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Hurga Rafael Aviña sobre la muerte de la Dalia Negra en su libro Orson Welles en Acapulco

*Publicado por Conaculta, el texto recrea la estancia del director y su esposa, Rita Hayworth en el puerto con motivo de la filmación de su película La dama de Shanghai

Silvia Isabel Gámez / Agencia Reforma

Ciudad de México

Hay imágenes que obsesionan. Y el crítico de cine Rafael Aviña no ha podido olvidar el cuerpo mutilado de Elizabeth Short, la Dalia Negra.
Torturada durante días, sus restos fueron abandonados en enero de 1947 en un lote baldío de Los Ángeles. Aunque fueron asignados 250 agentes al caso, nunca se descubrió al autor de un crimen que ha fascinado a escritores como James Ellroy.
Aún hoy se discute quién fue el culpable. Aviña considera que el cirujano Walter Bailey, por su cercanía con la Dalia Negra y su fama de violento, pudo ser el asesino.
El descubrimiento de unas escenas eliminadas de La dama de Shanghai, que muestran a su director y actor principal Orson Welles junto a esqueletos y maniquíes cuyas heridas recuerdan a las de la Dalia, llevó a Mary Pacios a afirmar en 2000 que el cineasta pudo haberla asesinado en la época en que filmaba la película.
“No avalo la hipótesis de que fue Welles, pero como historia de ficción es fascinante”, señala Aviña.
La novela es todavía un proyecto, pero ya circula el libro Orson Welles en Acapulco (y el misterio de la Dalia Negra) (Conaculta), en el que combina la crónica, el ensayo, el reportaje y la ficción para reconstruir el misterio del asesinato; el rodaje de la película en Acapulco y la historia del puerto, que en la primera mitad del siglo 20 fue escenario de numerosas producciones del cine mexicano y de Hollywood.
“Acapulco es como un tercer personaje (junto a Welles y la Dalia), fundamental en la historia”, señala Aviña. El descubrimiento de ese “otro” Acapulco, surgido de la consulta de la Hemeroteca Municipal, ganó terreno a medida que escribía el libro.
La llegada de Welles junto con su esposa y protagonista de la cinta, Rita Hayworth, coincide con el inicio de la transformación del puerto, que culminaría con la inauguración de la Costera en 1949. Cuando la pareja arribó, era una ciudad sin traza.
Mitómano y genial, la película más importante de Welles continúa siendo El ciudadano Kane, dice Aviña, pero dentro del género negro, La dama de Shanghai ocupa un lugar destacado.
Aviña escribe que las imágenes fragmentadas y multiplicadas –como la secuencia en la casa de los espejos– proporcionan un toque de locura y ambigüedad a la historia. Los conflictos de Welles con Harry Cohn, presidente de Columbia Pictures, provocaron que la versión original, de dos horas y media, fuera reducida a 87 minutos.
“Si tuviéramos la versión completa que hizo Welles quizá sería otra cosa. Queda la duda”.

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