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Empresario que explota grava va a la asamblea del Cecop y dice que tiene los permisos oficiales

A la reunión de ayer en la comunidad de La Concepción, a la que convocó el Cecop a representantes de las tres graveras que trabajan en el río Papagayo, sólo asistió uno, quien informó que la próxima semana llevará los permisos que tienen para la extracción de grava y arena.
Allí los opositores acordaron que volverán a convocar a los dueños de las otras dos graveras ubicadas en Parotillas, aunque la explicación, dijeron, no cambiará la decisión de que se cierren dichos negocios y sean los pobladores los que hagan la extracción manual del material pétreo.
También iniciaron la recopilación de las firmas para avalar la petición de independizar los Bienes Comunales de Cacahuatepec como municipio, e informaron que es posible que el miércoles les entreguen el apoyo económico a quienes se les dañaron sus cosechas por la ruptura de la presa La Venta por la tormenta tropical Manuel.
A la reunión, en respuesta a la petición de asistencia que hicieron el domingo anterior en la asamblea realizada en Los Ilamos, acudió Javier Cadena Castro, hijo del dueño de la gravera ubicada Buenavista, Papagayo, quien aseguró que ellos tienen los permisos para la extracción de grava y arena, y se comprometió a que el  próximo domingo en Agua Caliente llevará los documentos.
El vocero del Cecop leyó un comunicado de la Comisión Nacional del Agua donde se indica que los empresarios José Valle Álvarez y Humberto Marín Molina, que tienen graveras en la comunidad de Parotillas, no poseen permisos para extraer grava del río Papagayo, por lo que en asamblea acordaron volverlos a convocar para que acudan a mostrar los documentos para trabajar en esa afluente de agua. En caso de que no acudan acordaron que pararán los trabajos en la gravera.
Sin embargo los opositores acordaron que no se permitirá que sigan trabajando, y plantearon que se reactiven los empleos que generaba la extracción de arena y grava a los pobladores, quienes llenaban los camiones con sus propias herramientas y las ganancias de esa acción se quedaba directamente en las comunidades, para que las empresas “no vuelvan a sacar un solo grano de grava del Papagayo”. (Mariana Labastida).

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