Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOYAC

 

*Los Cívicos (Tercera parte)

 

Después que la policía disolvió el mitin del 11 de diciembre de 1960, al día siguiente, aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe, cuando todo el pueblo estaba de fiesta, a las 8 de la noche la gente se congregó de nuevo y realizó otra manifestación en contra del gobernador. Esa marcha nocturna con antorchas, a la que llamaron cabalgata, pareció un homenaje más a la Morenita del Tepeyac.
Nuestro cronista Wilfrido Fierro en la Monografía de Atoyac dejó asentado que nuevamente el 12 de diciembre a las 8 de la noche, gente del pueblo y los estudiantes del Frente Revolucionario Zapatista, se reunieron frente a las oficinas de la Asociación Local de Cafeticultores, ubicada en la casa del señor Bartolo Téllez Fierro, en la avenida Juan Álvarez Sur número 50, y desde ese lugar partieron tras una camioneta equipada con un altoparlante y recorrieron las principales calles de la ciudad. “La muchedumbre portaba sendas antorchas y lanzaba mueras al general Raúl Caballero Aburto gobernador del estado, haciendo la parada frente al palacio municipal en donde los estudiantes Lucio Cabañas Barrientos de la escuela Normal de Ayotzinapa; Efraín Molina de la Universidad de Guerrero; Juan Alarcón, de la Universidad Autónoma de la ciudad de México; Alejandro Arellano del Politécnico, así como el campesino Leonardo Santiago y Medardo Reyes Gudiño, fueron los oradores en esta manifestación de protesta contra el régimen actual”.
El primero en abordar la tribuna fue el joven estudiante Lucio Cabañas Barrientos, y en su discurso invitó al pueblo a unirse a la lucha, puso énfasis en el atropello del que habían sido victimas el día anterior y subrayó que el gobierno de Caballero Aburto le asesinó a su padrastro y a su tío, y por ello su madre se dedicaba a vender gallinas para mantenerlos y sostener sus estudios. Efectivamente Juan Serafín Martínez, esposo de la mamá de Lucio, Rafaela Gervasio Barrientos, y su hermano, fueron asesinados por la policía urbana al mando del comandante José Natividad Paco Ocampo el 8 de noviembre de 1957 en el paraje de conocido como Charco Largo, sobre la carretera Nacional Acapulco-Zihuatanejo.
El segundo en hacer uso de la palabra fue Efraín Molina, quien hizo historia de los atropellados de los cuales los estudiantes habían sido víctimas desde que iniciaron la lucha, al mismo tiempo pidió a los comerciantes que suspendieran el pago de sus impuestos.
Cuando este mitin ocurrió el movimiento estaba en sus mementos más tensos, el Ejército ya había acordonado, el 25 de noviembre, las instalaciones de la Universidad en Chilpancingo, dispersado la asamblea permanente de Los Cívicos frente al Palacio de Gobierno y había desalojado a los comerciantes instalados en las inmediaciones del Edificio Docente y la Alameda Granados Maldonado.
El universitario Juan Alarcón –el más destacado de los oradores– dijo “si el presidente de la República no escucha la voz del pueblo guerrerense, habremos de llegar a la metralla”. El otro orador, el campesino Leonardo Santiago, indignado por los hechos de día anterior, comentó: “Hasta el día de ayer guardaba mi postura como caballerista, pero al comprobar los atropellados que sus corifeos han hecho contra pueblo, mandando a la policía a golpearlo y balacearlo, sin respetar mujeres, esta actitud me hizo cambiar de postura; ayer quedaron rotas mis ilusiones al ver que aquel a quien brindé toda mi fe y admiración porque sería la garantía del pueblo Guerrerense, defraudaba con estos hechos sangrientos sus promesas; es por eso que hoy me uno a los míos los del pueblo, para protestar también y pedir la desaparición de los poderes del estado”. Leonardo Santiago –según Wilfrido– lamentó también que la Presidencia Municipal estuviera en manos de un “títere” que lo bailan los “cerebros de Melcocha” en referencia al secretario municipal Mario Mendoza Vega y al asesor jurídico Benjamín Manzanares.
