Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Anituy Rebolledo Ayerdi

Cómo han pasado los años (I) 1954-2014

*Un abrazo cariñoso y solidario para mi ahijada Lucero Radilla por la pérdida de su compañero de vida, José Luis Quevedo Acosta (QEPD).

El Oso

El 21 de mayo de 1954 el Congreso de la Unión decreta la desaparición de los poderes del estado de Guerrero, cuyo ejecutivo desempeñaba a partir de 1951 el letrado Alejandro Gómez Maganda. En una acción relámpago, el Ejército ocupa aquel día las oficinas gubernamentales en toda la entidad, particularmente las recaudadoras de rentas. El propio Congreso nombra gobernador sustituto al ingeniero agrónomo Darío Arrieta Mateos, de Iguala.
Arrieta Mateos no solo era aficionado al beisbol, lo jugaba y hasta decían que no mal. Ya gobernador de Guerrero se dará su tiempo para integrarse a un equipo local y jugar en la Unidad Deportiva acapulqueña. Un domingo que el mandatario ocupaba el montículo del diamante, alguien del público se dedicó a molestarlo, incluso majaderamente:
–“¡Ese Oso maleta, mejor dedícate a lo tuyo: engañar a la gente! ¡Qué malo eres pinche Oso, mejor agarra la cubeta de las chelas. ¡Saquen a ese Oso que no poncha ni una llanta de triciclo!”. Y así hasta el cansancio. (Oso era, efectivamente, el apodo que cargaba Arrieta de tiempo atrás derivado de su corpulencia y extraordinaria pilosidad de su cuerpo).
El gobernador aparentaba no escuchar al reventador que ya había logrado algún coro por parte del “respetable”. Siguió en el montículo hasta el final de un partido que, contra los deseos de aquel lépero, logró ganar. En un momento dado el pitcher desaparece del campo. Ha ido en busca del molesto detractor a quien no le será difícil identificar:
–¡Mira, cabroncito, para ti no soy ningún Oso, soy tu gobernador y como tal me debes respeto, hijo de la chingada!
Y diciendo y haciendo: el puño entre osezno y gorilesco de Arrieta se estrella en el rostro de aquel hombre que cae exánime, brotándole el “mole” de la nariz como si fuera un geiser. Sus amigos lo arropan.
–¡Pa’que aprendan a respetar a su gobernador, cabrones! –sentencia el igualteco y se va solo y su alma pues no acostumbraba guaruras.

Ruiz Cortines

La defenestración de Gómez Maganda fue urdida concienzudamente por el presidente Adolfo Ruiz Cortines. Además de satisfacer reclamos sociales procedentes de la entidad, desahoga un viejo rencor contra el acapulqueño. Y es que el poeta costeño no perdía ocasión para zaherirlo y ridiculizarlo con los dardos de su agudísimo ingenio.
Llegará el momento en que ARC adjudique a Maganda todos los apodos, anécdotas, “chilitos” y retruécanos circulando por todo el país. Ninguno relacionado con su falta de honradez, casi todos relacionados con su edad provecta y su sexualidad, presumiblemente agotada. “Matusalen”, “Viejo pachiche”, “Viejo pasa”, “Viejo cáscara”, etc., etc. Todos conocidos inmediatamente por el presidente, acostumbrado a preguntar cada mañana: ¿qué se dice de mí en la calle?
–¡Que usted ya no “paraguas” ni con el Himno Nacional!.., dicho con todo respeto, señor presidente.
–¡Que no se hagan pendejos quienes lo dicen: me eligieron para presidente no para semental!

Inútiles

–¿Cuáles son las tres cosas más inútiles de México?
–La vida inútil de Pito Pérez (novela de José Rubén Romero), la puta vida de Pita Amor (poetisa descocada) y el pito de Ruiz Cortines.

Pasitas

Don Adolfo camina por la calle Cinco de Mayo cuando es abordado por un limosnero. Se mete la mano a la bolsa del pantalón en busca de una moneda. Está rota:
–¿Pasitas?, ¿cuándo diablos compré pasitas?

A propósito

Se decía entonces que el presidente Ruiz Cortines había aceptado otorgar el voto a la mujer mexicana, solo ante las reiteradas amenazas de su esposa María Izaguirre. La amenaza de cortarle las “pasitas” cuando durmiera.

La Reseña de Acapulco

Fue el mismo Tío Coba, como le decían sus malquerientes, por cobero, quien hace 50 años instituyó la gratificación anual para los servidores públicos, equivalente a un mes de salario, o sea, el hoy volátil aguinaldo. También fue él quien autorizó a Miguelito Alemán la celebración de la Reseña Internacional de Cine, más tarde simplemente Reseña de Acapulco. Aquí mismo, cuando se construya el hotel El Presidente habrá voces maliciosas que adjudiquen la propiedad del inmueble a la señora Izaguirre de Ruiz Cortines, en ventajosa sociedad con el hotelero hispano César Balsa. (¿La delató el nombre de la hospedería?). Donde estuvo la residencia presidencial en Acapulco, se levanta hoy la Torre Azul. El ingenio mexicano se hará presente certero y oportuno, como siempre:

Ya te vas Adolfo Taimado,
Ya te vas para no volver.
Fuiste un presidente honrado,
¡pero qué tal tu mujer?

La chismografía oficial aseguraba que el matrimonio presidencial era entonces una relación ficticia, toda vez que Fito, para sus íntimos, hacía vida marital con una joven muy hermosa. Quienes conocieron el romance nunca mostraron extrañeza de que la dama tuviera 20 años de edad, esto es, 40 menos que el novio. La primera dama, por su parte, dedicada a los negocios en grande, se entretenía con el actor argentino Luis Aldás. Galán éste de la colombiana Sofía Álvarez en la película México de mis Recuerdos (1944). Todo ello, por supuesto, según las lenguas de doble filo. A propósito de la hermosa cupletista, pasaba largas temporadas en Acapulco como huésped de Margarita Arrieta, en su casa de la calle de La Quebrada.

