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Libera la Corte a la mujer indígena que abortó y fue encarcelada acusada de homicidio

Libera la Corte a la indígena encarcelada por homicidio porque abortó; “estoy feliz”, celebra

*No cometió ningún delito, sostiene Adriana Manzanares. La Semujer intentó engañarla para retirarle la defensa de organismos civiles, denuncia. El amparo tardó dos años y medio en resolverse, es una forma misógina y discriminatoria de juzgar, dice la directora del Instituto Guerrerense de Derechos Humanos, Silvia Castillo. Sentaría un precedente en 157 casos similares en el país, confía el Centro Las Libres

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Con un amparo liso y llano los cinco magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dictaron la libertad inmediata de la joven me’ phaa Adriana Manzanares Cayetano, sentenciada en Guerrero a 22 años de prisión por homicidio en razón de parentesco, por un aborto espontáneo.
La joven ingresó a prisión el 19 de agosto de 2008, y en primera instancia fue acusada de homicidio calificado y sentenciada a 32 años de cárcel luego de que sus vecinos de la comunidad de El Camalote, Ayutla de los Libres, la acusaron del homicidio de su hijo, pero en segunda instancia un magistrado del Tribunal Superior de Justicia modificó el delito y le redujo la sentencia.
Al salir de la prisión de Chilpancingo, la mujer de 26 años que habla con dificultad el español dijo, “hoy me dan mi libertad, como todos me siento un poco nerviosa. Ya estoy libre, ya lo creo que estoy libre. Fue una sentencia sin tener culpa yo, hoy que salgo libre, estoy feliz”.
Sin embargo, lloró cuando habló de su reclusión, “este tiempo pasó muy difícil para mí y no le deseo a nadie, si su familia (de un prisionero) vive donde hay mucha gente con experiencia que le diga a la gente que le echen ganas (para liberarlos) que busquen a alguien con quién hablar”, pues afirmó que hay muchas personas inocentes en prisión.
Y es que sin la intervención de organismos civiles de derechos humanos, Adriana difícilmente  habría conseguido su libertad.

El proceso

La directora del Instituto Guerrerense de Derechos Humanos, Silvia Castillo Salgado informó que el amparo tardó dos años y cinco meses en resolverse, pero confió en que se siente un precedente sobre la forma de juzgar, misógina y discriminatoria, de los jueces y magistrados.
Insistió en que Adriana no fue juzgada por la muerte del producto, sino porque el producto era de una relación extramarital, ese fue el agravante para los pobladores, el Ministerio Público (MP) y los jueces, que consta en los expedientes del caso.
Aseguró que a Adriana, por el simple hecho de ser indígena y mujer la condenaron a 32 años de prisión, pero 60 por ciento de las sentencias que se dictan en Guerrero por feminicidios son menores de cinco años y las personas infractoras salen libres.
El amparo fue promovido por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Centro Las Libres de Guanajato.
En consulta telefónica, la directora de Las Libres, Rocío Cruz destacó que la libertad inmediata fue dictada por unanimidad por los magistrados, pero aún no conocía el sentido y las implicaciones del proyecto.
Dijo que van a esperar el boletín que emita la SCJN, porque sentaría un precedente en 157 casos similares al de Adriana que tienen detectados en prisiones de diferentes estados.
Señaló que en Guerrero sólo estaban trabajando en dos casos de mujeres en prisión por aborto, el de Adriana que ayer salió de prisión, y el de Virginia Flores, liberada tras un largo proceso en enero de 2013, pero Castillo Salgado recordó que hubo otro caso, el de Claudia Galeana Basilio de quien consiguieron su libertad en marzo de 1997.
La defensora de Guerrero adelantó que esta injusticia no se puede quedar en la impunidad y adelantó que, siempre respetando la voluntad de Adriana, van a determinar qué sigue con el equipo de abogados. Adelantó que la mujer necesita atención integral para que esté en condiciones de recuperar su vida y también la de sus hijos.