De acuerdo con el testimonio escrito de Wilfrido y lo dicho por los testigos, haciendo uso de su gran elocuencia Medardo Reyes Gudiño fue el último en abordar el micrófono “echando denuestos en contra del gobernador Caballero Aburto”. Medardo explicó a la concurrencia que el presidente de la República Adolfo López Mateos había visitado los diferentes estados de la República Mexicana, pero que al estado de Guerrero no había venido porque el gobierno actual no había hecho obras. “Es una vergüenza señores que el presidente venga a visitarnos, pues en vez de obras encontrará luto, llanto y dolor entre innumerables viudas que ha dejado la administración caballerista. Él dice (se refirió al gobernador) que ha construido carreteras, ¿qué carreteras, la que conduce a su mansión que tiene ubicada en la playa del Guitarrón? Que ha construido escuelas, pues sabemos que las de Tecpan, Coyuca y San Jerónimo de  Juárez fueron construidas por la iniciativa privada, y la de este lugar se construye con el dinero que se obtuvo de las reinas de las fiestas del Carnaval del año pasado”. Luego hizo señalamientos al comité pro-construcción y el comité de padres de familia de la escuela primaria Juan Álvarez.
El mitin celebrando la noche del 12 de diciembre terminó en completo orden. Comenta Wilfrido: “La federación guardó las medidas de protección a los manifestantes ya que con anticipación habían solicitado el permiso a las autoridades municipales y al coronel Manuel Olvera Fragoso, comandante del 59/o. Batallón de Reservas, para que mantuviera el orden”.
Al día siguiente el 13 de diciembre de 1960 en El Trópico Raúl Galeana Núñez acusó a Luis Cabañas de estar atrás de las manifestaciones, “quien por agitador fue destituido como síndico procurador de ese Ayuntamiento”. En ese mismo medio se informa de la detención, el 11 de diciembre, de un estudiante familia de Luis. Se trataba de su sobrino Lucio Cabañas Barrientos. Para entonces Raúl Caballero Aburto había huido de Chilpancingo y despachaba en su residencia del fraccionamiento Puntas Guitarrón.
Cuatro días después de la manifestación, el 16 de diciembre, el gobernador del estado Raúl Caballero Aburto visitó por última vez esta ciudad. En su recorrido supervisó los trabajos en la construcción de la escuela primaria urbana del estado general Juan Álvarez, en esta visita estuvo acompañado por el presidente municipal Raúl Galeana Núñez y los miembros del comité pro-construcción de ese plantel ubicado en el centro de la Ciudad, donde años más tarde se originaría un conflicto inter-escolar que terminaría con la masacre del 18 de mayo.
Está claro que amplios sectores del PRI se sumaron a la lucha anticaballerista como lo confirma Salvador Román Román en su libro Los Cívicos guerrerenses del sueño democrático al plomo de la realidad 1960-1963, quien deja claro la militancia priísta de destacados cívicos atoyaquenses como Canuto Nogueda Radilla y Manuel García Cabañas (primo de Lucio) quien se incorporó al movimiento como miembro de la organización juvenil del PRI. Recordemos que el Frente Estudiantil Cívico de Ayotzinapa estuvo encabezado, entre otros por Lucio Cabañas, Inocencio Castro y Manuel García Cabañas, este último llegó a ser con el tiempo presidente municipal de Atoyac y delegado de gobierno en la Costa Grande.
Cuando en 1960 la Normal Rural de Ayotzinapa se sumó al movimiento por la caída de Caballero Aburto “Lucio fue nombrado presidente de la huelga en la Normal y de manera audaz trepó a la azotea del edificio de dos plantas recientemente construido en la parte norte de las antiguas canchas de basquetbol para plantar con mucha solemnidad la bandera rojinegra”, escribieron Arturo Miranda Ramírez y Carlos G. Villarino en su libro El otro rostro de la guerrilla 40 años después. “Se organizó la huelga y se hicieron marchas que recorrieron el centro de Tixtla y los alumnos de la Normal se turnaban para montar guardias en la parada cívica de Chilpancingo”.
Lucio se sumó decididamente también como coordinador del movimiento cívico en la Costa Grande, donde ya Genaro Vázquez tenía amplia presencia entre la ciudadanía, incluso se inició como miembro de la logia masónica de San Luis San Pedro, donde llegó a tener un respaldo impresionante.