ARC en Acapulco

Adolfo Ruiz Cortines era capitán segundo cuando sirvió como oficial de órdenes en el cuartel de la División del Sur (Fuerte de San Diego), al mando del ingeniero Alfredo Robles Domínguez. El revolucionario guanajuatense se desempeñaba, además, como gobernador militar de Guerrero por encargo del presidente Carranza. El veracruzano de 26 años que al voltearse los números –62–, llegará a presidente de México, encuentra aquí un albergue familiar con doña Balbina Villalvazo. Allí, en el Hotel Jardín de la calle de La Quebrada, empezará a “ahorcar mulas” en cuartetos de dominó con jóvenes acapulqueños.

Ahí empezó todo

Era el 4 de enero 1954 cuando un camionero de Tupelo llega a la empresa discográfica Sun Records de Memphis. Pide la grabación de un acetato con dos canciones suyas y que él mismo interpretará acompañado por su guitarra. Las ha compuesto para regalarlas a su madre que cumplía años. La encargada del negocio escucha la primera pieza y emocionada llama por teléfono a su patrón urgiendo su presencia: “¡Está aquí, jefe, la voz que ha buscado por tanto tiempo!”
Sam Phillips, el dueño del estudio, llega volando para escuchar al joven cuya voz era, efectivamente, la buscada por él.
–¡ Magnífico, muchacho, extraordinario!, ¿cuál es tu nombre?
–¡Elvis Presley, señor!
¿Alguien ignora el resto?

Donato Miranda, alcalde

Donato Miranda Fonseca inicia en 1954 el segundo y último año de su gestión como presidente municipal de Acapulco. Antes se había desempeñado como juez en Tecpan de Galeana, Taxco, Chilpancingo y Chilapa; diputado federal y dos veces senador de la República.
Hombre de presencia distinguida, dominante, realizando una o dos de talentos, logrará por ello mismo vencer a una oposición unánime e impetuosa. La ejercían acapulqueños aferrados a un principio político por ellos mismos idealizado resumidos en la frase “Acapulco para los acapulqueños nativitos”. Cumplida, sin embargo, en solo 12 ocasiones a lo largo del medio siglo que nos ocupa. Hoy mismo.
La presencia del “paracaidista chilapeño”, como lo llamaron sus opositores, se impondrá finalmente realizando una obrita aquá y otra allá, pero básicamente acercándose a la gente, particularmente a sus opositores. Su audiencia diaria era nutrida y múltiple. Vestía traje formal, corbata rigurosa, incluso durante los meses caniculares. El aire acondicionado, llamado entonces “clima artificial”, resultaba entonces inalcanzable económicamente. Ventiladores de techo eran los únicos atenuantes para los sofocos del mediodía, especialmente del secretariado femenino, si bien sus calores tenían otro origen.
El político guerrerense que llegará a suplir las funciones del presidente de la República, dedicado a la caza de mexicanitas de cachetes colorados y entregado a su pasión por los autos de carreras, será el poder tras el trono. Se convertira entonces en un cruel vengador, ganándose el título “Ministro del Odio”. Así lo llamará el periodista Jorge Joseph Piedra, alcalde de Acapulco a quien echó apenas cumplidos diez meses del trienio.
Donato acaba con la clase política de Guerrero, integrada por hombres de gran solvencia y luchadores sociales. La humilla imponiendo como gobernador del estado a un oscuro médico de Iguala, Raymundo Abarca Alarcón. Será autor de varios desastres sociales en la entidad y entre ellos la matanza de copreros en Acapulco, con saldo de una treintena de muertos y más de cien heridos. Sus exigencias económicas asustan a los empresarios japoneses que pretendían instalar aquí la planta de los autos Nissan. Huyen a Morelos.
El cabildo de Miranda Fonseca estuvo formado por acapulqueños dignos y sencillos surgidos de los tradicionales tres sectores del PRI. El periodista e impresor José O. Muñúzuri fue síndico procurador y regidores Francisco Castrejón, Manuel Herrera Martínez, Francisco Mújica Bahena, Félix Ocampo Olea y Roberto Maya Torreblanca, El Gayso. Convertido este último, no obstante su oficio de taxista, en brazo derecho de político que, por ser como fue, perdió la presidencia de la República. Si bien contribuyeron a ello las malas artes de un hombre químicamente perverso, Gustavo Díaz Ordaz, quien se la ganó para vergüenza de México.

Una personal

–“Cuídenla, respétenla y defiéndanla”, ella representa a la Patria nuestra”, recomendó el alcalde Miranda Fonseca al entregar un nuevo lienzo tricolor para la escuela Secundaria Federal 1. La recibieron Martha Rodríguez Rábago, Evelia Alcaraz y este escribano, guiados por el director Eduardo Vega Jiménez. (¡Uta!).

La primera regidora

No será en este año pero sí en el siguiente cuando una mujer ocupe por vez primera un asiento en el cabildo de Acapulco. Ella fue doña Jovita Salgado de Castrejón, dirigente del pequeño comercio afiliado a la CTM. El mujerío acapulqueño, sintiéndose representado por primera vez entre el macherío de la política municipal, apoyará con todo a la dama que las representará con mucha dignidad. “¡Pinches viejas, tienen armas más poderosas que nosotros para convencer a la gente”: reproche de un aspirante.

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