (3): la reelección

Uno de los temas más relevantes de la reforma político-electoral federal que aprobó la Cámara Federal de Diputados en la madrugada del 28 de noviembre del 2013, se refiere a la reelección de senadores y diputados federales, así como la posibilidad de que también se aplique a los diputados locales y miembros de los Ayuntamientos.
1.- La reelección de legisladores (senadores, diputados federales y locales)  y titulares del poder Ejecutivo (presidentes, gobernadores y ediles) en sistemas de democracias consolidadas es una práctica común, que tiene como propósito fundamental en el caso de los legisladores el de fortalecer los órganos creadores de la leyes mediante la carrera parlamentaria y en el caso de los órganos ejecutivos aprovechar la experiencia y darle continuidad por un tiempo prudente a los programas de gobierno.
2.- La experiencia histórica de nuestro país con los malos ejemplos de Antonio López de Anna, quien se reeligió en forma alternada once veces como presidente de la República; y de Porfirio Díaz, quien permaneció más de 33 años en el mismo cargo, dejó un saldo negativo en la conciencia del pueblo mexicano, que provocó respectivamente la lucha por la reforma de 1854 a 1857 y la revolución mexicana de 1910 a 1917 bajo el lema de “Sufragio efectivo, no reelección”, y después cuando Álvaro Obregón ordenó modificar esta regla, fue asesinado siendo presidente electo en 1928.
3.- La reforma electoral que permitiría la reelección de legisladores y alcaldes en México, no puede analizarse en abstracto, sólo como un planteamiento teórico democrático, sino que debe reflexionarse en su contexto específico. El problema fundamental que existe en este tema, consiste en que las reglas y sobre todo las prácticas autoritarias y antidemocráticas son las que dominan el funcionamiento del sistema político electoral toda vez que generalmente no hay libertad en la emisión del voto, lo que conduce a que la mayoría de los representantes populares –legisladores y ejecutivos– no tengan legitimidad. No hay garantías para que legisladores y alcaldes no utilicen recursos públicos en su provecho para reelegirse, con lo cual tendrían absoluta ventaja frente a otros competidores.
4.- La reelección de legisladores y alcaldes en nuestro país no se da en un proceso de reforma democrática del Estado, de una reforma integral para la democratización del país, sino que es producto de un pacto, de un acuerdo, de una transacción en donde se entregó el voto de senadores, diputados federales y locales por la entrega de Peña Nieto del petróleo a empresas extranjeras, por el alza de los impuestos, por la cancelación de derechos laborales, a cambio de que los que votaron a favor de estas reformas se puedan reelegir.
5.- La explicación es muy sencilla: los actuales senadores y diputados federales que aprobaron las reformas de Peña Nieto se podrán reelegir en forma inmediata a partir del 2018, toda vez que como no podían contravenir un principio que consiste en que ellos no podían legislar para sí mismos, es decir que no podían aprobar una reforma legal que les permitiera reelegirse. Por eso lo que aprobaron es que en la elección del 2018 sí se puedan reelegir en forma inmediata con lo cual podrían asegurar mantenerse en cargos de representación popular cuando menos 24 años más, ya que los senadores y diputados federales podrían reelegirse de forma inmediata por 12 años.
6.- La reelección que se pretende aprobar busca que la clase política dominante de todos los partidos que firmaron la reformas del Pacto por México se perpetúe en el poder cuando menos por un cuarto de siglo más, abre la puerta para que Peña Nieto busque reformar la Constitución y reelegirse, impide que haya la renovación natural de las generaciones en la representación política de una nación, obstruye la regeneración de las ideas en una sociedad en constante evolución, pero sobre todo es un retroceso en el proceso innovador y democratizador de México.

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