Arturo Miranda Ramírez explica en su tesis La violación de los derechos humanos en el estado de Guerrero durante la “Guerra Sucia”; una herida no restañada, que la política represiva de Caballero Aburto unió a los movimientos: al desalojar a los Cívicos del quiosco de la plaza Primer Congreso de Anáhuac, éstos se trasladaron a la Alameda Francisco Granados Maldonado, frente al Edificio Docente, “hecho que facilitó la fusión de ambos movimientos y el acercamiento político de sus dirigentes, Genaro Vázquez por parte de Los Cívicos, Lucio Cabañas por los estudiantes de Ayotzinapa y Jesús Araujo Hernández como líder estudiantil de los universitarios. Con esto se lograba darle mayor impulso al movimiento, a pesar de los esfuerzos en contrario de parte del gobierno estatal. Gracias a ello el movimiento lograba un crecimiento significativo tanto cualitativo como cuantitativo, toda vez que fue posible que salieran por todo el estado un mayor número de brigadas conjuntas compuestas por universitarios, normalistas y cívicos para ‘volantear’, realizar mítines en las plazas públicas y exigir la salida del gobernador y la desaparición de poderes”.
Por eso para Hilda Flores Solís, entrevistada por Román Román “la ACG estaba sintetizada en estos personajes junto con su objetivo práctico: Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, que pedían mejor precio para el café. Esta era una de tantas demandas que respondía a las malas condiciones de vida que tenía el campesinado guerrerense, pues ellos no contaban con una auténtica organización que asegurara precios de garantía a sus productos; las existentes eran apéndices del PRI, manipuladas por explotadores”. Por ello más tarde, a principios de 1964 los cafetaleros se reunirían en El Paraíso, para fundar la Unión de Productores Independientes del Café (UPIC) y nombrar como su dirigente a Pedro Contreras Javier.
Al formarse el comité cívico de Atoyac a él se incorporaron cafetaleros, copreros, maestros y pequeños comerciantes. El comité quedó encabezado por Rogelio Juárez Godoy. Hubo sectores como los ganaderos y los grandes comerciantes que no vieron con simpatía este comité, porque simpatizaban con el caballerismo. Sin embargo los cívicos no se quedaron solamente en la cabecera municipal, Genaro los motivó para que se formaran pequeños núcleos en las comunidades.
Andrea Radilla entrevistó a don Luis Serafín quien le dijo: “Genaro Vázquez había girado instrucciones para que la gente de la sierra se pusiera de acuerdo con los de Atoyac y participáramos en la parada cívica instalada en la alameda de Chilpancingo, frente a la Universidad, nos trasladamos a Atoyac gente de San Martín, de San Vicente de Jesús, de Agua Fría, del Cerro Prieto y de San Andrés de la Cruz”. Antonio Sotelo dice que en 1960, en la parada cívica contra Caballero Aburto, entre los más decididos y noveleros se encontraban los de Atoyac.
Al plantón de Chilpancingo asistieron muchos atoyaquenses, pero con más frecuencia estuvieron los líderes del movimiento: Jesús Hipólito Rebolledo, Rogelio Juárez Godoy, Rosendo Radilla Pacheco, Elisa Flores e Hilda Flores Solís.
“Quienes estuvieron varios días en la parada cívica en Chilpancingo –dice Andrea– comentaban que había un ambiente de fiesta y eso es lo que se sentía en todo el estado, una ‘lucha festiva’ de ruptura momentánea de la cotidianidad con color y olor a sangre y dolor por la muerte de los suyos, por la humillación de un gobierno estatal. Aún en las condiciones de desgracia, el guerrerense festeja, canta, baila”.
El movimiento crecía cada día más y más, por ello el 26 de diciembre de 1960, en la casa de Rogelio Juárez Godoy miembro del Consejo Coordinador Estatal de la Coalición de Organizaciones Populares del Estado, se reunieron los representantes de distintas agrupaciones para formar el Consejo Coordinador Municipal de la Coalición. De acuerdo a Radilla Martínez: “Se integró el Consejo Municipal con representantes del Consejo de Vigilancia de la Asociación Local de Cafeticultores, la Asociación Cívica Guerrerense, la Unión Local de Pequeños Comerciantes, el Comité Local del SNTE, la Unión Inquilinaria del Municipio, el Comité Local del Frente Zapatista de la República Mexicana y el Comité Regional de la Confederación Nacional Campesina”.
De esa reunión salieron los siguientes acuerdos: Aceptar la incorporación de todas aquellas organizaciones que desearan engrosar las filas de la Coalición, rotación de los miembros del Consejo Municipal Coordinador e instrumentar una huelga de contribuciones hasta la desaparición de poderes.

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