Adriana

La joven indígena es pequeña de estatura, demandó a las autoridades estatales que no dicten condenas tan largas a las mujeres, como hicieron con ella, “porque adentro se siente bien feo. Estuve en el reclusorio sin tener culpa y espero que ya no lo vuelvan a hacer con la gente como yo, que no tengo la culpa”.
Relató que vivió muchas cosas buenas y malas en su reclusión, pero nunca perdió la esperanza.
Denunció que hubo quienes dijeron que la ayudarían pero la engañaron, como una asociación civil que trabajó en coordinación con la Secretaría de la Mujer con la intención de retirar de la defensa a las activistas Castillo Salgado y la presidenta de Camino con Alas, Eva Estrada García, que la acompañan desde 2010.
Adelantó que ahora sólo quiere volver a ver a sus dos hijos que viven con sus abuelos en El Camalote, municipio de Ayutla, trabajar y llevárselos a otro lado. Añadió que tuvo otro hijo en prisión con una pareja que la apoyó y con quien vivió en unión libre.

La condena

Adriana comentó que en el momento en que la acusaron y la llevaron a prisión no entendía cómo fueron ocurriendo las cosas porque no hablaba español, “porque no sabía, no tenía quién me orientara, por eso estaba ignorante”.
Castillo Salgado dijo que cuando las autoridades comunitarias la llevaron al MP también acusaron al padre del producto, Virgilio Ortega Cruz, que no era su esposo, como cómplice de homicidio. Sin embargo salió luego de ocho meses porque el juez desechó las mismas pruebas que se usaron en contra Adriana; además de que él sí contó con buenos abogados.
Es decir, en la averiguación previa aparecen como testigos de cargo el papá y el tío de Adriana, el primero que no hablaba nada de español, y el segundo que entendía muy poco, sin embargo sus declaraciones eran idénticas en el expediente y en el juicio negaron haber hecho esas declaraciones, y el acusado salió absuelto.
Mientras, el abogado de oficio de Adriana recurrió a una apelación del auto de formal prisión “pésima”, pues alegó que la mujer casi no hablaba español, era indígena, analfabeta y católica, por lo tanto podría arrepentirse de lo que había sucedido y redujeron su condena a 22 años.
Así recurrió al amparo el Centro Las Libres que con el CIDE tenían una campaña por la defensa de las mujeres en prisión por interrupción del embarazo, en Guanajuato.

El encarcelamiento

La joven recordó que al siguiente día del aborto que enfrentó sola en su casa, sin una partera ni atención médica, el comisario de El Camalote llamó con bocinas a todo el pueblo hasta la casa de sus padres para obligarla a decir en dónde había enterrado el producto de su embarazo, que estimaba tenía unos seis meses. También la obligaron a decir quién era el padre, que hasta entonces se había negado a confesar.
Ese día la llevaron al MP que ordenó los peritajes para determinar que el producto había vivido al menos 12 horas, pero que por falta de pericia en el manejo había fallecido. Sin embargo, Silvia Castillo cuestionó los métodos arcaicos y sin ningún rigor científico de la Procuraduría estatal.
En la prisión de Ayutla, donde estuvo más de dos años, dijo que era la única mujer y se sentía aislada porque no entendía lo que hablaban a su alrededor.
Aún cuando tuvo mayor manejo del castellano consideró que cuando le hacían preguntas sobre su proceso contestaba cosas que no correspondían , “me sentí mal porque todo el tiempo estaba con gente que no entendía lo que decían, (no sabía) cómo iba a ser para salir”.
Reconoció que pidió su cambio a Chilpancingo a pesar de que su familia estaba más cerca de Ayutla porque no había otras mujeres con quién hablar y desahogarse, aunque ahí tuvo una celda para ella sola, por ser mujer.
Reveló que en Chilpancingo la situación fue más violenta, pero encontró compañía y actividades de recreación. Eva García reveló que Adriana sufrió violencia intrafamiliar del hombre con el que se casó, después del hombre con el que se relacionó cuando la abandonó al enterarse de que estaba embarazada.
La joven consideró que así como muchas personas se acercaron a ella en prisión para decirle que la iban a ayudar y la engañaron, hoy habrá quienes la feliciten por su libertad, aunque nunca vieron por ella.
Consideró en que llegará el tiempo en que la busquen para pedirle su colaboración, pero tal vez en esta ocasión no esté muy interesada en ellos, en alusión al gobierno del estado que comenzó a promocionar su caso mediante boletines de prensa.

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